El Gobierno federal, que encabeza Andrés Manuel López Obrador, no puede permanecer indolente ante el embate de la crisis económica y la inflación que golpea al país y a los bolsillos de todos los mexicanos, pero que afecta severamente a los que menos tienen, a los que destinan casi la totalidad de sus ingresos para adquirir algo de la canasta básica, a los que están sumidos en la pobreza y que siguen a la espera de la igualdad social.
Alerta, pero no sorprende, la advertencia que la Oxfam México señaló en la que nuestro país se caracteriza por la desigualdad y la inflación en los alimentos, generando una crisis en los hogares más pobres, porque es una realidad que se vive del diario, es luchar para sobrevivir, es tener la capacidad de que con los pocos recursos que se tienen se pueda encontrar la manera de subsistir.
Sin embargo, López Obrador, en lugar de mejorar la calidad de vida de la ciudadanía, prolonga más la brecha de desigualdad social, pero, lamentablemente, no toma en cuenta y tampoco hace un análisis de los datos aportados por la Oxfam, que señala que entre 2019 y 2021, de cada 100 pesos de riqueza generada en el país, 21 se quedaron en el bolsillo del uno por ciento de la población, los más ricos de México. Y 40 centavos quedaron en el 50 por ciento de la población, que son los más pobres. Mientras que los más ricos de México contribuyen con el 0.03 por ciento de la recaudación total.
Grosso modo, el aumento generalizado de precios se concentró en los alimentos, todos los noticiarios dan cuenta de ello, de lo caro que está el huevo, el pollo, las verduras, productos de la canasta básica, y ello provocó una crisis aún peor en los hogares más pobres del país.
De ahí, que en su informe “Desigualdad en México ¿Quién paga la cuenta frente a la crisis?”, se enfatice que actualmente hay 43.9 millones de personas viviendo en pobreza y 8.5 millones en pobreza extrema, números que se dispararon en más de cuatro millones a raíz de la pandemia, que hundió en la pobreza a los pobres, llevándolos a la pobreza extrema.
Enoja que, en contraste, alrededor de 15 millonarios, con sus abundantes recursos, transiten el periodo de inflación sin sufrir una crisis; son los que tienen tarjetas de crédito, acceso al financiamiento y ahorros, a diferencia de las personas de escasos recursos.
Esa crisis sanitaria provocó que millones de personas trabajadoras perdieran su empleo, pero ahora enfrentan una severa inflación que precariza sus condiciones laborales, son trabajadores que están en la formalidad y en la informalidad, que tienen un incremento en el endeudamiento de los hogares y del que tendrán muchos problemas para salir de ella.
Por ello, es indispensable el actuar pronto y eficaz de las autoridades gubernamentales para emprender acciones que frenen la inflación e impedir que más gente padezca las consecuencias, como el sumarse a la escalofriante estadística de la pobreza y la pobreza extrema.
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