Contrario a las recomendaciones de la Organización de las Naciones Unidas a través del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), que defiende con convicción que promover los derechos del niño y cuidar de los más pequeños de todo el mundo constituye la base del desarrollo humano, sin embargo, en Quintana Roo alarma que haya alrededor de 18 mil menores en situación de calle, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en su más reciente estudio.
Se sabe que en México hay un grave déficit de información en materia de menores en situación de calle, y Quintana Roo no es la excepción, en especial, Cancún, la capital económica del Estado, una ciudad que muestra distintos rostros sociales, por un lado, la zona hotelera, inundado de turistas y diversión y por el otro, las colonias y avenidas principales, donde hay de todo, desde gente sin hogar deambulando en las calles, hasta niños vendiendo dulces y en lo que va de este año, se incrementó el número de infantes ofreciendo dulces y chicles a los transeúntes.
Aunque no hay cifras concretas, lo que sí sabemos es que existe un elevado índice de niños en situación de abandono en este polo turístico: algunos que decidieron salirse de sus hogares porque sufrían de violencia y muchos otros, si no la gran mayoría, abandonan la escuela para emplearse en algo, para contribuir con unos cuantos pesos en el gasto familiar, porque con lo que obtienen sus padres no les alcanza para mucho, porque los precios de la canasta básica han incrementado drásticamente, así como los servicios básicos elementales.
Desde el momento mismo que muchos padres de familia no inscriben o sacan a sus hijos de los centros escolares, obedece a que no tienen los recursos económicos para hacerlos porque muchos de estos no tienen ni para la comida de su familia, a eso obedece la deserción escolar.
Son datos muy duros pero reales, aunque el presidente de la 4T, Andrés Manuel López Obrador, no lo quiera aceptar y se niegue a reconocerlo, porque ello implicaría admitir que en sus poco más de cinco años de gobierno sus políticas sociales no han funcionado, que su cacaraqueado cambio para bienestar de los más necesitados han sido palabras, que sus programas no benefician a quien verdaderamente lo requiere y el resultado es lo que ha dado a conocer recientemente el Inegi, de que en Quintana Roo aumente estrepitosamente el número de menores en situación de calle y por otra parte la pobreza cubre con su manto a la gran mayoría del país y asienta sus reales en nuestra entidad.
Ante la gravedad del trabajo infantil que se ha detectado, el Gobierno del Estado que encabeza Mara Lezama Espinosa, está obligado a intervenir, debe crear las condiciones y mecanismos necesarios de apoyo a esas familias, porque no se puede permitir que la infancia de esos pequeños sea de trabajo, de responsabilidades y de sufrimiento.
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