El pasado 10 de mayo, miles de mujeres se manifestaron en las calles de la Ciudad de México con la consigna de que hay "poco que celebrar, mucho que pedir". En la manifestación, que denominaron Marcha de la Dignidad Nacional, que partió del Monumento a la Madre hacia el Ángel de la Independencia, exigieron a las autoridades mexicanas que amplíen sus esfuerzos en la búsqueda de personas desaparecidas.
La marcha fue una respuesta para refutar la inacción de las autoridades del Gobierno federal en turno, respecto de la violencia, inseguridad y desapariciones en el país. Miles de madres de familia gritaban el nombre de sus hijos y recordaron que en México no hay una política seria de las autoridades de gobierno para frenar los que denominan lacra social.
México superó las 100 mil 250 desapariciones de personas, de acuerdo con el Registro Nacional de Personas Desaparecidas o No Localizadas, teniendo como uno de los puntos más graves, con la corona del deshonor, a la Ciudad de México, seguida de Jalisco, Estado de México, Tamaulipas, Sinaloa, Guanajuato, Aguascalientes, Quintana Roo, Nuevo León y Durango.
Los estados que se encuentran con los primeros lugares en desapariciones de mujeres son Chiapas, Guanajuato, Estado de México, Ciudad de México y Jalisco. Nuevamente vuelve a aparecer la Ciudad de México, lugar presentado por AMLO como el edén terrenal por ser el gobernado por su corcholata favorita para sucederlo en la presidencia, Claudia Sheinbaum, la que ha tratado en repetidas ocasiones en su afán desesperado por cambiar su pésima imagen que tiene ante los capitalinos, como López Obrador, de presentar otros datos. Recientemente, la morenista salió a presumir que "la Ciudad de México es una de las más seguras, incluso que ciudades como Nueva York, Nueva Orleans, Los Ángeles y Bogotá".
"El 18 de mayo del año en curso en la Ciudad de México, los registros oficiales contabilizaron 3,663 personas desaparecidas. Cinco días después, el 23 de mayo, los registros contabilizaban 11 mil 51. Es decir, que en menos de una semana la cifra de seres humanos desparecidos en la capital de México se triplicó", según información de la cadena alemana DW.
Además, la jefa de Gobierno omitió decir que el principal delito en la CDMX es el robo en transporte público que afecta principalmente a los habitantes de Tláhuac, Iztapalapa y GAM, que son las alcaldías más pobladas. Durante el primer trimestre de 2022 las cifras oficiales reflejan un repunte en robos en el Metrobús, el Metro, microbuses y taxis y ese es solo un dato, porque hay más, incluidos los feminicidios que se excluyen de su análisis, y el dato que mencioné renglones más arriba sobre desapariciones.
Otro dato importante, que vuelve a esta situación mucho más preocupante, es que según los registros del INEGI, solo el 10 por ciento de las desapariciones son denunciadas en nuestro país, por lo que podemos concluir que en realidad han desaparecido un millón de personas.
Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la delincuencia organizada se ha convertido en el perpetrador central de las desapariciones, que al amparo del máximo poder de la República con López Obrador a la cabeza, han convertido a México en un río de sangre, en donde la sangre de muchos de nuestros compatriotas corre sin que haya poder humano que le ponga un alto.
En nuestro país con la 4T gobernando, existe una alta impunidad en el delito de desapariciones, pues no hay interés por buscar a las víctimas y las familias que han perdido a un ser querido como un hermano, hermana, padre, madre o hijo tienen que aguantar la ausencia de sus seres queridos, puesto que el presidente de la república ha decretado a través de su púlpito mañanero por donde todas las mañanas atormenta con sus ocurrencias a quienes lo ven, "abrazos no balazos", "hay que proteger a los delincuentes, porque también son seres humanos".
Las autoridades de gobierno demuestran su ineptitud y complicidad con las bandas criminales; están rebasadas por la violencia y no ofrecen soluciones efectivas para contenerla. Las promesas que hizo López Obrador en campaña no solo de acabar con la inseguridad en México, sino también del crecimiento del 4 por ciento de la economía, de no al alza de la gasolina, de un sistema de salud de primer mundo, cada vez está más lejos de alcanzarse.
AMLO y su camarilla de focas aplaudidoras están más preocupados en seguir engañando al pueblo con promesas de cambio, mientras tanto, las familias a los que el crimen les ha arrancado a un integrante de su núcleo, se encuentran indefensos ante la ineficiencia e insensibilidad de un presidente al que le preocupa más el bienestar de los propios delincuentes y al que las desapariciones, violencia contra las mujeres y asesinatos de mexicanos no significan más que cifras a las que urge maquillar para que su popularidad no caiga.
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