Ningún acontecimiento social es obra de la casualidad. La economía es la base de toda sociedad y, por tanto, el hilo conductor de todos los fenómenos que ocurren en el mundo, situación que explica el actuar de gobernantes de las naciones poderosas, como los llamados países de Occidente.
Esta es la razón por la que países imperialistas como Alemania, Reino Unido, Francia, Italia, España, Japón, Canadá, Islandia, Portugal, Noruega, Polonia, Países Bajos, Dinamarca, etcétera, encabezados por los Estados Unidos de Norteamérica, en actitud por demás beligerante y abusiva, tratan de apoderarse a como dé lugar de las economías de todos los países del planeta.
En el artículo 5º de la ley de la OTAN señalan los imperialistas: “Un ataque armado contra uno o varios de ellos en Europa o América del Norte se considerará un ataque contra todos".
Para lograr su objetivo, como es natural, siempre han puesto en práctica los aspectos ideológicos y jurídicos, y cuando estos no les dan resultado, echan mano de la fuerza utilizando el poder militar. Así es como en abril de 1949, Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, Francia y otras ocho naciones más, crearon la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
A decir de estos doce países creadores, la OTAN, que tiene su sede en Bruselas, Bélgica, es una alianza militar internacional de defensa europea y norteamericana, creada debido a la intensificación de la Guerra Fría, para proteger a sus países de la amenaza que supuestamente representaba la Unión Soviética, y contrarrestar la expansión del comunismo tras la Segunda Guerra Mundial.
Actualmente, la OTAN está integrada por 32 países y aparentemente sus objetivos son garantizar la libertad, la seguridad y promover la estabilidad. En el artículo 5º de su ley, señalan los imperialistas: “Un ataque armado contra uno o varios de ellos en Europa o América del Norte se considerará un ataque contra todos".
Pero, ¿quién, qué otra fuerza o qué otro país los va a atacar, si son precisamente ellos los que se han abrogado el derecho de intervenir en los asuntos de todos los países del mundo y de matar “legalmente”?
¿Era necesaria la creación de un nuevo organismo como la OTAN cuando ya existe la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que incluye a todos los países del mundo, con su propio Consejo de Seguridad, integrado por representantes de varias naciones para hacer respetar y garantizar su derecho a decidir sus propias formas de gobierno, perseguir su desarrollo económico, social y cultural, y estructurarse libremente, sin injerencias externas, según el principio de equidad, como lo establece el derecho de autodeterminación de los pueblos?
Claro que no. Pero como sucede siempre y en todos lados, los poderosos tratan de imponer su voluntad, de decidir y de hacer lo que les venga en gana, aplicando sus propias leyes, decidiendo incluso la vida o la muerte de las personas, con artillería terrestre, marítima y misiles de corto y largo alcance, incluidos actos de terrorismo contra inocentes.
Así lo hizo el pasado viernes 22 de marzo, un grupo de individuos vestidos de camuflaje en la sala de conciertos Crocus City Hall, en Krasnogorsk, ciudad cercana a Moscú, donde lamentablemente 144 personas fallecieron al ser brutalmente masacradas con fusiles de asalto y más de 150 permanecen gravemente heridos, por el ataque presuntamente ordenado, según va resultando de las investigaciones a los atacantes, luego de ser detenidos por el gobierno ruso, al momento de ingresar a Ucrania, con el respaldo de los países de la Unión Europea y la OTAN.
Lo trágico y lamentable es que en el mes de febrero del año pasado, políticos y gobiernos de todo el mundo, incluidos algunos de México, como Querétaro, Jalisco y Nuevo León, a un año de iniciado el conflicto provocado por neonazis y terroristas de la OTAN, por ignorancia o convicción, iluminaron durante varios días, edificios de Gobierno y monumentos emblemáticos de varios países, como la Torre Eiffel en Francia, el Coliseo Romano o el Tejado de la Ópera de Sídney, con los colores de la bandera de Ucrania, en protesta y solidaridad, por la supuesta invasión de Rusia a este país, gobernado por un mercenario llamado Selenski, pero se abstuvieron de protestar y de manifestar la misma solidaridad con las inocentes víctimas del Crocus Hall.
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