¿Sacrificarse por los demás? ¿Lo has hecho alguna vez, amigo lector? Solemos tener una visión elevada de quienes son capaces de renunciar a sus intereses personales o, incluso, familiares, en aras de algo mucho más elevado y trascendente: el interés general. Pero no todas las veces estamos dispuestos a tales retos. Dejar nuestro estilo de vida por labores humanitarias y sociales no es sencillo, pero es una necesidad si queremos un mundo mejor para nosotros y las generaciones venideras. Esto precisamente hacen los líderes del Movimiento Antorchista día a día, aun cuando se enfrentan a mil dificultades; siempre con su actividad en pueblos y colonias, se busca la manera de ayudar sin condición a nuestros hermanos de clase, los que menos tienen.
La tarea principal de los líderes sociales debe ser la de apoyar a la gente humilde, la que menos tiene, con el único objetivo de que mejore su condición de vida. Y una forma de ayudarla es gestionando apoyos en medicina, con traslados o haciendo trámites para descuentos en hospitales públicos, entre otras casas.
Antorcha forma líderes emanados del pueblo, preocupados por la situación que vive el país, miles de familias viven en el abandono, en extrema pobreza, que carecen de un lote propio, que les permita construir una casa digna para su familia. Sabemos que una de las más sentidas demandas de las familias es su vivienda, pues el hecho de no tener una vivienda propia, significa no sólo una mala calidad de vida sino sufrimiento constante; pagar renta es una preocupación perene: si se tiene o no para cubrir ese compromiso con el rentero y no correr el riesgo de ir a dar a la calle. Desgraciadamente el problema de vivienda es un problema inherente, es propio, de este modelo neoliberal que concentra la riqueza en pocas manos sin importar las necesidades de las mayorías, modelo, que, por cierto, ha venido a reforzar el mal Gobierno de la 4T con AMLO.
El Movimiento Antorchista ha formado colonias e impulsando que cuenten éstas con los servicios básicos como drenaje, agua potable, electrificación e infraestructura educativa. Lograr esto no es fácil, ya que los gobiernos (y el de la 4T no es la excepción, muy al contrario, lo ha agudizado) son insensibles, y no le ponen atención al problema de vivienda de la gente humilde, pues dejan que la gente, como se dice, “se rasque con sus propias uñas”. El salario del trabajador, a pesar de ser el creador de toda la riqueza, es mísero y no le permite adquirir una vivienda, apenas le alcanza para medio alimentarse y medio vestir. Es ahí donde Antorcha hace hincapié que la gente humilde debe saber su papel que ocupa en la sociedad, así como emprender una lucha organizada por lograr mejorar sus condiciones de vida y su problema de vivienda, un derecho constitucional que tenemos los mexicanos.
Antorcha lucha por organizar y concientizar al pueblo trabajador para que en un momento dado tome el poder político por la vía democrática. Hoy Antorcha aglutina a más de 3 millones de mexicanos que luchamos mejorar las condiciones de los que menos tienen.
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