Con motivo del Día Internacional de la Mujer que se conmemoró el día de ayer 8 de marzo, vale la pena hacer alguna reflexión de los tres años de gobierno de la 4T en materia de programas orientados a la mujer, pues al declararse de izquierda puede suponerse en automático la atención a las demandas del movimiento feminista pero no es así. Antes de abordar el tema específico veamos primero algunos antecedentes históricos de la fecha conmemorativa.
A mediados del siglo XIX era ya creciente la participación de la mujer en la producción industrial, sobre todo en la industria fabril, por eso no fue tan sorpresivo que un 8 de marzo de 1857 miles de obreras textiles, mujeres trabajadoras valientes, se enfrentaran a quienes los explotaban y en grupo compacto alzaran la voz para defender sus derechos laborales, me refiero al simbolismo que representaron las “garment workers” (trabajadoras textiles) en Nueva York.
Más adelante, en 1908, nuevamente miles de trabajadoras inundaron las calles de la misma ciudad para exigir un aumento de sueldo, menos horas de trabajo, el derecho al voto y prohibición del trabajo infantil, con su slogan “pan y rosas”. Para entonces el movimiento obrero cobraba auge y esas demandas se convirtieron en un arma de lucha del movimiento socialista a nivel internacional, con figuras emblemáticas como fueron Clara Zetkin y Rosa Luxemburgo. Es a partir de la conferencia de Copenhague de 1910 cuando queda establecido en Europa el mes de marzo para conmemorar el día internacional de la mujer trabajadora. Más tarde se hizo extensivo al resto de continentes, hasta que finalmente quedó definido el día 8 de marzo por la ONU en el año de 1975.
Retomando el hilo, año con año, se conmemora por diferentes sectores este aniversario como una fecha relevante, se realizan protestas y se exige igualdad de derechos políticos, laborales, etc.; además se exige un alto a la violencia y a los feminicidios, lucha totalmente justificada. Por su parte los funcionarios de diversas dependencias oficiales hacen compromisos, firman convenios, se hacen lo más sensibles y todos de palabra respaldan la lucha de los diferentes colectivos de mujeres. Sin embargo, la realidad es otra, más cruda, a pesar de que López Obrador dice que su gobierno ha apoyado a las mujeres “como nunca”.
Veamos algunos datos. Desde 2019 le fue recortado el 75% del presupuesto al Instituto Nacional de las Mujeres, además de otros 11 programas que tienen que ver con el cuidado, la atención y la defensa de ese sector, por ejemplo: las estancias infantiles, los refugios para atender mujeres violentadas y, más recientemente, el cierre de las escuelas de tiempo completo, afectado a madres trabajadoras. Así mismo, según datos de la Secretaría del Sistema de Seguridad Pública, 2021 fue el año más violento para las mujeres en el país, pues sumando feminicidios y homicidios dolosos murieron 3 mil 750 mujeres víctimas de la violencia. En síntesis, pobreza, desigualdad y violencia, así podría resumirse la situación de la gran mayoría de mujeres mexicanas, mayormente entre los grupos más vulnerables como las mujeres indígenas.
Por consiguiente, dada esta difícil situación por la que atraviesan las mujeres mexicanas es hora de que los diferentes movimientos feministas hagamos causa común para luchar juntas, al lado de la sociedad entera, por una verdadera igualdad de derechos, misma que nos lleve a alcanzar una vida verdaderamente digna, donde todas y todos tengamos asegurado el trabajo bien remunerado, salud, educación, vivienda, etc., en fin seamos respetadas y se garantice la seguridad de toda la población, sin distinción de sexo ni minorías.
0 Comentarios:
Dejar un Comentario