MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Con Morena, inseguridad al alza en Chimalhuacán e Ixtapaluca, Estado de México

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Desde la llegada de los gobiernos morenistas a los municipios mexiquenses de Chimalhuacán e Ixtapaluca, se anticipaban los posibles malos resultados en donde se habían logrado importantes avances, tanto en la construcción de infraestructura y servicios brindados, como en el tema de la seguridad pública.

Más de dos años después de iniciada la gestión de Morena en los municipios que “tradicionalmente” fueron gobernados por el priismo, ya se puede hacer una evaluación que permita prever lo que se espera por el resto de su Gobierno, menos de un año, y lo que puede ocurrir si es que los actuales presidentes municipales se reeligen o que, nuevamente, gane un candidato salido del partido en el poder. 

Chimalhuacán e Ixtapaluca son dos municipios importantes tanto por el número de su población y por los avances que había en los temas referidos, particularmente en el de la seguridad.

En los dos primeros años de gobierno morenista e Chimalhuacán, la ausencia de obra es otro de los reclamos sociales: no hay pavimentación ni redes de agua potable.

Para junio de 2021, ambos municipios figuraban en el Reporte de Incidencia Delictiva del Primer Semestre de 2021, un reporte en conjunto de Laboratorio de Seguridad Ciudadana (Edomex), la Red Nacional de Observatorios y el Observatorio Nacional Ciudadano, que los ubicó en el  lugar 58º y 65º. 

Tampoco es que sean los mejores números, pero sí reflejaba la preocupación por dar seguridad a sus ciudadanos. Para diciembre de 2023, dos años de gobiernos morenistas, el Semáforo Delictivo que publica el Gobierno del Estado de México, Chimalhuacán ocupó el cuarto lugar de los municipios donde hay más inseguridad, en tanto que Ixtapaluca mereció el sexto sitio. 

Esta es una medición de números contantes y sonantes; el primero avanzó 54 posiciones como el  más inseguro, en tanto que el segundo, subió 59 escalones, gracias al no trabajo en materia de seguridad en ambas demarcaciones, esto significa que las familias están más inseguras y hay más muertos.

El 18 de diciembre de 2021, en la toma de protesta como gobernante electo del morenista Felipe Arvizu en Ixtapaluca, anunció delirante: “La historia de Ixtapaluca comienza hoy”. Y tenía razón, sólo que esa historia la están escribiendo los muertos y los ciudadanos que viven acosados por la violencia y que, seguramente, al alcalde de la tierra “donde se moja la sal”, la no atención que presta a estos vergonzosos números, no le quita el sueño y, seguramente, piensa que la reelección, por la que ha  manifestado su interés, la tiene asegurada merced a la política presidencial de la compra de votos más descarada mediante un mecanismo llamado “Pensiones Bienestar”. 

Algo similar le ocurre a su correligionaria, la morenista Xóchitl Flores, en Chimalhuacán, el cuarto lugar en el ranking de los municipios con mayor incidencia delictiva, sería motivo de preocupación, pero no ocurre así.

En Chimalhuacán, el esfuerzo por disminuir la incidencia delictiva de los “gobiernos anteriores” al morenismo tuvo su resultado: ocupar el lugar 58 entre los 125 municipios mexiquenses fue el resultado de un trabajo combinado entre el fomento a la educación, con la construcción de escuelas de todos los niveles o programas para erradicar el analfabetismo y, en seguridad pública, fue la profesionalización y vigilancia del desempeño de los cuerpos policíacos, lo que permitió mejorar su desempeño.

Para los dos primeros años de gobierno morenista en Chimalhuacán, la ausencia de obra es otro de los reclamos sociales: no hay pavimentación ni construcción de redes de agua potable en los nuevos asentamientos o escuelas. Al arribo de la nueva administración, los votantes esperaban grandes obras, merced a la ocupación del mismo partido en la presidencia de la república, pero no ocurrió así. Por el contrario, obras simbólicas para los chimalhuaquenses sufren el desinterés gubernamental: por ejemplo, están abandonados el Guerrero Chimalli y el Planetario.

En lugar de mejores expectativas, Chimalhuacán padece muchos problemas: se destacan la inseguridad y el desabasto de agua potable. Este último, como documentó el semanario Buzos de la noticia en su edición del 4 de febrero, se ha venido agravando y no se ve que el gobierno municipal pueda resolver el problema, por eso, las manifestaciones de inconformidad se repiten todos los días, pues el desabasto lo mismo afecta a una colonia, a un preescolar que a una institución de nivel superior.

A los directivos se les nota la improvisación y la ignorancia sobre el tema del agua y su infraestructura: en una sesión de atención a la ciudadanía, en la que fuimos testigos, su directora no atinaba a dar respuesta ni explicó la situación.

Combatir la delincuencia no es tarea sencilla. Para la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex): es “fundamental fortalecer las capacidades de las fuerzas de seguridad y mejorar su coordinación a nivel federal, estatal y municipal”, es decir, incrementar y fortalecer los cuerpos policiacos, es la corriente que apuesta por la persecución y detención de los delincuentes.

Por otro lado, está la corriente que asegura que se debe combatir la inseguridad elevando el nivel de vida de la población, generar bienestar social y atender a la juventud, sin duda esta requiere más tiempo y más esfuerzo.

Parece que la primera de las corrientes es la dominante en el pensamiento de Morena y sus gobiernos de todos los niveles. Así se explica que “para 2024, último año del gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, el presupuesto de las secretarías de la Defensa Nacional (Sedena); Marina (Semar) y de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC), en su conjunto, tendrían un alza de 64 % en términos reales” (El Economista, septiembre 10 de 2023).

También así se explica por qué la munícipe de Chimalhuacán, la morenista Xóchitl Flores, presume con tanta algarabía la construcción de un C4 (modernas instalaciones para combatir a la delincuencia), justo enfrente del edificio de la Comandancia de Seguridad Pública, mientras que humildes colonos le piden mejorar las escuelas, pero para ellos simplemente no hay recursos.

Por ejemplo, cómo entender que a un preescolar le nieguen la construcción de sus baños, a otro la dotación de agua potable, o al otro que se le construya su drenaje y para todos ellos no hay respuesta favorable; es más, ni siquiera atención. Así son las cosas con los gobiernos de la “esperanza”.

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