La educación en México, como ya se ha documentado, ha ido en declive, tendencia que se agravó a raíz de la pandemia, sin embargo, hasta el momento el gobierno de Andrés Manuel López Obrador poco hace para remediar esta situación.
En todas las evaluaciones nacionales o mundiales, México siempre va al final, lo que queda claro es que no se prioriza la educación, como ejemplo basta referir el cierre de las Escuelas de Tiempo Completo (ETC), que sólo de un plumazo las borró el Gobierno de la Cuarta Transformación, sin ver sus afectaciones.
Sumando la desaparición del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), encargado de coordinar en México la implementación PISA, sustituido por la Comisión Nacional para la Mejora Continua de la Educación en 2019.
Según datos, desde el año 2000, México participó en la prueba PISA con una muestra de 5 mil 276 estudiantes de 15 años en 183 escuelas. Pero para 2003 la cifra aumentó a 29 mil 983 estudiantes de mil 114 planteles de todo el país.
En 2003, sólo 0.4 por ciento de los estudiantes participantes en la prueba se colocó en los niveles 5 y 6. Obtuvieron resultados de excelencia, mientras que 65.9 por ciento se colocó en el nivel 1 o menos, esto es, con logros insuficientes. Un 33.7 por ciento se ubicó en los niveles 2, 3 y 4.
Mientras que la evaluación de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), de 2003, colocó a México detrás de todas las naciones de este organismo internacional y delante sólo de Túnez, Brasil e Indonesia.
El país concentra 37 por ciento de los alumnos en los niveles bajos (1a, 1b y debajo del nivel 1b), 54 por ciento en los intermedios (2 y 3) y sólo 9 por ciento en los niveles altos.
En 2012, en matemáticas, el promedio de México de 413 puntos lo ubica por debajo de Portugal, España y Chile, a un nivel similar al de Uruguay y Costa Rica, y por encima de Brasil, Argentina, Colombia y Perú.
Con estos datos deja más sentado que la educación de México va de mal a peor, y que ésta se agravó a raíz de que Morena llegó al poder.
Lo anterior deja claro que haber puesto a Morena como la fuerza política en el gobierno, representada por López Obrador, no fue la solución, sino que agravó los males que de por sí ya tenía México. Ante ello, los mexicanos, el pueblo, debe de organizarse y luchar contra estos males que agravó Morena, de no hacerlo, seguiremos cavando nuestra propia tumba.
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