Una vez más, y bajo otro color partidario, a los hidalguenses humildes no sólo les negaron nuevamente obras y servicios esenciales para sus comunidades marginadas; lo más grave es que el Gobierno de Hidalgo, encabezado por Julio Menchaca Salazar, militante de Morena, impidió que miles de personas llegaran al recinto ferial de Pachuca, donde el gobernador rindió su informe.
Durante la promoción de su Segundo Informe de Gobierno, Menchaca afirmó que ha sido un ‘gobernador de territorio y no de escritorio’, aseguró que sus acciones responden a las verdaderas necesidades del pueblo.
De ninguna manera los manifestantes buscaban generar conflictos; su único objetivo era abrir un diálogo con Menchaca Salazar para exponerle nuevamente las necesidades urgentes que ya le habían planteado poco después de que asumió el Gobierno, en septiembre de 2022.
Durante la promoción de su Segundo Informe de Gobierno, Menchaca afirmó que ha sido un “gobernador de territorio y no de escritorio”, aseguró que sus acciones responden a las verdaderas necesidades del pueblo.
Sin embargo, la presencia de miles de personas en las carreteras hidalguenses, desde la madrugada del 6 de septiembre, demuestra lo contrario: el morenista no ha dado soluciones a los problemas que aquejan a la gente, y en su lugar, ha violado el derecho constitucional a la libre manifestación.
Los inconformes fueron retenidos en las carreteras de acceso a la capital mediante retenes policiacos que bloquearon su llegada para evitar que “molestaran” al gobernador durante su informe.
Esos discursos llenos de promesas y soluciones, tan frecuentes en boca del mandatario morenista en estos dos años de gobierno, al igual que los pronunciados en las conferencias mañaneras por el presidente López Obrador, hicieron creer a los manifestantes que Menchaca tendría una actitud más abierta y sensible que la del anterior gobernador, Omar Fayad.
Sin embargo, Fayad también maltrató a los hidalguenses: dejó a muchos en condiciones más desfavorables que cuando comenzó su administración en 2016. A lo largo de su mandato, una y otra vez Fayad se negó a realizar las obras necesarias en las comunidades marginadas, despreciando así a los hidalguenses más vulnerables y, como recompensa por su gestión apegada a López Obrador, al concluir su mandato, Morena designó a Fayad como embajador de México en Noruega.
El pasado 6 de septiembre, se derrumbaron todas las esperanzas de cambio que los hidalguenses depositaron en Menchaca cuando le otorgaron sus votos el 5 de junio de 2022.
Julio Menchaca resultó tan insensible como Fayad, quien también reprimió a los sectores más necesitados cuando éstos realizaron manifestaciones públicas para exigir redes de agua potable, drenaje, pavimentación y electricidad, entre otros servicios vitales.
Al igual que Fayad, Menchaca sigue la línea de López Obrador de negar obras y servicios a los más desprotegidos y ha dedicado su administración a atropellar los derechos humanos de quienes se atreven a alzar la voz, como quedó demostrado el pasado viernes 6 de septiembre.
Con Menchaca a la cabeza la represión morenista continúa. A los antorchistas que intentaron llegar al Recinto Ferial de Pachuca los esperaba un grupo de choque de la Federación de Organizaciones Independientes del Estado de Hidalgo (Foideh), el cual estaba armado con palos y cuchillos.
Aparte de los policías que bloquearon el acceso a la capital, el gobernador también recurrió a estos golpeadores, preparados para agredir a los manifestantes si lograban acercarse.
El gobernador morenista de Hidalgo no fue el primero en aplicar esta táctica represiva; en octubre de 2023, el recién nombrado jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Martí Batres, también morenista, utilizó granaderos para encapsular y golpear a una manifestación pacífica de capitalinos que se dirigía al Congreso de la Ciudad de México.
No importó que entre los manifestantes hubiera mujeres, niños o jóvenes; todos fueron agredidos por el simple hecho de exigir servicios básicos.
Es evidente que Morena no sabe gobernar. Se ha limitado a repartir dinero —que, si bien ayuda a los más vulnerables, no resuelve los problemas de fondo—, pero reprime a quienes demandan que los gobernantes cumplan con su obligación de ofrecer obras y servicios que mejoren la calidad de vida de los más desprotegidos.
Una vez más, queda al descubierto la falsedad de la frase acuñada por el presidente, quien ha convertido la política en una herramienta de manipulación.
Los antorchistas no se dejan engañar. A pesar de las represiones que han sufrido y siguen sufriendo, continuarán luchando para que la gente logre una vida digna. Esta lucha sólo será efectiva si se logra un cambio en el modelo económico y si son los propios mexicanos, verdaderamente comprometidos con el bienestar del pueblo, quienes tomen las riendas del poder. Sólo así se podrá dejar atrás la demagogia que hoy prevalece.
0 Comentarios:
Dejar un Comentario