Pasadas las elecciones del 2018, muchos esperaban la tan cantada Cuarta Transformación, que terminaría en primer lugar, según el presidente, con la corrupción, señalada como el principal problema del país. La realidad fue diferente: cinco años de administración fueron suficientes para ver que la corrupción, lejos de disminuir, aumentó. Ahora, con el ingrediente de que se vieron involucrados hijos y familiares de AMLO, le siguieron varios grandes problemas, como el crecimiento de la inseguridad, el aumento de los feminicidios, el gran número de desaparecidos, un sistema de salud contrario a lo prometido que ocasionó que, por falta de prevención, murieran más de 800 mil personas. El retroceso en educación llevó a México a ocupar los últimos lugares en el mundo en matemáticas, además del hecho de que muchos niños tienen que caminar kilómetros para ir a la escuela. El retroceso en la política social al cortar de tajo varios programas que, a pesar de los errores, ya habían localizado al padrón de gente que necesitaba el apoyo, fue otro golpe. La nueva administración los dejó olvidados. Además, la enorme cantidad de gente que votó con los pies al tener que huir a Estados Unidos por hambre y por miedo.
Las revoluciones y transformaciones que realmente benefician a los pobres, a las naciones y al pueblo en general, las hacen las masas populares con la participación de un pueblo organizado, disciplinado y educado políticamente
Estos acontecimientos y el hecho de abandonar el aeropuerto de Texcoco, aunque salió más caro pagarlo que si lo hubieran construido, serían hoy un gran fracaso. El Tren Maya, que tiene más de 450 millones sin comprobar, además del daño al ecosistema; la refinería de Dos Bocas, que estuvo mal ubicada; la inflación, que aumentó de 4.8% en 2018 a 7.8% en 2022.
Todos estos datos nos dicen que la administración de AMLO fue de cuarta y no podía ser de otra manera, como los antorchistas lo sabíamos desde hace ya mucho tiempo por consejos de nuestros dirigentes que ya lo habían anticipado. Ahora estamos más seguros y convencidos de que las revoluciones sociales que pudieran transformar positivamente a un país no las hacen los individuos, las personalidades como AMLO. Las revoluciones y transformaciones que realmente benefician a los pobres, a las naciones y al pueblo en general, las hacen las masas populares con la participación de un pueblo organizado, disciplinado y educado políticamente. Si no se reúnen estos mínimos requisitos, todo lo demás es humo a los ojos; es darle atole con el dedo al pueblo, como sucedió en la administración de la Cuarta Transformación. Por eso, es urgente que, en estos momentos que cimbran a nuestra nación, los trabajadores se eduquen; obreros, campesinos y estudiantes, todos debemos elevar nuestro nivel de conciencia. Debemos prepararnos para poder responder de la mejor manera posible a las necesidades que se nos planteen.
Si en verdad estamos preocupados por nuestra patria, es necesario que todos conozcamos a fondo nuestra historia, cuáles han sido las luchas que hemos enfrentado, cuáles fueron nuestros verdaderos líderes que lucharon por sus compañeros, no solo de palabra, sino que lo demostraron con los hechos. Necesitamos saber cuáles son las características fundamentales en nuestra sociedad, su carácter capitalista dependiente, qué papel está jugando el capital extranjero y saber bien qué fuerzas sociales se pueden unir para cambiar la situación de opresión y miseria en la que vivimos los mexicanos.
Para poder resolver la problemática por la que actualmente está pasando nuestro país, donde descaradamente se acaba de enterrar la democracia, donde el sistema neoliberal ha descubierto la cara que mantuvo oculta durante muchos años escondiendo su verdadero rostro y que pretende seguir maquillando con un sistema de transferencia monetaria y con la imposición de mentiras y, ahora, con el cinismo de que el mismo presidente reconoce su propio fracaso.
Nuestra organización, que basa todo su conocimiento en el análisis científico de la realidad, previo análisis de una manera organizada, nos ayudará a corregir los errores del pasado. Formando a los nuevos líderes que nuestra nación necesita y deben de estar bien preparados, conocer bien los síntomas para poder recetar algo que en verdad resuelva de fondo esta crisis que nos está azotando. Debemos tener claridad de lo que está fallando y saber cómo corregirlo de raíz. Para ello, mucho nos ayudarán las asambleas, las reuniones de nuestros plenos y la propaganda que tendremos que leer en cada reunión para irnos politizando. Si no actuamos rápido, la desigualdad y el reparto de la riqueza seguirán aumentando en unas cuantas manos y la brecha, ya muy ancha, entre los ricos y los pobres, seguirá creciendo. En nuestro país, la gran mayoría de la riqueza en esta administración se concentró en 10 mega millonarios, mientras los pobres somos más de 100 millones. El sistema de salud ha fallado, no hay medicina y el propio presidente aceptó que el INSABI fracasó.
¿Por qué un grupo de 10 capitalistas acumuló tanta riqueza en la Cuarta Transformación? La respuesta es fácil: porque te están robando al no pagarte lo que produces. Para conocer mejor y a fondo la realidad, lo explicaremos en nuestra próxima opinión.
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