Por años, Morena ha prometido transformar radicalmente a México, erigiéndose como el partido que acabaría con la corrupción, la desigualdad y la inseguridad que aquejan al país. Sin embargo, los recientes datos sobre la delincuencia en Tlaxcala ponen en tela de juicio esta retórica grandilocuente y pintan un panorama desolador de la realidad bajo el Gobierno morenista.
El aumento vertiginoso de la percepción de inseguridad en Tlaxcala, llegando al 46.8 % en 2024, es un duro golpe para un régimen que presume de garantizar la paz y la tranquilidad. Estos números no son simples estadísticas, sino el reflejo del miedo y la angustia que atormentan a miles de tlaxcaltecas en su vida diaria.
Es inaceptable que en pleno 2024, bajo la autoproclamada “Cuarta Transformación”, los ciudadanos sigan siendo víctimas de la delincuencia en sus propios hogares y en las calles.
Los delitos más comunes, como el robo a casa habitación, la violencia intrafamiliar y el robo a transeúntes, son una muestra palpable del fracaso de las políticas de seguridad impulsadas por Morena.
Es inaceptable que en pleno 2024, bajo la autoproclamada “Cuarta Transformación”, los ciudadanos sigan siendo víctimas de la delincuencia en sus propios hogares y en las calles.
Aunque algunos delitos han disminuido ligeramente, como el homicidio doloso, otros preocupantes como el secuestro han repuntado de manera alarmante. Esta tendencia errática e impredecible es sintomática de un gobierno que carece de una estrategia integral y sostenible para combatir el crimen.
Resulta paradójico que Morena, un movimiento que se jacta de defender a los más desfavorecidos, haya permitido que la desigualdad social y la falta de oportunidades sigan alimentando el caldo de cultivo de la delincuencia.
Las promesas de justicia social y bienestar para todos se desvanecen ante la cruda realidad de la pobreza y la marginación que siguen prevaleciendo en Tlaxcala.
Además, la debilidad institucional y la corrupción que tanto critican los morenistas han seguido minando la capacidad del Estado para hacer frente a la delincuencia. Las autoridades locales carecen de los recursos y la determinación necesaria para enfrentar a los grupos del crimen organizado que han extendido su presencia en el estado.
Es evidente que la “Cuarta Transformación” en Tlaxcala ha sido un rotundo fracaso en materia de seguridad. En lugar de construir una sociedad más justa y pacífica, el Gobierno morenista ha permitido que la inseguridad se propague como un cáncer, dejando a los ciudadanos a merced del miedo y la violencia.
Es hora de que Morena deje de lado su discurso vacío y enfrente la realidad con acciones concretas. Se necesitan políticas contundentes, coordinación interinstitucional efectiva y una verdadera inversión en el desarrollo social y económico para revertir esta espiral de inseguridad. De lo contrario, la “Cuarta Transformación” no será más que una burla cruel para los tlaxcaltecas que anhelan vivir en paz y tranquilidad.
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