El tan llevado y traído discurso presidencial de “por el bien de todos, primero los pobres”, le dejó jugosos dividendos a Andrés Manuel López Obrador, quien un día sí y otro también en sus acostumbradas mañaneras no deja de repetirlo, haciendo énfasis en los distintos programas monetarios que su gobierno ha venido implementando para ganar la voluntad de los sectores más desfavorecidos; “primero los pobres”, la expresión suena bien en un país con tanta pobreza y resulta natural que siga atrayendo amplias simpatías y genere gran expectativa entre los más pobres. Pero la pobreza sigue vigente y se ha profundizado entre los sectores más humildes a pesar del discurso oficial. Veamos.
Estamos prácticamente concluyendo el sexenio del autodenominado gobierno de la Cuarta Transformación, donde a decir del Presidente de la República, el bienestar de los pobres es su prioridad, sin embargo, si así fuera, el tiempo transcurrido sería suficiente para verse resultados tangibles en el mejoramiento del nivel de bienestar de millones de familias trabajadoras, pero la situación no mejora, debido a que las políticas públicas no atacan las causas estructurales profundas que generan la pobreza y no se materializan en acciones fructíferas cuyos resultados acrediten una auténtica preocupación del gobierno por acabar con la pobreza; al contrario, el tejido social sigue descomponiéndose, porque aunque en nuestro país se genera mucha riqueza -somos la doceava economía del mundo-, ésta no se distribuye, al contrario, sigue acumulándose en manos de unos cuantos multimillonarios que siguen engordando sus arcas con el esfuerzo de todos los trabajadores.
En 2023, las fortunas de los multimillonarios se agigantaron. Tan solo la riqueza de los cinco hombres más ricos de México suma 169 mil 650 millones de pesos, aproximadamente el 13 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) del país. La persona más rica de México es Carlos Slim Helú, empresario mexicano que experimentó un incremento absoluto en su patrimonio de 31 mil millones de dólares, lo que equivale a un crecimiento del 41.89 por ciento. Según Bloomberg, su fortuna alcanzó los 105 mil millones de dólares al cierre del año, resultado que lo posicionó como la undécima persona más rica del mundo y el líder en América Latina. Según especialistas, los resultados financieros de Carlos Slim y sus empresas en específico Grupo Carso tuvieron su incremento debido al proyecto del Tren Maya, dada su participación en la construcción y mantenimiento del tramo 2 que va desde Escárcega hasta Calkiní.
Pero no es el único caso. La fortuna de Germán Larrea, presidente del conglomerado Grupo México, aumentó en 13 mil 200 millones de dólares, la de Ricardo Salinas Pliego, dueño de Elektra y TV Azteca, en tres mil 050 millones de dólares y la de Alejandro Bailleres, mil 540 millones de dólares. En suma, la fortuna conjunta de estos cuatro mexicanos más ricos aumentó en 48 mil 790 millones de dólares. Bonanza extraordinaria para los ricos en tiempos de la Cuarta Transformación, ya que las grandes fortunas del país no habían acumulado tanto dinero como a fines de 2023.
De nueva cuenta, los ricos milmillonarios mexicanos incrementaron su riqueza, mientras los pobres incrementaron su pobreza, un extremo presupone necesariamente al otro. Si bien datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social en su medición de la pobreza 2022, concluyó que la población en esta situación disminuyó, del 41.9 por ciento en 2018 a 36.3 por ciento en 2022, la población en pobreza extrema se incrementó al pasar de 7 a 7.1 por ciento, es decir, pasó de 8.7 millones de personas a 9.1 millones de personas y también aumentó el número de personas en situación de vulnerabilidad por carencias sociales principalmente en cuestiones de salud, acceso a servicios básicos y en rezago educativo.
Pero esto no evitó que el presidente Andrés Manuel López Obrador celebrara las cifras al considerar que la reducción de la pobreza es un logro de su gobierno: “ha funcionado nuestra estrategia, que se puede resumir en una frase: por el bien de todos, primero los pobres. Hay menos pobreza y menos desigualdad en nuestro país, esto es un gran logro", afirmó.
Sin embargo, a pesar que también el salario mínimo en México acumula un incremento del 110 por ciento entre 2018 y 2024, algo positivo sin duda, sigue siendo insuficiente para cubrir las necesidades básicas de las familias trabajadoras, además que casi el 60 por ciento de la población ocupada labora en el sector informal, los campesinos, que no viven de un salario mínimo pagado por un patrón, también carecen de amparo legal y no tienen los derechos reconocidos a un trabajador formal. A esto hay que agregar el aumento del precio de algunos productos y de la gasolina (esa que el Presidente prometió que no iba a subir), que traerá incremento en el transporte de personas y mercancías. ¿Dónde queda entonces eso de “primero los pobres”?
Además, el régimen fiscal aplicado en nuestro país (proporcionalmente pagan menos quienes más ganan), es factor de acumulación, y si el gobierno se sostiene en no elevar impuestos a los grandes contribuyentes, traslada la carga a los pobres y clases medias. Así, “los más ricos se benefician no sólo de una fortuna en plena expansión, sino también de los niveles impositivos menos elevados desde hace décadas” (Oxfam). Todo esto nos muestra, no la natural brecha del ingreso, sino de un verdadero abismo entre lo que perciben los más ricos y lo que gana la mayoría empobrecida.
Entonces, ¿quiénes son primero en este sexenio de la Cuarta Transformación? ¿Los pobres o los ricos? Queda claro que la polarización en el ingreso y la inequitativa distribución de la riqueza, tiene raíces estructurales, concretamente en el modelo neoliberal y su política económica, ese modelo que el presidente López Obrador, abolió por decreto, pero que en la realidad está más vivo que nunca. Por tanto, sólo queda que la mayoría empobrecida comprenda y actúe en defensa de sus intereses y no espere pasivamente ser redimida por un gobernante. La solución sólo puede ser obra de los propios afectados y para eso debe dejar de ser una masa amorfa y constituirse en una unidad bien estructurada, educada, capaz de cambiar lo existente para bien propio. Ojalá y todos los mexicanos pobres, entendamos esto.
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