La mañana del miércoles 10 de noviembre, 200 médicos y enfermeros oaxaqueños llegaron hasta las puertas del Palacio Nacional en la Ciudad de México para pedir una entrevista con el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, dado que éste, en su última visita a Oaxaca el 20 de septiembre, les había prometido recontratar de inmediato a los 2 mil 125 trabajadores despedidos del sistema de salud debido, supuestamente, a “falta de presupuesto”. El presidente no los recibió, porque estaba muy ocupado en “la mañanera” mostrando los “otros datos” que dicen que México es un país en completo desarrollo. Así que los médicos fueron recibidos por la policía, granaderos y demás cuerpos represivos que, bajo la Cuarta Transformación, hacen valla en las oficinas del presidente para recibir “primero a los pobres”. Los granaderos golpearon, empujaron e insultaron a los héroes antiCovid oaxaqueños y formaron un bloque que les impidió avanzar en su visita a López Obrador. Así es como se vive en México gobernado por Morena.
El despido gubernamental de los 2 mil 125 médicos, enfermeros, camilleros, administrativos y demás trabajadores de la salud oaxaqueños, hace tres meses, tuvo como “razón”, según el gobierno, una supuesta lucha contra la corrupción en los Servicios de Salud. Lo real, como lo denunciaron varias voces oaxaqueñas en la prensa, es la “decisión presidencial de desmantelar los servicios de salud de Oaxaca para incorporarlos al INSABI, sin importar el daño que se hace a los oaxaqueños”, dijo el líder antorchista en el estado, Dimas Romero González, en su artículo del 10 de noviembre titulado “Lecciones del conflicto del sector salud en Oaxaca”. El vocero nacional de nuestra organización, en su texto “Despidos del personal médico en Oaxaca, otra infamia marca 4T”, del 9 de octubre pasado, denunció: “a principios de 2020, Andrés Manuel López Obrador desapareció el Seguro Popular, que atendía a 2 millones de oaxaqueños, y lo sustituyó por el INSABI, del que hasta ahora sólo se conoce el nombre y las promesas incumplidas del presidente de usarlo para hacer de México un país de alta atención a la salud, como en los países nórdicos. Y en esas condiciones, con tantos problemas y víctimas de las carencias en hospitales y clínicas, vino la puñalada a los trabajadores oaxaqueños, despedidos sin mayores averiguaciones”. El despido masivo, en tiempos de pandemia por Covid, fue una orden presidencial, avalada por el gobernador priista-morenista Alejandro Murat y el sindicalismo oficial, que dejó a los héroes antiCovid sin trabajo, en la calle y, muchos de ellos, en una dura lucha por su recontratación y en un plantón frente a la Casa Oficial en el centro histórico de Oaxaca.
Oaxaca sufre de un sistema de salud bueno para los oaxaqueños, no por culpa de los médicos, sino por las decisiones del gobierno. Veamos. El 15 de septiembre pasado, El Universal informaba: “Despiden a 30% del personal médico del Hospital de la Niñez Oaxaqueña; piden reunión con AMLO”. Esto implicó que 75 trabajadores de la salud fueron despedidos (30% del personal del hospital). Seis días más tarde, el 21 de sepitembre, El Universal informaba: “Mueren recién nacida que fue rechazada del hospital de la Niñez Oaxaqueña por falta de personal: IMSS”. ¿Quién fue el culpable de la muerte? Saque usted sus conclusiones.
La revista semanal buzos de la noticia, en su edición del 14 de agosto, denunciaba: “En julio de 2021, varios nosocomios del estado, entre ellos el Hospital General Dr. Aurelio Valdivieso, ubicado en la capital, revelaron la existencia de un desabasto del 90 por ciento de medicamentos y otros insumos médicos, situación que obligó a los pacientes y al personal a adquirirlos por sus propios medios. Las carencias eran tan extremas, que incluso no contaban con alcohol ni cloro para desinfectar las áreas destinadas a la atención de pacientes de covid-19; y el desabasto afectaba a todos los hospitales y unidades médicas de los Servicios de Salud de Oaxaca (SSO)”.
Los datos del desastre de salud oaxaqueños sobran. La Secretaría de Salud este 2021 dejará de ejercer 23% de su presupuesto (¡2 mil millones 611 mil 916 pesos!), denunció El Imparcial del 24 de octubre. Unos días más tarde, el 28 octubre, los trabajadores del hospital Aurelio Valdivieso y del Centro de Transfusión Sanguínea, denunciaron que solo contaban con sangre para tres días, por falta de reactivos para la captación de unidades de sangre. El mismo 28 de ocubre se denunció en la prensa que, en los últimos siete meses, aumentaron en 34% los decesos por Covid-19 del personal de salud, con un total de 115. El 6 de noviembre se denunció que se cobran 50 pesos por consulta en los centros de salud y que estos carecen de medicamentos básicos, además, de que el Hospital Regional de Alta Especialidad no acreditó el suministro de medicamentos oncológicos por 1 millón 478 mil pesos. Para colmo, hay incertidumbre porque el Gobierno federal no ha depositado los mil millones de pesos para los pagos y aguinaldos de los trabajadores. Es decir, el presidente que nos prometió un sistema de salud igual o superior al que tienen los países bajos es el mismo presidente que le recorta el presupuesto al Sistema de salud, que despide a los médicos, que no les da aguinaldo y que, por si todo esto fuera poco, que no los protegió con batas, mascarillas, cubrebocas, guantes o vacunas (a los médicos particulares), ante la covid, pese a que todos ellos eran la esperanza de vida de millones de enfermos. AMLO los dejó morir. Y ya no hablemos de cómo ha dejado morir a, según las cuentas oficiales, 300 mil mexicanos por covid durante toda la pandemia. Los datos de universidades especializadas sostienen que los muertos son más de 650 mil.
Esto quiere decir que el problema de los médicos es un problema que afecta a toda la población. Un médico despedido es un enfermo menos atendido. Miles de médicos menos en los hospitales son la base de una crisis de salud. Es urgente que los oaxaqueños, todos los oaxaqueños humildes y de buen corazón, se sumen a la lucha de la Coordinadora de la Salud para que les vuelvan a dar trabajo, en primer lugar, y para que exijamos al gobierno federal y estatal de un sistema de salud de primer mundo que nos cure cuando así lo requiramos. No dejemos solos a los médicos. Ellos siempre luchan por nuestra vida.
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