Abordar el problema de la escasez de agua es algo complicado, ya que es un fenómeno natural, pero también un fenómeno inducido por los seres humanos. El hombre tiene un papel preponderante en el agravamiento de este problema y sobre todo en un sistema tan desigual donde las clases dominantes en su hambre de ganancia, buscan explotar y acaparar todos los recursos naturales.
El crecimiento demográfico, la crisis climática, los conflictos armados o el vertido de sustancias tóxicas derivadas de la actividad industrial ponen en jaque la disponibilidad de recursos hídricos. Son múltiples los factores que causan el estrés hídrico que azota a millones de personas en todo el mundo.
En México existen regiones que son azotadas ya por una sequía extrema como Baja California, Baja California Sur, Sinaloa, Guerrero, Oaxaca, Chiapas, la península de Yucatán y el Valle de México, los cuales ya se enfrentan con restricciones en el uso de este vital líquido.
La mayoría de los medios que han tratado la crisis hídrica aborda el problema sólo como efecto del cambio climático, lo que es más cómodo, porque nos responsabiliza a todos por igual.
En Morelos, recientemente, el titular de la Comisión Estatal del Agua Morelos (Ceagua), Jaime Juárez López, informó que de febrero a abril no se prevén lluvias; ya estamos en una temporada de estiaje, algo que afectará aún más a los morelenses en plena sequía.
Las presas se encuentran a un 42 % de su capacidad, lo cual es bastante bajo en comparación con otros años. Aunado a esto, señaló que en Morelos cerca del 60 % del agua de uso urbano se desperdicia por las precarias condiciones en las cuales se encuentran las tuberías, las cuales, tienen más de 40 años de vida y su deterioro es notable.
Más del 60 % de las tuberías que están instaladas para la distribución del agua potable se encuentra en mal estado, llenas de fugas y cosas más graves. Esta situación pone de manifiesto la falta de políticas públicas efectivas y la gravedad de la crisis del agua en el país.
Las protestas de las colonias populares por la escasez de agua potable se han extendido en semanas recientes. Recientemente, vecinos de colonias de la capital de Morelos han estado bloqueado las avenidas principales avenidas para exigir al Sistema de Agua Potable y Alcantarillado de Cuernavaca (Sapac) el suministro inmediato, pues desde hace dos semanas carecen del vital líquido y los particulares cobran entre 900 y mil 200 pesos por familia, también acusaron que cada bimestre deben pagar el recibo que envía el Sapac (alrededor de 600 pesos).
La mayoría de los medios que han tratado la cuestión aborda el problema sólo en su aspecto ecológico, es decir, como efecto del cambio climático, lo que es más cómodo, porque nos responsabiliza a todos por igual.
La sequía extrema actual que sufre México ha puesto de manifiesto la falta de políticas públicas efectivas y la gravedad de la crisis del agua en el país tendrá fuertes repercusiones económicas en los próximos años; durante casi seis años de Gobierno morenista no se han aplicado políticas públicas para planear, financiar y desarrollar proyectos de infraestructuras.
Tenemos a un Gobierno que permite a empresas mineras que dejan secas a comunidades, empresarios que acaparan volúmenes de agua que serían suficientes para atender las necesidades de una comarca entera; políticos que riegan sus ranchos sin problema, mientras sus vecinos resienten la sequía, campesinos orillados a vender sus concesiones de agua a grandes compañías agrícolas; la proliferación impune de pozos ilegales por parte de las empresas, inmobiliarias y complejos industriales que obtienen concesiones de agua para uso agrícola y mediante ese engaño evitan pagar por ese recurso, un lucrativo mercado negro de títulos de concesiones de agua, hay particulares que se apropian de ríos y yacimientos de agua.
Existen industrias con mayor impacto ambiental, como las empresas dedicadas a la producción de comida ultraprocesada tales como Coca-Cola, Pepsi, Nestlé, Bimbo, entre otras, que consumen 133 mil millones de litros de agua en sus procesos de producción de alimentos y bebidas.
Los resultados de dichos procesos productivos no sólo son los problemas a la salud que estos productos causan a las personas, sino también los graves daños al ambiente en México.
No se supervisa rigurosamente la extracción del líquido de las concesiones otorgadas. Además, a esta cifra se le agrega la cantidad de agua desechada: 119 mil millones de litros de agua sucia que después de los procesos industriales regresa a cuencas y acuíferos.
Una de las industrias que tiene mayor impacto ambiental es la refresquera. Al respecto, en un informe, Coca-Cola mencionó que se necesitan 34.5 litros de agua para producir tan solo medio litro del refresco.
No es sequía, es el saqueo lo que agrava la crisis por la escasez de agua; es el sistema político actual de Gobierno que, al no sancionar a las empresas que no sólo la acaparan en grandes cantidades, que dejan de estar disponible para las poblaciones que la necesitan, sino que también contaminan la que queda disponible en su alianza con los Gobiernos, quedan impunes, y son las clases populares las que sufren en mayor medida la falta de agua.
Para cambiar esta situación se requiere que los mexicanos trabajadores y humildes, los que sufrimos las consecuencias de la falta de agua en nuestros hogares, tomemos conciencia del problema, entendamos las causas económicas y sociales y nos propongamos como una fuerza organizada y consciente, para cambiar el modelo económico actual por uno más justo y equitativo.
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