MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

La electricidad, más cara que en Dinamarca

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Como cada año en la época de calor, el pago de la electricidad golpea el bolsillo de los sonorenses. Miles de familias se las ven difíciles cada mes o bimestre para cubrir este excesivo pago que suma miles de pesos.

Se ha convertido en un lujo usar la electricidad para sofocar los terribles calores que cada año van en aumento y azotan con más fuerza a los más humildes de la entidad en sus viviendas.

Los mexicanos no pedimos regalados los servicios, pero estamos en nuestro pleno derecho de exigir que los cobros en los recibos sean la cantidad exacta consumida y el precio sea justo.

En los hogares de las familias de más bajos ingresos que están ubicadas en la periferia de las ciudades o en las zonas rurales, cada dos meses deben pagar grandes cantidades de dinero por el consumo de electricidad.

Lo mismo sucede con los altos cobros de las viviendas y pequeños negocios que se encuentran en los centros de las capitales, donde el servicio se paga cada mes. Esto se suma a que, en la mayoría de los casos, no se revisan los medidores para saber con exactitud la cantidad de energía que se consumió y solo se hacen cálculos que al final siempre están por encima de lo realmente consumido. 

Los mexicanos no pedimos regalados los servicios, pero estamos en nuestro pleno derecho de exigir que los cobros en los recibos sean la cantidad exacta consumida y que el precio sea justo.

Basta de propaganda gubernamental engañosa y manipuladora que se emite a través de los medios de comunicación acerca de los grandes beneficios por subsidios a los consumidores de electricidad; al final, en cada recibo de electricidad se refleja lo contrario. Así las cosas.  

El 1 de mayo de 2024 comenzó el tan anunciado subsidio gubernamental por acuerdo de autoridades estatales y la CFE, mismo que terminará el 31 de octubre.

De acuerdo con datos oficiales, se aplicará la tarifa 1F en todos los municipios de la entidad y se ajustó el aumento del precio por la inflación en la electricidad en el año del 4.3 %, reflejando en el consumo intermedio un aumento de 301 a 1 mil 200 kWh por mes; en julio de 2023 fue de 0.910 pesos por kWh, este año será de 0.961 pesos, subiendo 51 pesos.

En el consumo intermedio alto, de 1 mil 201 a 2 mil 500 kWh por mes, en agosto de 2023 fue de 2.226 pesos por kWh; este año será de 2.346 pesos por kWh, un aumento de 120 pesos.

En la mayoría de los casos, no se revisan los medidores en cada domicilio para saber con exactitud la cantidad de energía que se consumió; por el contrario, sólo hacen cálculos que al final siempre están por encima de lo que realmente se consume.

El consumo de energía es obligado para poder hacer frente a las temperaturas extremas que se padecen y los altos consumos y costos se reflejan en los recibos. Al final, todos los hogares humildes y pequeños comercios son los que más sufren para pagar los recibos cada mes o bimestre. 

Con esto, el subsidio gubernamental es totalmente insuficiente y necesita que el gobierno estatal vuelva a intervenir para que se bajen los altos costos y que los cobros sean exactos y justos en beneficio de los sectores económicos y sociales más vulnerables.  

El actuar de la empresa paraestatal CFE es más de una empresa privada que pública. Hay cero flexibilidad y tolerancia cuando se le plantea una solicitud de revisión de consumo, alto costo por servicio o descuentos en pagos por convenios de adeudos, concluyendo que antes estábamos mal, pero ahora estamos peor, como si al final las pérdidas millonarias que ha tenido la empresa paraestatal quisieran que las paguen los pobres; lema que sí se está cumpliendo. 

Estamos a tiempo de pedir un alto al autoritarismo, maltrato, indiferencia, prepotencia y abusos de los funcionarios de la CFE. Debemos pedir a una sola voz un servicio de calidad a precios accesibles, con pagos justos para el sector trabajador, tomando en cuenta cada región del país.

No podemos seguir permitiendo abusos en los cobros excesivos. Por ello, invito a todos los afectados a sumarse a nuestra organización e ir a las oficinas de la empresa en los próximos días para exigir subsidios reales, cobros exactos y precios justos.

Es momento de que alcemos la voz y obliguemos a que se haga algo en beneficio de los sonorenses que menos tienen y que, con mucho esfuerzo, pagan el servicio de electricidad, a veces quedándose sin comer con tal de que no les corten el servicio.  

No podemos permitir que los servicios básicos, que son derechos universales, cada año eleven sus costos desmedidamente y que, al sumar todos estos, el pago del agua, la electricidad, el predial y otros impuestos represente más del 30 % del salario real que recibe por semana, quincena o mes cada trabajador.

En nuestro país sólo se labora para pagar servicios, impuestos y medio sobrevivir; el salario ya no alcanza para más. Todos sabemos que un alto porcentaje de los ingresos salariales de las familias mexicanas van a parar a impuestos en las arcas de los gobiernos federales, estatales y municipales.

Es cierto que no hay nuevos impuestos ni aumento de los mismos, pero basta con los existentes; el alza de los precios de la canasta básica y de los servicios para ahorcar la economía de las familias mexicanas.

Por tanto, es una trampa hacernos creer que aumentan los salarios cuando, a la par, aumentan los costos de los servicios, alimentos, vestido y pago de impuestos que hacen que el salario permanezca enano ante el monstruo de la economía neoliberal que devora a los más débiles y desposeídos.

El alto cobro de los servicios no es un capricho, ni un error, es una necesidad obligada por un estado en descomposición y decadencia que al final cuida los intereses de los poderosos dejando en el abandono y a su suerte a las inmensas mayorías, obligándolos a pagar altos costos de los servicios e impuestos.  

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