El día de 4 de diciembre, pasadas las 6:50 pm comenzaba a circular la noticia en las redes sociales sobre el motín que se estaba dando en el Centro Penitenciario de Cieneguillas, donde testigos de la zona aledaña informaban que se escuchaban disparos que provenían desde dentro de la instalación, a la vez que patrullas se veían pasar a toda velocidad sobre el boulevard con dirección al lugar.
Pocos minutos después se comenzaba a reportar una fuerte balacera en el municipio de Enrique Estrada, y apenas dadas las 7: 04 pm se reportaba un tráiler incendiado cerca de la caseta de cobro del municipio de Calera; después de ello múltiples reportes comenzaron a realizarse
Desde Jerez se reportaban ráfagas de arma de fuego y ponchallantas, casi al mismo tiempo, a la altura de las comunidades Noria de Gringos, de la capital y Malpaso, Villanueva, se incendiaron vehículos, lo mismo que sucedió en Santiaguillo; Fresnillo, Pozo de Gamboa; Panuco, mientras que otro tráiler incendiado en la autopista de Aguascalientes, así como el despojo de vehículos en la carretera de Pánfilo Natera, rumbo a San Luis Potosí.
Pero eso no fue todo, también se denunció la desaparición de una joven en la carretera de San Blas a la Luz en el municipio de Loreto y al menos dos personas calcinadas, personas desaparecidas, dos reos heridos por bala, uno muerto por “infarto”, un policía ministerial baleado, un camión de volteo asegurado, con el que sicarios intentaron derribar la barda del penal, y un nuevo bloqueo pasadas las 12 horas del día entre la carretera Calera-Santiaguillo. Esa es la realidad de Zacatecas, un estado en donde el dominio es del crimen organizado y las noticias son sobre hechos delincuenciales que son ya el pan de cada día.
Las redes sociales explotaron, pues el contenido se centró en lo que estaba ocurriendo en materia de violencia, por todos lados se presenciaban los carros incendiados, balaceras y un sinfín de reclamos a las autoridades, posteriormente las calles quedaron solas y las unidades de seguridad pública dando rondines, pues se había activado ya el Código Situación de Riesgo (SDR).
Todo esto obligó que el secretario de Seguridad Pública del estado de Zacatecas emitiera un mensaje a través de redes sociales para dar a conocer que esto era un distractor por el intento de evasión en el Centro de Readaptación Social por parte de personas privadas de su libertad.
Adolfo Marín Marín, aseguró que se controló en su totalidad la trifulca que se dio en este centro, asegurando que el hecho fue por la “sobrepoblación en el lugar”, por lo que pidió se reubiquen a varias personas que se encuentran dentro del complejo que administra el estado.
Estos acontecimiento son posteriores al asesinato de José Silvestre Urzúa, coordinador de la Guardia Nacional en Zacatecas, general que había sido enviado a tierras zacatecanas en un esfuerzo por contener la ola de violencia que azota la entidad como parte del Plan Zacatecas II.
Apenas el pasado domingo, se dio el fallecimiento del juez Roberto Elías Martínez, luego de haber recibido disparos de arma de fuego un día antes en el municipio de Guadalupe, quien se consideraba uno de los juzgadores más competente y comprometido con el alto valor de la justicia.
En Zacatecas no hay un solo día de tranquilidad para los ciudadanos y no se ve cuando se reestablezca la seguridad pública a pesar de centenares de elementos de la Guardia Nacional que mandaron después de la muerte de Urzúa Padilla, que al parecer están siendo superados por los generadores de violencia.
A pesar de todo esto, el gobierno afirma que todo está controlado y algunos ciudadanos afirman que este asunto no debe politizarse, pero siendo una tarea del estado es un asunto político que ha permitido el gobierno de Andrés Manuel López Obrador al polarizar a la sociedad mexicana y de Zacatecas.
Lo que sí podemos hacer es encomendarnos a Dios, como dice el mandatario zacatecano y a seguir trabajando para traer el alimento de nuestras familias. En México estábamos mejor cuando estábamos peor.
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