A propósito de las elecciones internas de Morena para elegir consejeros estatales, mismas que se llevaron a cabo en días pasados, es importante que la opinión pública se entere que no fue un asunto menor el desaseo con que se llevaron a cabo y las inconformidades de los propios militantes de ese partido con dicho proceso, a tal grado que han pedido la anulación total del evento. Si procede o no serán los propios morenistas quienes lo decidan.
Pero de lo que se trata es de sacar lecciones de lo que nos espera en el año 2024 cuando se lleven a cabo las elecciones locales y federales, si hoy en una simple elección interna los grupos de Morena echaron mano de todo, en especial la compra de votos al por mayor y el acarreo de gente que tanto le criticaron a otros partidos políticos, y lo hicieron de forma abierta y sin el menor rubor solo para lograr posiciones en el consejo estatal de ese partido y, desde ahí, elegir a sus candidatos como lo dicen. Pues bien, a la luz de ese cochinero del que nos enteramos por los mismos protagonistas, vale la pena compartir algunas reflexiones con mis escasos pero respetables lectores.
El resultado de la elección interna a nadie sorprende, pues aparecen en primera lista figuras políticas de Morena, desde presidentes municipales hasta cabezas de grupo que recientemente entraron a dicho partido, ahí se impuso quien tuvo más dinero para movilizar gente; y la pregunta obligada es ¿Cómo le hicieron para lograr que la gente saliera a votar sin campaña y sin hacer promoción casa por casa de los candidatos a consejeros? Solo hay una respuesta, aprovechándose de la pobreza material y espiritual de la gente, ahora se entiende mejor que la pobreza franciscana que promueve el presidente de la república es para el pueblo llano, pero no para los potentados.
Y mientras tanto el pueblo está sumido en la miseria, cada vez más pobre, sin empleo, se le niegan las obras y servicios que por derecho les corresponde, pese a que el presupuesto que maneja el gobierno sale de los impuestos de todos. Así, en este año el gobierno del estado se negó en redondo a otorgar apoyo con fertilizante a miles de pequeños productores de la entidad, quienes requerían de la mano extendida del gobernador por los altos precios del insumo; las colonias populares y las comunidades rurales carecen desde hace varios años de obras y servicios. Y por si algo faltara, el alza desproporcionada de los precios de los productos básicos ha hecho que la gente prescinda cada vez más de carne en su alimentación, a este paso hasta se limitará de consumir tortillas. Así las cosas, con la 4T y aliados, prefieren gastar millonadas de recursos públicos en la compra de votos y otras prácticas reprobables en vez de destinarlo a las necesidades más apremiantes del pueblo.
De todo lo dicho hasta aquí se deduce que un verdadero cambio para nuestro país sólo será posible evitando la manipulación de conciencias, la presión o el chantaje de parte de los poderosos, y esto solo se logrará si educamos con paciencia al pueblo, lo organizamos y elevamos su conciencia política, que no se conforme con su suerte y mucho menos se resigne solo a recibir dádivas solo para sobrevivir uno o dos días. El pueblo debe organizarse para exigir un trabajo digno para todos y bien remunerado, organizarse para tomar conciencia de su poder de clase hasta convertirse una fuerza capaz de cambiar el estado de cosas que funcional mal en este país; por supuesto que no es una tarea sencilla ni fácil de realizar, requiere de tiempo y mucha paciencia como lo ha demostrado la experiencia histórica de la humanidad, pero es la única y mejor medicina para cambiar de raíz el estado de cosas deplorables en el que vivimos, como bien lo dijo en un artículo reciente el Ing. Aquiles Córdova Morán, líder del Movimiento Antorchista Nacional. No hay otra salida.
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