Estamos a nada de entrar en el proceso electoral 2024 donde se elegirán regidores, presidentes municipales, congresos estatales, gobernadores, diputados federales, y senadores.
El Gobierno de Andrés Manuel López Obrador inició por ley el 1 de diciembre de 2018, tras ser el ganador en las elecciones federales de México del 1 de julio del mismo año con el 53.20 % de los votos emitidos por la coalición Juntos haremos historia, sucediendo al Gobierno de Enrique Peña Nieto. Hoy se encuentra en la fase final de su gestión; el ciclo de la cuarta transformación por fin entrando en el ocaso de su existencia.
La administración de López Obrador, que generó muchas expectativas sobre todo en la clase trabajadora, quedó como potro en panza de yegua. Mucho se dijo que “por el bien de todos, primero los pobres” y nada. Yo los invito a echar una mirada en las colonias proletarias del país y de Nuevo León.
Aquí en el estado norteño no llegó eso de primero los pobres: hay colonias sin energía eléctrica, sin drenaje, sin pavimentación, sin luz pública entre otras muchas necesidades. Vamos a verlo, pero lleven su mente abierta, sin telarañas en la cabeza y se darán cuenta de la triste realidad.
No podemos permitir que dicho Gobierno o proyecto de gobierno continúe: ¿cuál sería la razón o por qué le volveríamos a dar la confianza, si la clase trabajadora sigue siendo explotada sin un dejo de remordimiento por nadie, mucho menos por los explotadores y sin quien los pare en esta exorbitante y escalofriante explotación?
Debemos azuzar el agravio y el descontento de las masas encendidos por la insensibilidad de los mal autollamados “de izquierda”, no para generar violencia, sino para tratar de generar conciencia, tratar de dar claridad a jóvenes y no tan jóvenes; decirles que lo único con lo que cuentan, que tienen en común y que no se puede evitar ni erradicar, es su fuerza de trabajo, hoy por hoy convertida en una mercancía más y que se vende al mejor postor.
Con el Gobierno de la 4T los pobres jamás se vieron verdaderamente beneficiados en su conjunto, cosa que sigue pasando hasta 2024, cuando los empresarios mexicanos son doblemente ricos.
El mejor postor son los empresarios, los ricos de México y el mundo entero, que en el Gobierno de la Cuarta Transformación, duplicaron su riqueza, una riqueza que produce la clase trabajadora. O díganme: ¿cuántos de los empresarios producen mercancía? Ninguno. Es claro que solamente cuentan con los medios de producción y el capital para hacerse de la materia prima, pero las más variadas y diversas mercancías son realizadas por el trabajador común y corriente previamente capacitado.
¿Qué hacer para detener semejante injusticia? Se necesita de la unidad de un pueblo estudiado, politizado, concientizado, y una vez viendo con claridad y con un sentido verdaderamente humanista, distribuir la riqueza. Pero esto no sucederá mientras prevalezca el modelo económico que nos gobierna hasta el momento, ya que este modelo está diseñado para producir más con el menor gasto posible de todos los factores que intervienen en la producción de mercancías, incluida la mano de obra.
Repetiremos hasta el cansancio que las políticas sociales y económicas de corte neoliberal siguieron en 2018 con el Gobierno de la 4T, favoreciendo ante todo al capital financiero y los sectores empresariales; afectando a la mayoría de la población obrera sin empleo y sin condiciones dignas de vida. Los pobres jamás se vieron verdaderamente beneficiados en su conjunto, cosa que sigue pasando hasta 2024, cuando los empresarios mexicanos son doblemente ricos.
El actual Gobierno morenista no ha mostrado nada diferente; siguen vigentes los principios de libre mercado. El proyecto de una nación prospera, productiva y distributiva, necesita de una política nacionalista sin desentonar en el contexto internacional, ya que el mundo entero está concatenado y no hay forma de desconectarlo.
Se ocupa de una conciencia revolucionaria nacida de una educación, y politización altamente organizada, y humanamente sensible ante la necesidad colectiva social y económica, por un mundo mejor de la clase trabajadora.
La clase proletaria: jóvenes, adultos y adultos mayores debemos pasar de la idea a la acción, y como tarea prioritaria, tomar el poder político de la nación. El Movimiento Antorchista Nacional como vanguardia puede y debe hacerlo.
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