Los datos actuales del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (Inegi), arrojan que el 52.8 por ciento de los mexicanos vivimos en la pobreza; es decir, 68 millones 640 mil. La Comisión Económica para América Latina y el Caribe estima que, al término de este 2022, se van a sumar 2.5 millones de personas más en pobreza.
Además, de 2018 a 2021, se sumaron 3.8 millones de personas a esas cifras, sólo en estos últimos tres años de la actual administración del presidente Andrés Manuel López Obrador, esa cantidad de mexicanos que no se encontraban en situación de pobreza, hoy día ya engrosan las cifras de pobres.
La pobreza en esta administración está cada vez peor, a pesar de que López Obradro vocifera desde la tribuna de sus mañaneras, que los pobres son su prioridad, pero los hechos lo contradicen, porque México fue la única economía que no aumentó el gasto para mitigar los estragos de la pandemia, y por ello, los efectos, junto con la falta de apoyos del Gobierno federal, hicieron que más mexicanos cayeran en la pobreza.
También, el 17.2 por ciento de la población mexicana está en pobreza extrema; es decir, que 22 millones 160 mil mexicanos no pueden satisfacer ni siquiera sus necesidades básicas de alimentación, agua potable, techo, sanidad, educación o acceso mínimo a la información, esto significa que, además de pobres, a pesar de ocupar el segundo lugar económico en América Latina y el 15 a nivel mundial, el curso normal del sistema económico y político en nuestro país nos tiene ignorantes.
La caída de la actividad económica, la creciente pobreza económica a niveles jamás vistos y las cifras alarmantes de la creciente ola de violencia en todo el país y violación a los derechos humanos ha generado la preocupación de miles de mexicanos, que nos interesa salir urgentemente de este estancamiento generalizado, y que luchamos día a día, desde nuestras trincheras, por un cambio radical de esta situación a nivel nacional.
La crisis actual de pobreza lacerante por la que atravesamos los mexicanos suma cada día a más gente a sus filas. Los severos problemas económicos, según especialistas en el tema, amenazan con graves disturbios sociales a lo largo y ancho de nuestro país. Los precios del gas, del petróleo y, con ello, de todos los productos de consumo básico, están más altos que nunca, lo que se desencadena en que muchos mexicanos no puedan acceder a la canasta básica alimentaria acercándose así al borde de la hambruna.
Bajo este panorama, así como el sol no puede taparse con un dedo, los errores perpetrados por el titular del Poder Ejecutivo nacional no se pueden anular con discursos huecos, llenos de necedad moral, de mentiras y de excusas, echando culpas a gobiernos pasados. Esta situación se tiene que resolver de alguna manera.
El Movimiento Antorchista nació hace poco más de 48 años y durante todos estos años ha trabajado y luchado tesonera, honrada y limpiamente por organizar y educar al pueblo más humilde y trabajador para así llevarlo a mejores destinos. Sí, luchamos para que el pueblo trabajador, se le retribuya lo que está creando con sus propias manos para beneficio de México y que no sufra las condiciones terribles de insalubridad, de falta de la vivienda, de educación para sus hijos, de salud, pues muchas veces ni siquiera puede curarlos por falta de recursos y que muchas veces no puede garantizar ni siquiera la alimentación y otras injusticias más.
Las condiciones de los pobres de México ya no son las mismas de cuando nuestro movimiento se formó, en 1974, pero la coyuntura actual de creciente hambre y pobreza nos exige unir fuerzas, unir todas las manos posibles y luchar con ahínco para revolucionar a nuestro país.
Urge que el pueblo trabajador se eduque y se organice con el fin de cambiar su situación de miseria, que trabaje y luchemos juntos por un país más justo en donde toda la riqueza creada por los trabajadores se reparta equitativamente entre todos los mexicanos, por un país donde sus habitantes vivan en hermandad y prosperidad.
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