De acuerdo con el artículo 3 de la Constitución de los Estados Unidos Mexicanos, “toda persona tiene derecho a la educación. El Estado impartirá y garantizará la educación inicial, preescolar, primaria, secundaria, media superior y superior. La educación inicial, preescolar, primaria y secundaria conforman la educación básica; ésta y la media superior será obligatoria”, un derecho que está muy lejos que se haga efectivo debido a las políticas erradas del presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador.
Corresponde entonces al Estado vigilar y garantizar que la educación sea impartida de manera obligatoria, además que debe ser gratuita, universal e inclusiva, y dar prioridad a todos los niños y jóvenes para que tengan acceso a la escuela; que se garantice su permanencia y su egreso con un perfil que les permita ser competente en la vida y que, con sus conocimientos, contribuyan al desarrollo social del país, al progreso científico y democrático de la sociedad.
El segundo párrafo del artículo en referencia, en su inciso “e”, dice que “será equitativo, para lo cual el Estado implementará medidas que favorezcan el ejercicio pleno del derecho a la educación de las personas y combatan las desigualdades socioeconómicas, regionales y de género, en el acceso, tránsito y permanencia en los servicios educativos. En ese sentido en las escuelas de educación básica de alta marginación, se impulsarán acciones que mejoren las condiciones de vida de los educandos, con énfasis en las de carácter alimentario. Asimismo se respaldará a estudiantes en vulnerabilidad social, mediante el establecimiento de políticas incluyentes y transversales”.
Es muy lamentable que en México lo referente a la educación sólo sea perfecto en teoría porque en la práctica está lejos de alcanzar la excelencia educativa.
El Estado se ha olvidado de brindar las condiciones más elementales para que niños y jóvenes tengan acceso a la escuela y que se garantice su egreso de la educación básica, así como la garantía que continuará preparándose en el nivel profesional, ya que la gran mayoría de los jóvenes no concluye su educación básica y son menos los que alcanzan el nivel superior.
Muy lejos está de cumplir la ley, el Gobierno de López Obrador viola la Constitución y con ello el derecho de miles de niños y jóvenes que, bien orientados, podrían ser el pilar del cambio y la transformación social del Estado. El Gobierno atenta contra este derecho cuando, en lugar de implementar las medidas y los planes para garantizar la educación pública, sin más explicaciones que la corrupción, desaparece muchos de los programas de beneficio social.
El Gobierno de la 4T, desapareció el programa Prospera que además de becar a todos los hijos de una familia, también benefició a las madres, hizo lo mismo con las Estancias Infantiles, los Comedores Comunitarios, y otros con lo que los padres de familia podían apoyar a que sus hijos continuaran sus estudios; y con esto dio un duro golpe a la economía familiar y contribuyó aún más al atraso educativo que ya existía.
Según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en 2020, 740 mil educandos no concluyeron el ciclo escolar. A esto le sumamos los problemas que resultaron de la pandemia y las muertes por la falta de un control profesional que dejaron a muchos estudiantes en la orfandad, así como la nula intervención de las autoridades para evitar y resarcir los daños causados por la misma.
Ahora también López Obrador anunció la eliminación del programa Escuelas de Tiempo Completo (ETC), que luego de muchas críticas salió a decir que el recurso que las financiaba se entregaría de manera directa a los padres de familia; esto genera duda, ya que no hay un plan técnico para su aplicación, y el argumento con el que la Secretaría de Educación justificó esta decisión fue que por “necesidades básicas como agua y sanitarios que se deben atender”. Con estas acciones, López Obrador, secundado por la secretaria de Educación, Delfina Gómez Álvarez, demuestró que la educación está lejos de ser una de sus prioridades.
La situación preocupa porque con estas medidas, a nivel nacional se prevé un atraso mayor y un aumento a la deserción escolar.
En Yucatán, el programa ETC beneficia a más de 86 mil niños, según datos del Sistema de Información y Gestión Educativa local, en aproximadamente 600 escuelas. Esto como lo denuncia la organización civil Pacto del Golfo, traerá consigo otros problemas aún mayores, riesgos en la salud debido a la mala y precaria alimentación. Esto es un reflejo de que por décadas la inversión en educación ha sido insuficiente.
La sociedad no puede seguir callada, permitiendo tantos abusos de parte del Gobierno que, sin justificación alguna, atenta contra el bienestar de miles de familias pobres, a las que de labios dice defender, pero en los hechos la realidad lo delata.
Al quitar recursos a las ETC, no le importó cómo le harán los padres que tienen que trabajar y que a muchos les era de gran ayuda saber que sus hijos estarían seguros aprendiendo en sus escuelas y con el beneficio de la alimentación, aunque incompleta, pero sí segura para los alumnos que ahora dejarán de recibir estos apoyos, además, se les quita la oportunidad de aprender y desarrollarse en otros ámbitos, estarán en desamparo por eso la razón de la existencia de ETC.
Muchas organizaciones civiles como Pacto del Golfo, la Federación Nacional de Estudiantes Revolucionarios "Rafael Ramírez", Mexicanos Primero, hasta agrupaciones de maestros como la de DULY de Yucatán han pronunciado su desacuerdo ante estas medidas tomadas por el Gobierno de la 4T.
En Yucatán el gobernador Mauricio Vila Dosal no ha mencionado si existe un plan para contrarrestar los efectos de tales decisiones o qué hará al respecto. Tal parece que se suma a los deseos del Gobierno federal de tener al pueblo sumido en la pobreza y en la marginación, sin posibilidades de elevar su calidad de vida. El Gobierno de Yucatán no puede seguir ignorando al pueblo, quienes un día sí y otro también, claman por atención a sus demandas y necesidades básicas. Un pueblo sin escuela, o con una muy lejana, sin carreteras y sin transporte, sin luz, sin telefonía, sin internet para hacer sus investigaciones, sin universidades a su alcance, incluso sin una vivienda digna, sin empleo o con empleos mal pagados, con padres campesinos que solo dependen de las cosechas para su sustento pero que tampoco reciben los insumos necesarios como fertilizantes para hacer producir la tierra, también es una afrenta al desarrollo de la educación de los niños.
Padres de familia y maestros debemos con mucho coraje ir en contra de cualquier política que atente contra el desarrollo de ésta nuestra gran nación. Si queremos un México glorioso, triunfador, científica y tecnológicamente desarrollado como los países de primer mundo como dijo Mario Benedetti “la historia tañe sonora su lección como campana, para gozar el mañana hay que pelear el ahora…” Conste.
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