Los mexicanos teníamos una necesidad de un cambio radical en nuestro país desde hace mucho. Así, en el 2000 se votó por primera vez en contra del PRI, el partido que llevaba las riendas del país, dándole el triunfo a Vicente Fox, abanderado del Partido Acción Nacional, quien conquistó la simpatía del pueblo con su eslogan "México Ya, el cambio que a ti te conviene", venciendo al entonces candidato tricolor Francisco Labastida (PRI) quien utilizó como eslogan "Que el poder sirva a la gente. Labastida presidente".
Cansados de tanto atropello, los ciudadanos le dieron por primera vez la oportunidad a una persona diferente, a un partido diferente, pero lastimosamente y para desgracia del pueblo los resultados no fueron los esperados.
Dicen que el pueblo no aprende a la primera, y en las elecciones de 2006 votaron a favor del también abanderado panista Felipe Calderón, quien manejó su campaña con el eslogan "Mano firme, pasión por México", "Valor y pasión por México" y "Para que vivamos mejor".
Los homicidios dolosos superan ya los 170 mil. Esta cifra posiciona al sexenio del presidente AMLO como la administración que acumula más asesinatos.
A Calderón le recordamos una frase: "Tengo las manos limpias" y se autonombraba "El presidente del empleo", cosa que nunca pudo llegar a concretar, además de iniciar la guerra contra las organizaciones criminales.
El pueblo, desilusionado de los presidentes panistas, decidió regresarle el poder al partido viejo y decrépito, pero con un candidato joven, Enrique Peña Nieto, quien ganó las elecciones de 2012, pero su gobierno terminó por sepultar al viejo régimen priista.
Así aparece Morena, un partido nuevo, “La esperanza de México”, según los fundadores, y los ciudadanos cansados de siempre lo mismo y con los mismos resultados o peores, decidieron darle un voto de confianza a los nuevos políticos (que de nuevos no tenían nada, pues su mayoría eran desertores del PRI) y, aun así, ganaron la Presidencia de la república en el 2018. Todos celebraban, pues se había acabado una dinastía de poder.
Ahora toca revisar los resultados del partido en el poder, la autollamada 4T, que en su afán por desaparecer todo lo viejo inició una campaña de atropellos a las instituciones; su autoritarismo es cada día más evidente, sus decisiones cada vez más erróneas, señal de que gobernar no es fácil.
El eterno candidato, Andrés Manuel López Obrador, ahora presidente de México, prometió que las organizaciones criminales, una vez llegando al poder, iban a cambiar sus armas por tractores, y para ello impulsó su propuesta de “Abrazos, no balazos”, en defensa de los criminales.
Pero todo indica que a unos meses de que termine su gobierno el país se habrá bañado en sangre, pues los homicidios dolosos superan ya los 170 mil. Esta cifra posiciona al sexenio del presidente AMLO como la administración que acumula más asesinatos, superando los máximos históricos de presidentes anteriores.
Con Morena a la cabeza, México se convirtió en un cementerio, donde cada día mueren inocentes. Esa fue “La esperanza de México”, ese es el Gobierno de la 4T: los mexicanos nos volvimos a equivocar. Sin medicinas, sin educación de calidad, sin apoyo a las mujeres, sin seguro, sin seguridad, sin empleo, sin nada…
Ahora el pueblo debe buscar una nueva opción de Gobierno, un Gobierno que no tenga otros datos, un Gobierno que no lastime a los mexicanos, un Gobierno que no sea de la 4T. México necesita un Gobierno antorchista.
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