¡El Tren Maya!, la falacia para, al menos, terminar con la pobreza de la Península de Yucatán, donde viven más de 5 millones 110 mil habitantes, y no se diga en Quintana Roo, estado rico en recursos, pero enormemente pobre en su gente, pues a pesar de ser un paraíso terrenal, con vastos recursos que lo han convertido en sitio ideal para el turismo, las familias siguen resintiendo la escasez de oportunidades, siendo una constante que haya pocos ricos, pero una enormidad de pobres.
En la Península de Yucatán destaca que 80 por ciento de su población enfrenta una situación de vulnerabilidad. Casi la mitad se enfrenta a la escasez de recursos a diario, y alrededor de una cuarta parte vive en condiciones de pobreza extrema. Esa es la radiografía que aquí padecemos.
La Secretaría de Bienestar, creada por el presidente Andrés Manuel López Obrador, destacó en su último informe anual sobre la Situación de Pobreza y Rezago Social (2023), que en nuestra Península viven un total de 5 millones 110 mil 506 personas, de las cuales cerca de 46.3 por ciento de éstas son pobres, 35.6 por ciento viven en pobreza moderada y 10.7 por ciento viven en pobreza extrema.
Si las sumas no mienten, estamos hablando, con cifras del propio gobierno federal, que 92.6 por ciento de los mexicanos que habitan en la Península de Yucatán, tiene algún nivel de pobreza, y hoy, sin programas que ayuden a crear empleos, pero sí dependencia, nos endilgan la falacia de que con el Tren Maya será solucionado esa situación.
Dice la Secretaría de Bienestar, Quintana Roo tiene una población estimada de un millón 798 mil 913 personas, de las cuales 812.1 mil viven en pobreza y 35.3 por ciento son ciudadanos con carencias moderadas y 9.5 por ciento viven en pobreza extrema. Y según el Presidente, esos porcentajes serán abatidos con la llegada del Tren Maya.
El Tren Maya sí va a generar beneficios, pero no para los menesterosos, el megaproyecto beneficiará los bolsillos de un grupo de magnates, a los principales dueños del dinero en México, como era de esperarse, estas acciones reflejan la verdadera intención del gobierno federal, la de incentivar y proteger los intereses de la clase poderosa económicamente y, no a la clase trabajadora que lo llevó al poder de la nación y que se encuentra desprovista y sin oportunidades para acceder a mejores condiciones de vida.
¿De qué manera ese gran proyecto ayudará a los 134 mil quintanarroenses que se encuentran en vulnerabilidad por sus ingresos, mientras que 26 por ciento de las personas son vulnerables a la carencia social? A las puertas de sus viviendas, o cerca de ellas, no pasarán las vías del llamado desarrollo social.
Por eso, convencidos estamos que la Secretaría de Bienestar miente cuando asegura que Quintana Roo tiene un nivel medio en marginación y bajo grado de rezago social.
No es necesario, aunque no estaría de más, una encuesta para conocer lo que la secretaría ya informó, que el 92.6 por ciento de los que habitan en la Península de Yucatán viven o padecen alguna forma de pobreza, pero lo más grave es que el gobierno federal y los locales, no tienen un plan integral para abatir o aminorar el flagelo de la desigualdad social.
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