Desde el inicio de la actual administración que encabeza la licenciada María Elena Hermelinda Lezama Espinosa, (Mara Lezama) una comisión de antorchistas encabezada por su Comité Estatal entregó en el despacho de la gobernadora un pliego petitorio de las necesidades elementales de los más de 35 mil quintanarroenses afiliados al Movimiento Antorchista en el Estado.
Pocos días después de la entrega de este documento, fuimos atendidos por la licenciada Cristina Torres Gómez, quien es la titular de la Secretaría de Gobierno; junto con ella, una buena parte del gabinete de la Gobernadora.
Allí, planteamos las necesidades reales enlistadas en el pliego petitorio y los funcionarios hicieron diversos compromisos para la solución paulatina de las demandas. Sin embargo, tras año y medio de esta administración de la Cuarta Transformación y después de muchas reuniones que, dicho sea de paso, hemos tenido que conseguir insistiendo una y otra vez también, para ser atendidos por la licenciada Cristina Torres o por los secretarios de las dependencias involucradas en las demandas planteadas, las respuestas han sido las mismas, es decir, sólo demagogia y nada de cumplimiento a los compromisos que ellos mismos hicieron.
Muchos quintanarroenses, entre ellos los antorchistas, tenemos la expectativa de que esta administración estatal realmente sea diferente a las anteriores, que a todos nos tenía hartos por sus mentiras e insensibilidad ante las necesidades del pueblo. Precisamente por eso, la gente dejó de confiar en ellos y les quitó la oportunidad de seguir “gobernando”.
Esta administración todavía tiene la confianza de muchos ciudadanos que han creído en el partido del presidente Andrés Manuel López Obrador y de la gobernadora Mara Lezama, por lo que, caer en lo mismo que prometieron combatir, es decir, engañar a la gente con “cantos de sirena”, decirles lo que quieren escuchar, pero con la idea de sólo darles largas hasta cansarlos para que se desesperen y desistan de sus demandas, eso, tarde o temprano les pasará factura.
Cierto es que esta administración es histórica porque, primero, la entidad es gobernada por una mujer. Desde su nacimiento como Estado libre y soberano, hace 50 años, los gobernantes habían sido hombres.
Segundo: este es un Gobierno emanado de la izquierda mexicana, es decir, “diferente” a la vieja política priista que gobernó por más de 40 años la entidad y la derecha que lo gobernó en dos sexenios. Estos partidos eran los que históricamente se repartían el poder en México y por supuesto que también en Quintana Roo.
Si menciono esto no es para “sensibilizar” a los funcionarios, sino para que los quintanarroenses analicemos la problemática y exijamos a las autoridades para que sí trabajen en beneficio de todos los ciudadanos, en especial de los más desprotegidos que son la mayoría, que con su voto definen a sus representantes en las diferentes instancias de gobierno.
Los políticos de Morena cometen un grave error pensando que, porque hoy son el partido hegemónico, el del presidente, pueden darse el lujo de faltar a sus principios de “no mentir y no robar”.
Los políticos de Morena cometen un grave error pensando que, porque hoy son el partido hegemónico, el del presidente, pueden darse el lujo de faltar a sus principios de “no mentir y no robar”, de hacer compromisos con la gente humilde y después no más no cumplirlos.
Quiero dejar claro que el Movimiento Antorchista en Quintana Roo, como dije desde el principio de esta colaboración, tiene un año y medio buscando que se resuelvan sus demandas y que, en ningún momento nosotros pretendemos utilizar las próximas campañas electorales para desprestigiar a tal o cual partido y apoyar a otros. ¡No!
Lo que buscamos es que el Gobierno cumpla con los acuerdos tomados, puesto que no son obras donde necesiten invertir grandes recursos, pero sí de mucho beneficio para la gente. Algunos de los compromisos que se hicieron y no se han cumplido hasta hoy son: apoyo para la regularización de la colonia Mártires Antorchistas y Fraternidad en Chetumal.
Esta es una demanda muy sentida de miles de colonos y que la misma secretaria de Gobierno hizo el compromiso de buscar las alternativas de solución. Actualmente sigue siendo sólo un “compromiso”.
Se comprometieron a arreglar las calles de las colonias antorchistas de Chetumal, Bacalar, Tulum y Cancún y nada; hasta hoy, sólo hemos recibido largas de Cristian Briceño, funcionario que la Secretaría de Obras Públicas designó como enlace para cumplir el compromiso.
Su “argumento” es que tienen mucho trabajo, cuando el acuerdo fue terminar los arreglos en diciembre del año pasado. Ya pasaron tres meses de este 2024 y simplemente no avanzan ni un ápice.
En Cancún se hizo el compromiso de apoyar con el alumbrado y el arreglo de calles de las colonias de Avante, Unidad Antorchista, Tres Reyes, La Esperanza y Rivera, de eso, sólo cumplieron con una parte del alumbrado, pero la gente tuvo que cooperar el 70 % del costo total; del arreglo de las calles, hasta ahorita, es “potro en barriga de yegua”.
No se le ha dado el mantenimiento al albergue femenil de Chetumal que la Secretaría de Bienestar (Sebien) se comprometió a hacer, ni se le ha dotado del mobiliario que se comprometieron para el albergue de Felipe Carrillo Puerto y Bacalar.
Tampoco hay avances en el compromiso de la pavimentación de caminos de la zona maya, así como los arreglos de los accesos de las colonias populares.
Estas son algunas de las demandas con las que se comprometieron a atender, pero a ellas se suma un largo etcétera. Como podemos ver, estimados compañeros y público que logre leer mi humilde opinión, tenemos motivos para estar inconformes y preocupados por la falta de cumplimiento de las demandas.
Nosotros hemos sido pacientes y respetuosos; insisto, confiamos en que, con este nuevo Gobierno, ahora sí habría justicia social; sin embargo, el panorama es sombrío.
Finalmente, hago un llamado fraterno a mis compañeros antorchistas del estado, a estar pendientes de las decisiones que se tomen en los próximos días por el Comité Estatal de la organización.
Nosotros siempre le hemos apostado a la gestión y al diálogo, pero cuando no nos queda otra alternativa, nos vemos obligados a hacer uso de nuestro derecho a la manifestación pública, facultad que la misma Constitución pone en manos de los ciudadanos que no son escuchados por sus autoridades. Conste.
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