Hablando de Educación y desarrollo económico, el dirigente nacional del Movimiento Antorchista Nacional, el Maestro Aquiles Córdova Morán dijo que “… el rezago general de las naciones pobres comienza y se enraíza en el rezago científico y tecnológico de la mismas; y que, por tanto, la diferencia entre ellas y las naciones ricas se hará cada vez mayor si no se hacen, por parte de las primeras, los esfuerzos suficientes por cerrar, o cuando menos acortar, el abismo científico y tecnológico que hoy las separa y enfrenta, cuando menos en el terreno económico”, y que, por ello, “La necesidad de una verdadera revolución científica en el país no es, pues, capricho de nadie ni invento de politólogos en busca de propuestas llamativas para un discurso oficial, sino una necesidad real fundamental y urgentísima, que no debería admitir ya ningún tipo de aplazamientos”. Y esta no es posible sin una verdadera transformación en la educación.
Para lograr resultados efectivos en la educación de los jóvenes, no basta con planes y programas adecuados, maestros y disposición de estos, de alumnos y de padres de familia, sino que es necesario crear las condiciones educativas, sociales y materiales adecuadas para hacer posible el aprendizaje y la educación, teniendo un entorno agradable; solo así podremos lograr los resultados positivos en la formación de profesionistas calidad, sensibles y comprometidos con su patria.
Pero en México cualquiera se da cuenta del rezago educativo en la que nos encontramos, en comparación de los demás países, las escuelas en el Sureste y principalmente en Campeche, no poseen las condiciones necesarias para que los jóvenes puedan llevar a cabo sus estudios, nos encontramos escuelas de cartón y láminas, sin servicio de agua ni de luz.
La tarea de corregir esta situación que condiciona el atraso de nuestro país es de todos los mexicanos, pero en concreto la es de nuestro Gobierno Federal, sea quien sea que gobierne. Es necesario y urgente que el gobierno actual cumpla, en los hechos y no solo con discursos, con su papel de garantizar las condiciones educativas a todos los mexicanos, sobre todo a los hijos de trabajadores y campesinos. Pero, en contraste, la realidad se refleja en la falta de apoyo a la educación durante la pandemia, que se notó no solo en el deterioro de las instalaciones de los centros educativos, sino sobre todo en la deserción de miles de estudiante que prefirieron trabajar para ayudar en su hogar, antes que pagar internet, comprase una computadora o un celular, con los cuales pudiera estudiar de manera virtual. Esta carencia fue causa de la justificada protesta de miles de estudiantes, padres de familia y maestros que exigieron al presidente que cumpliera su promesa de internet gratuito y universal, pero la respuesta que recibieron fue la insensibilidad de este gobierno morenista, al hacer oídos sordos, a sus peticiones.
En México la educación es deprimente, se les niega a los humildes mejorar las condiciones educativas, y, por el contrario, se les quitan algunos programas que ya habían logrado, no como dádiva, sino como fruto de su misma lucha por el derecho a la educación de calidad, así sucedió con los recursos del PEF en materia educativa que por tercer año fueron recortados, o las becas para los estudiantes de nivel básico y, recientemente, la cancelación del programa de Escuelas de Tiempo Completo, por parte de la Secretaria de Educación Delfina Gómez Álvarez y del Presidente Andrés Manuel López Obrador.
En estas circunstancias que son aún más desfavorables para los jóvenes que viven en comunidades marginadas, carentes de escuelas de nivel medio y superior, pocos logran terminar la preparatoria y los que deciden enfrentar la cruda realidad como estudiante foránea, gastar en colegiaturas semestrales, transporte, libros, material escolar, comida hospedaje, trasporte público, y más gastos extras, que les hace prácticamente imposible realizar la meta de estudiar.
Es por eso que nuestra organización, el Movimiento Antorchista Nacional, preocupada por el futuro de ciento de jóvenes, desde su fundación ha luchado hombro a hombro al lado de los estudiantes, padres de familias y profesores, para lograr superar esta carencia, creando casas de estudiantes que les ofrecen condiciones para estudiar en las ciudades, a pesar de sus carencias económicas. En esta lucha de años, hemos logrado en el reciente pasado la creación de adecuadas y hasta admirables construcciones de albergues estudiantiles, fruto de la lucha organizada, de la necesidad y el profundo deseo de llegar a ser grandes hombres.
Los jóvenes y padres de familias han encontrado una alternativa educativa en las casas de estudiantes que se encuentran en todos los rincones del país, y en Campeche no es la excepción, contamos con tres Albergues Culturales: “Dr. Héctor Pérez Martínez” en Campeche, “Prof. Humberto Vidal Mendoza” en Champotón y “Manuel Crescencio García Rejón y Alcalá” en Hopelchén. Estas casas llevan más de 32 años, apoyando a jóvenes de escasos recursos económicos, para que no pierdan la oportunidad de mejorar sus condiciones de vida por la vía de la preparación académica. Todo esto no hubiera sido posible con solamente las becas entregadas individualmente, ni se pueden sostener y continuar su trascendente labor con solo eso; requieren el apoyo del pueblo que les ha permitido funcionar todo este tiempo, pero también el de las instituciones.
Es por eso urgente y necesario que las autoridades, quienes administran los recursos que todos los mexicanos entregamos a la administración pública para el desarrollo de la Nación, brinden las oportunidades y apoyen a los albergues estudiantiles que son el segundo hogar de muchos estudiantes, que deciden vivir de manera decoroso y colectiva con otros jóvenes que se encuentran en la misma situación y con similar deseo de superarse.
El monumental esfuerzo del pueblo está demostrado, ahora le toca el gobierno hacer su parte, que ofrezca el apoyo a cientos de estudiantes de Campeche, los gobiernos pueden y deben apoyar a los albergues estudiantiles con el subsidio de alimentación y con la terminación de la construcción de sus instalaciones, pues aún faltan las segundas etapas que consisten en los dormitorios, biblioteca, complejo cultural y domo para las canchas deportivas.
Esto por modesto que parezca, es una parte de esa necesaria transformación educativa, la cual, a su vez, es condición para transformar a México.
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