La lucha por años ha sido la búsqueda de: Un proyecto de nación. Este debe salir, no de ocurrencias, no de imitaciones, plagios o recetas. Debe ser resultado de un conocimiento profundo de la historia universal y del país, de un análisis científico, que nos indique no solo el verdadero problema de México, sino también el camino a seguir para atacar y resolver las causas que lo generan. Un análisis exacto que nos diga el por qué hay tanto descontento social en el país, que permitió el arribo al poder de López Obrador.
Dicho proyecto tiene que presentar de forma clara las propuestas para atacar las causas que han generado el descontento, las cuales deben ser factibles, que vayan al centro del problema, que incentiven la movilización para buscar con mayor certidumbre los caminos que permitan un desarrollo con equidad, donde el pueblo trabajador que es la mayoría de este país, acceda a una vida digna.
Quienes se hicieron del poder el pasado 2019, haciendo creer a la gente que tenían el proyecto que recogía las causas de su descontento, le mintieron, pero lograron que la gente les creyera, precisamente por un hartazgo y por su situación cada vez más y más deprimente. Siguen a tres años del hecho, mintiendo, pero varias de sus acciones efectistas –Suspensión de la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM) – empiezan a cobrarles la factura, llevando a la economía del país a generar, ahora con mayor intensidad: pobreza, y, por tanto, incredulidad y mayor descontento, el cual se niega, pero avanza.
Estos nuevos adalides de la patria se dan un tiro en el pie, al satanizar día tras día a los partidos que dicen han generado y vivido de la "corrupción", según sus análisis de la realidad mexicana, que los lleva a convocar al pueblo de México a una ilusoria "cuarta transformación", que llevará a los pobres, precisamente a lograr esa vida mejor que añoran y que desean, de ahí los votos a favor –o contradicción– de un partido, el de MORENA (Movimiento de Regeneración Nacional) ese sí nuevecito, curado de los vicios y corruptelas –afirman– de los que hay que desaparecer como son: El Partido Revolucionario Institucional (PRI), el Partido Acción Nacional (PAN) y el Partido de la Revolución Democrática (PRD).
Sin embargo, los acontecimientos dicen que el voto fue para una coalición tipo alianza electoral, integrada por Morena, el Partido del Trabajo (PT), el Partido Encuentro Social (PES) y el Partido Verde Ecologista de México (PVEM); la pregunta inmediata a "los transformadores" es ¿Estos partidos también hay que desaparecerlos?, ¿estos no están corrompidos?, el Partido MORENA, que solo es un membrete pero que de "movimiento", devendrá en partido, por obra y gracia de los recursos de Bienestar Social a través de los servidores de la nación; ¿será el único que exista? pues ¿será el único que no será corrupto? ¿Por qué lo dice el presidente?
¿Y cuál es el proyecto de este partido? ¿Cuál es su análisis de lo que México necesita?, ¿de lo que necesita el país? Según López Obrador; el problema es la corrupción generada y enraizada por los gobiernos conservadores, neoliberales (36 años de política neoporfirista). Pero que ya logró derrotar, pues decretó que se acaba el Neoliberalismo, y con ello la corrupción. Y así lo estipula en su última publicación: "...Hemos avanzado y considero que a mitad del camino, a pesar de la pandemia se han establecido las bases para la transformación de México..." "...Es tan importante lo logrado en este periodo que hasta podría dejar la presidencia..." López Obrador A. M., A la mitad del camino. (Planeta, 2021).
Al final de la misma publicación, López Obrador terminó diciendo: "...Así como nos hemos comprometido a reducir la violencia y garantizar la plena tranquilidad pública (SIC), también estamos empeñados en alcanzar mejores niveles de desarrollo..." "...Lo que deseamos de todo corazón es que al final de nuestro gobierno haya menos desigualdad, más felicidad..." "...deseo a finales de septiembre de 2024 retirarme en definitiva del ejercicio de la política..."
Este es el proyecto del partido de Morena y su impulsor, quien solo necesitaba el voto mayoritario de los mexicanos, que sedujo con su lucha contra la corrupción, para terminar con el neoliberalismo, por ello, su afirmación de que ha cumplido y podría dejar el encargo presidencial, expresando que su deseo: es que al final de estos dos años disminuya la desigualdad en el país y esto traiga felicidad a los mexicanos. Pero el problema reside en que tanto su afirmación como su deseo no son un reflejo objetivo de la realidad que se vive en el país: donde existe un mayor número de pobres y están más pobres que antes contra un menor número de ricos, pero más ricos que antes, por lo tanto, la desigualdad aumentó, lo que ha traído mayor polarización e infelicidad.
México, mejor dicho el pueblo de México, debe sacar lecciones de está cruda realidad, entender que la organización en torno a un partido es necesaria, contrario a lo que afirman quienes denostan a los partidos, pero debe comprender que la creación de ese partido es tarea suya, irrenunciable, pues es la herramienta necesaria para que como grupo, como clase social, productora de la riqueza, pueda hacer que está (la riqueza), sirva para la creación de bienestar para todos, este es su vital interés, pero para lograrlo, debe luchar por gobernar su país, es decir, debe luchar por el poder político, para lo cual debe contar con un proyecto científico que indique las causas que impiden este estado de bienestar y las tareas a ejecutar para lograrlo, movilizando y entusiasmado no solo a su grupo, o clase social, sino a la sociedad en su conjunto.
Esto no solo es posible y necesario, es la tarea a la que nos hemos dedicado y debemos abocarnos con más ahínco y perseverancia, pues el hecho de que López Obrador haya logrado –a pesar de sus mentiras– los votos para su triunfo, es la muestra inobjetable de que el pueblo de México, quiere un cambio, una vida mejor para él y para sus hijos.
Todo el Antorchismo tamaulipeco a redoblar esfuerzos, así lo exige la patria.
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