A 46 minutos del centro de Kanasín, en transporte público y tomando tres transportes, a la salida de la carretera que va a Tixkokob, se ubica la escuela preparatoria de nueva creación “Felipe Carrillo Puerto”; una escuela que surgió por la necesidad de jóvenes, al no contar con una opción educativa a su alcance.
Ubicada entre monte, sumergida en el fraccionamiento Puertas del Sol, la escuela de nueva creación ha sido parte fundamental en la educación de jóvenes que no tienen los recursos suficientes para trasladarse hasta el centro del municipio de Kanasín y estudiar en su única escuela de este nivel educativo que tiene.
Los estudiantes acarrean de la casa más cercana el vital líquido para vaciar los sanitarios, enfrentando riesgos y costos que reflejan el abandono de la institución.
Sin apoyo, pero con el esfuerzo de padres de familia, alumnos, pero sobre todo de los maestros, esta escuela, que lleva seis años funcionando, ha podido salir a flote. Sin embargo, carece aún de una infraestructura digna, de seguridad, servicio de agua potable, así como su reconocimiento oficial, problemáticas que se le han planteado al gobierno municipal de Kanasín.
Esta escuela de carácter popular se suma a cientos de escuelas a nivel nacional que padecen de servicios, pues es de señalar que instituciones que no cuentan con agua potable son 56 mil 109, de acuerdo con datos oficiales. Donde, con cubetas, formados en hileras pasando uno a uno los baldes con agua, los estudiantes acarrean de la casa más cercana el vital líquido para poder vaciarle a los sanitarios, siendo en muchas ocasiones riesgoso para ellos y en ocasiones costoso, pues la vecina les empezó a cobrar el agua.
La escuela de nueva creación “Felipe Carrillo Puerto”, adentrada en el monte, si bien se pierde por su distintivo color verde, es un templo del saber destinado, a pesar de las carencias actuales, a ser una de las mejores escuelas en el municipio.
Hoy las autoridades la hacen de menos, la ignoran, pero dentro de las aulas se forman jóvenes solidarios, fraternos y no ajenos a la situación actual que vive México.
Hoy es una escuela, entre miles que hay en el país, pero es justamente en este tipo de instituciones donde se forman seres humanos sensibles, fraternos y siempre empáticos ante las diversas situaciones.
El camino es difícil para llegar a la institución; no imposible, pero sí de acuerdo con las circunstancias. De terracería si el clima es despejado y soleado; de lagunas si Chaac mandó la bendita lluvia, o de “arenas movedizas”, cuando el agua se evapora y las calles quedan enlodadas. Todo porque no las vías de acceso no están pavimentadas.
Gobiernos indiferentes, calles dañadas, sin agua, sin clave escolar, sin seguridad —porque la institución ha sido vandalizada—, pero con la convicción de seguir educando y ser educado. A pesar de las adversidades, los jóvenes y maestros que no reciben un pago han podido salir avantes, con la firme convicción de ir dando a la sociedad mejores jóvenes y que luchen para sacarla de la marginación, la pobreza y, sobre todo, la carencia educativa.
Pero la institución y todos aquellos que la integran no han tenido que enfrentar solos este gran desafío, han sido respaldados por una de las organizaciones más grandes y mejor estructuradas que es el Movimiento Antorchista Nacional que, junto con este, le han hecho frente a la indiferencia por construir y dar una educación de calidad, aquella que tanto la niegan las autoridades correspondientes.
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