Causa asombro observar cómo, en la inmensa mayoría de las veces, los noticiarios, los analistas políticos, reporteros y columnistas, se ocupan de comentar, analizar y resaltar noticias irrelevantes o poco definitorias para la vida nacional. Hacen de lado problemas graves y trascendentes, cuya persistencia debe ser conocida por la ciudadanía, para que pueda tomar conciencia de la situación que padecen y generar de esa manera el deseo de resolverlas, de volverse partícipe de la solución, para forjar así una nación más justa, más libre, más democrática y más soberana.
El ocultamiento de hechos graves, su trato superficial, su tergiversación, impiden conocer la grave situación en la que vivimos y nos transforma en elementos pasivos, indiferentes; nos hace víctimas de injusticias, atropellos, manipulaciones, engaños y nos condena a una vida indecorosa y conformista, que prolonga nuestra existencia oprobiosa. La falsa visión de la realidad que vivimos convalida la instrumentación de políticas sectarias, erróneas, chantajistas, caprichosas, que deja las manos libres al gobernante para hacer y deshacer a su libre arbitrio. Así se explica, entre otras muchas razones, la despolitización del pueblo y el por qué los desprotegidos de México no son oídos ni atendidos. Las consecuencias de esta actitud están a la vista: despolitización, manipulación, pobreza, atraso y marginación.
Urge un periodismo de investigación, enérgico, veraz, de denuncia, que deje claro cómo, por qué y quién es el causante de hechos tan graves para la paz y el desarrollo, y sus consecuencias para la nación, como el tratamiento deficiente de la pandemia, que ha dejado más de 600 mil muertos; el empoderamiento al Ejército dispensado por López Obrador, la indiferencia gubernamental ante el surgimiento de un narco-Estado, con miles de asesinatos que permiten a varios analistas caracterizar a México como un Estado fallido; la apresurada desaparición de la división de poderes para la consolidación de una autocracia; la pobreza que padece la inmensa mayoría de la población, pues su omisión es la causa de su amplitud y profundidad. El silenciamiento de hechos tan graves deja sin voz al pueblo, perpetúa la miseria, la injusticia, la ignorancia, los atropellos y lleva a los ciudadanos a aceptar tan indecorosa vida.
Veamos. Con motivo de la Glosa del Informe de Miguel Barbosa Huerta, “desgobernador” de Puebla, la secretaria de Bienestar del Estado, Lizeth Sánchez García, afirmó sin rubor ninguno que “municipios de la Sierra Negra, como Eloxochitlán, Tepango de Rodríguez y Coyomeapan registran el mayor rezago en desarrollo social y bienestar de los habitantes”. Aseveró que “el gobierno del estado y la Secretaría bajo su dirección han instrumentado varios programas para contrarrestar los efectos de precariedad económica, que se produjeron con el inicio de la pandemia por coronavirus”.
El Consejo Nacional de Evaluación de la Política de desarrollo Social (Coneval) le pone cifras al “rezago social” al informar que el 95.8% de la población de Eloxochitlán, (8 mil 668 personas), mantienen altos índices de marginación: no tienen acceso a servicios públicos en sus hogares, no tienen vivienda y tampoco seguro social. Los programas que el gobierno instrumentó para atacar tan escandaloso estado de pobreza fueron: Repartición de estufas, calentadores solares, y el programa integral de alimentación, ocultando dar cifras de beneficiados. Esta actitud permite suponer que los beneficiados fueron unos cuantos y afirmar que el remedio nada tiene que ver con la enfermedad que padece Eloxochitlán. No buscan resolver el problema y sólo se burlan de la miseria que sufre la población.
En Tepango de Rodríguez, en un 95.51% y Coyomeapan en un 94.3% de su población, padecen “rezago social” por las mismas razones que Eloxochitlán: No tienen vivienda, no hay servicios básicos en los hogares y se están muriendo de hambre; sufriendo las burlas de los programas “salvadores” de Barbosa y Lizeth. De esta grave información únicamente contigopuebla.mx se hizo eco. Son estremecedoras las cifras que muestran el alto porcentaje (casi el 100%), y las causas que originan la ofensiva pobreza, atraso y marginación en la que vive la población de los tres municipios.
Cuatro municipios, Coxcatlán, Zoquitlán, Tlacotepec y Vicente Guerrero, que integran geográfica, económica, política y culturalmente lo que se conoce como la Sierra Negra, viven la misma pobreza y sufren el abuso inmisericorde de cacicazgos rapaces y explotadores. Ése es el origen de su pobreza, no la pandemia, sin que en ninguno de los casos el gobierno haya realizado un mínimo esfuerzo para resolver el mal. Muy por el contrario, protege con todo su poder a los cacicazgos regionales (remember Coyomeapan), reprime cualquier brote de inconformidad y deja morir de hambre a los pobres de la sierra.
Tehuacán, el segundo municipio más importante del estado, según datos del CONEVAL, de una población de 329 mil 113 habitantes, el 48.8% (160 mil 759) sufren pobreza moderada, y 27 mil 339 (8.3%) sufren pobreza extrema. Este último sector poblacional padece tres o más carencias, y sus ingresos son tan bajos que aun aplicándolos sólo a la adquisición de alimentos no obtendrán los nutrientes necesarios para una vida sana. Es de resaltarse que más de la mitad de la población de Tehuacán, padece algún tipo de pobreza. ¡Grave situación!
El distrito de Huachinango conformado por 19 municipios y una población total de 413 mil 720 pobladores, 356 mil 368 viven en pobreza y pobreza extrema. ¡Extremadamente grave! Citaremos para concluir, algunos datos que proporciona el Coneval sobre el estado de Puebla. El 50% de la población no gana lo suficiente para adquirir la canasta básica, y más de un millón 537 poblanos se encuentran en rezago educativo, es decir, no saben leer ni escribir o no completaron sus estudios de educación básica y obligatoria, colocándose entre las siete entidades (Chiapas, Oaxaca, Michoacán, Veracruz y Guanajuato) con mayor rezago educativo y con tendencia al alza en este atraso.
Sin exageraciones de ningún tipo, estos datos nos permiten concluir que sufren “rezago social” no sólo tres distritos, sino todo el estado de Puebla, y éste se acentúa en sus regiones más importantes. Y ¿qué se dice sobre esto? Nada. Se ocultan estos datos como una enfermedad contagiosa. No se conocen porque son reflejo de un pésimo gobierno, son prueba de que los programas sociales y la política económica de la Cuarta Transformación son un fracaso absoluto, en caso de que se tratara de mejorar la vida de los mexicanos, en general, y de los poblanos, en particular. Están vigentes porque sirven para cachar votos, porque permiten a López Obrador, con dinero de la propia gente, aparecer como el único benefactor del pueblo, abusando de su pobreza y de su ignorancia. La prensa poblana bien haría en tomar el papel de pionera, ocupándose de denunciar tan grave estado de cosas, sin temor al poder morenista: bien vale el sacrificio en aras del verdadero bienestar para cientos de miles de poblanos.
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