La política de oídos sordos y de combate abierto a las organizaciones sociales, que hacen gestoría a favor de sus agremiados para encontrar salida a problemas urgentes, se ha agudizado con este gobierno, ha ascendido a rango de política de Estado su guerra contra la organización popular.
Morena es un gobierno autoritario y reaccionario que se disfraza con un discurso a favor de los más pobres, pero que disminuye recursos para salud, educación, vivienda y cero desarrollo económico, ha superado los peores vicios de los gobiernos anteriores, prometió acabar con la corrupción, la inseguridad y todo está peor.
Quiere acaparar todo, no permite la crítica, es un declarado enemigo del libre pensamiento, cualquier iniciativa fuera de su concepción del mundo es inmediatamente reprimido, aprovechó el hartazgo social, producto del modelo neoliberal, pero el modelo sigue intacto, no lo modifica y lo cubre con su verborrea barata.
Aunque grita todos los días su rechazo al enriquecimiento, sus más allegados y familiares aprovechan los cargos públicos para otorgar discrecionalmente jugosos contratos, destinados a las obras emblemáticas de Morena, como el Tren Maya, la refinería de Dos Bocas y el aeropuerto de Santa Lucía.
Son expertos en la manipulación, montan un show mediático y anuncian un plan de vacunación muy ambicioso para toda la población adulta, iniciando con el personal de salud y posteriormente continuar con los adultos mayores, hasta concluir para el mes de marzo del 2022, pero no han vacunado ni al 1% de la población y en este momento la vacunación está detenida, se asoma un panorama desastroso.
La ineptitud del gobierno se explica, porque a pesar de contar con un correcto diagnóstico de los graves problemas nacionales, dos años de lastimosos resultados demuestran que carece de un plan integral de gobierno, toma como base de su acción el combate a la corrupción y aplicar un severo plan de austeridad que ha llevado al propio gobierno al desmantelamiento de su estructura y por lo tanto a la parálisis.
A pesar de los colapsos en salud y economía, no se corrige el rumbo, México es considerado como el segundo peor país en el manejo de la pandemia y al ritmo que vamos, este sexenio tendrá cero crecimiento económico, provocado por el nulo apoyo a trabajadores y empresas.
Tenemos en puerta un proceso electoral para renovar la Cámara de Diputados, es una valiosa oportunidad para enderezar el barco, pero existe un problema, los posibles candidatos que le disputen la mayoría al partido en el poder se están recargando sólo en los errores del gobierno y posiblemente le arrebaten la mayoría, pero falta el segundo paso, la propuesta para remediar los grandes problemas nacionales, como el incremento de la pobreza y el peligroso crecimiento de la desigualdad entre ricos y pobres, no basta con arrancar la mayoría a Morena.
Frente a este difícil panorama, urge un programa emergente, que en vez de continuar con los recortes al presupuesto reactive nuestra economía, inyecte recursos al campo, incremente el monto real de los salarios para fortalecer el mercado interno, apoye a las micro, pequeñas y medianas empresas (que son las que utilizan más mano de obra) y que incremente el gasto público en salud, educación y el combate a la pobreza, de manera que frenen la acelerada desigualdad, para todo ello es inaplazable, una mayor recaudación, con cargo a los que reciben altos ingresos, esa es la tarea de los diputados y no sólo llegar al recinto legislativo.
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