Llamó mi atención una nota del periódico El Financiero del pasado 11 de febrero, publicada en la primera plana de su versión digital que se titulaba, “Analistas ven posible una guerra civil en Estados Unidos”, sobre todo porque ese diario no se ha caracterizado por tener una línea editorial de ataque contra el vecino país del norte. Se ha caracterizado, sí, por tener una posición crítica y tratar de informar a sus lectores, quizá por ello, haya promovido entre algunos expertos un debate sobre el tema en cuestión.
Los participantes en el Meet Point de El Financiero Bloomberg “La fragilidad de la democracia en Estados Unidos”, dijeron, entre otras cosas, que en la Unión Americana se está limitando el derecho al voto en 19 estados y que se están imponiendo funcionarios electorales con perfiles partidistas, que en el país hay milicias armadas y existe una propaganda que incita a la polarización y al odio y que todo esto podría conducir a estallidos de violencia y hasta a una guerra civil. Creo que el amable lector estará de acuerdo en que se trata de un diagnóstico muy grave.
Las opiniones de los expertos de El Financiero no son la excepción y tienen como base, tanto lo que se sabe a través de observadores muy serios, como por declaraciones de los propios protagonistas que curiosamente están perdiendo la discreción tradicional. Tómense en cuenta en este sentido las declaraciones del general Michael Kurilla, que será en fecha próxima el jefe del mando de todas las fuerzas de Estados Unidos en el Medio Oriente y que, por lo mismo, está absolutamente libre de toda sospecha de que pretenda divulgar falsedades para perjudicar a su país, quien informó que 18 países de la región en que se desempeñará como jefe militar, ya se han comprometido a participar con China en el proyecto comercial que impulsa esa nación asiática y que lleva por nombre “Nueva Ruta de la Seda”, es decir, que sólo quedarían tres por comprometerse con el proyecto económico chino.
Muy delicado para el poder absoluto del mundo al que siempre ha aspirado el imperialismo norteamericano. No obstante, el problema fundamental de Estados Unidos, como el de México, es la terriblemente injusta distribución de la riqueza, es el hecho de que su sociedad esté antagónicamente dividida entre las masas inmensas que producen la riqueza y los diminutos círculos privilegiados que se quedan con ella. Datos recientes del Proyecto sobre Desigualdad del Institute for Policy Studies, señalan que en la unión americana, la riqueza de 745 multimillonarios estadunidenses, que es de 5 billones de dólares, es dos tercios más que la riqueza total del 50 por ciento de los hogares del país.
Ya antes de la pandemia, casi un tercio de los estadounidenses vivía por debajo de la línea de pobreza, marcada en las condiciones y precios de allá, en 36 mil dólares anuales para una familia de cuatro miembros. Estados Unidos es más desigual que el Imperio romano: el 1% de la población de aquel imperio caído, controlaba el 16% de la riqueza, en el Estados Unidos de hoy, ese uno por ciento, controla el 40% de la riqueza producida. Más datos impactantes: las tres personas más ricas del país, poseen la misma riqueza que la mitad inferior de la población, es decir, que aproximadamente 160 millones de personas. La existencia de esta situación y los esfuerzos constantes por parte de las élites para reproducirla están destruyendo al país.
En efecto, la drástica división de la sociedad en clases, se sigue atizando todos los días. Según un análisis que abarcó a 379 grandes corporaciones, 91 de ellas no pagaron impuestos federales en 2018, entre ellas Amazon, Chevron, Halliburton e IBM, otras 56 empresas pagaron el 0% y el 5% y, cinco de ellas, Bank of America, JP Morgan Chase, Wells Fargo, Amazon y Verizon, tuvieron el privilegio de gozar de exenciones fiscales en ese año por más de 16 mil millones de dólares. Ítem más. De los 50 estados que conforman la Unión Americana, en 45 de ellos, hay leyes vigentes que recaudan más impuestos de los contribuyentes de ingresos más bajos que del 1% de la cúspide de la pirámide. Sorprendentemente, como sucede en México, los salarios bajos de múltiples empresas poderosas, se sostienen gracias a las diferentes ayudas que recibe esta parte de la población y que se pagan con los impuestos que pagan los más pobres.
Estados Unidos vive de prestado. Tiene la deuda más grande del mundo. Según los cálculos del gobierno norteamericano, la deuda nacional bruta es actualmente de 30 billones de dólares, no obstante, esa cifra podría ser en realidad mucho más alta ya que no reconoce los valores de las obligaciones futuras; en un informe de 2018, Shiva Rajgopal, profesor de contabilidad de la Escuela de Negocios de Columbia, afirmó que la contabilidad de Washington "no reconoce las facturas" de cosas a pagar en el futuro, como "recortes de impuestos", "obligaciones incurridas debido a los compromisos del Seguro Social y Medicare y Medicaid", esto implica, según su opinión, que la deuda real es de 60 billones de dólares que equivalen a una deuda de 240 mil dólares por cada adulto que vive en Estados Unidos.
Prepararse, estudiar para ser mejor, es muy costoso en Estados Unidos. Pero, además, no se trata solamente de la superación personal como una aspiración legítima de las personas, se trata de formar a los científicos de todas las ramas que tendrán que seguir construyendo el país en el futuro. Y si vemos los altos costos de hacer una carrera en Estados Unidos, entenderemos que ese país, en aras de mantener a buena parte de la educación superior como un gran negocio, se está cerrando su futuro, está marchando directo a la pérdida de la carrera científica y tecnológica. Se calcula que 43 millones de ciudadanos estadounidenses tienen serias dificultades para leer y escribir, esto con respecto a la educación básica pero, en cuanto a la dificultad para terminar una carrera, en 2020, la deuda total por préstamos estudiantiles alcanzó la cifra de 1.56 billones de dólares; y, aunque la mayoría de los individuos debe entre 20 mil y 40 mil dólares, casi un millón de personas debe más de 200 mil dólares; es más, las deudas por estudios, son para toda la vida, debe saberse que la deuda acumulada de personas entre 60 y 69 años de edad, asciende ya a 85.4 mil millones de dólares.
Todo esto tiene muy preocupada a la minoría privilegiada de Estados Unidos. Un estudio de la Escuela de Negocios de Harvard diagnosticó desde septiembre de 2014, que la creciente disparidad entre los muy ricos y las clases media y baja ya no era sostenible. Pero no se crea que las élites explotadoras están pensando en aflojar la cuerda del cuello de las clases trabajadoras, antes bien, las están empujando a la drogadicción y al alcoholismo para imposibilitar su defensa y su lucha, sólo el año pasado, murieron por la administración de sobredosis de drogas mortíferas, más de cien mil personas en Estados Unidos, cantidad que, con respecto al año anterior, se incrementó en 28.5 por ciento.
La élite planea, asimismo, provocar una guerra muy lejos de su territorio. Las guerras modernas, las que persiguen apoderarse de fuentes de recursos naturales, materias primas, rutas y transportes y mercados para venta de todo tipo de mercancías son, desde el momento en que se inician, grandes negocios directos para todas las empresas relacionadas con las actividades militares e, indirectos, pero igualmente efectivos, para muchas otras empresas que se dedican a la explotación de la fuerza de trabajo. En resumidas cuentas, la salud de los Estados Unidos de Norteamérica, no es nada buena, el imperio se desliza por un tobogán hacia su ruina y se dedica a enfrentar sus enormes dificultades con las viejas medidas que se sabe de memoria: guerra, devastación y ajuste de la opresión.
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