Analizar los acontecimientos que han definido a cada gobierno, nos permite distinguir el rumbo que tendría el país si estos hubieran seguido en el poder, solo por poner algunos ejemplos de los gobiernos más recientes como el de Felipe Calderon, que es recordado por la guerra fallida en contra el narcotráfico y dejó como resultado a 121 mil muertos, o como el gobierno de Enrique Peña Nieto que con la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, los gasolinazos, la corrupción y lavado de dinero logró ser el presidente peor evaluado desde los años 90; aún cuando cada uno de ellos tienen características particulares, el gobierno del actual presidente Andrés Manuel López Obrador reúne y suma todos los errores de los gobiernos anteriores y los potencializa.
La inestabilidad financiera, la inflación más alta de los últimos 20 años, la mala administración de proyectos como PEMEX, el sistema de salud desmantelando la corrupción, la violencia desatada, y el no castigo, son características que han ido definiendo a este gobierno.
Escándalos comprobados como el robo del 10% al salario de 500 trabajadores disfrazado de “aportaciones voluntarias” para beneficio del partido; la corrupción y despilfarro de dinero del director general de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) Manuel Bartlett, que dicho por el propio presidente, llegó para cumplir con la misión de cancelar todos aquellos proyectos que fueran de la oposición, a cambio se le ha concedido el privilegio de ser incorruptible; la cancelación del aeropuerto de Texcoco sustituido por el Tren Maya, mismo que hace algunos días se anunció la suspensión y cambio de ruta, dejando un ecosistema destruido por varios kilómetros, la muerte de más de medio millón de personas por la falta de seriedad en el tema de salud propuesta por López Gatell, la caída de la línea 12 del metro en CDMX por la negligencia de Claudia Sheinbaum y la caída del 0.1% del PIB en el primer año de gobierno, son ejemplos claros de que en México la mentira, reina sobre los datos duros de la realidad.
A dos años de este gobierno, la política de Andrés Manuel es más que errática, es muy notable que todas estas muestras de ilegalidad tengan que ver con la forma de dar protección a los integrantes de su gabinete y así mismo que sus integrantes den protección al presidente, otorgándole públicamente la medalla de moralidad política, sin cuestionar, ni apelar a la crítica de sus mandatos, esto indudablemente ha creado que un gran porcentaje de las masas crean fielmente que la intensidad y veracidad de esta política es la correcta, dejando como enemigo a todo aquel que no esté de acuerdo con lo que dice el presidente, como lo vemos en la caza interminable contra del INE para desprestigiar y eventualmente poder modificar la ley electoral a su favor.
Es extensa la lista de mentiras que colocan a este gobierno como el ganador de estrategias para cubrir su falta de resultados, es cierto que la barrera de adormecimiento social creada hasta hoy por todos los frentes posibles afines a su gobierno refuerzan sus datos sin pensar en las consecuencias, la pandemia como todos los demás males del país no están siendo resueltos, están siendo ignorados, no existe una política pública para el control de los contagios, de la inseguridad, del desempleo, de la violencia, la falta de educación y de los servicios básicos. Es urgente que México despierte de ese adormecimiento, o cuando la realidad golpee a las puertas de las mayorías ya habrá sido demasiado tarde.
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