En nuestro país, los servicios básicos como la salud poco importan. El sistema de salud se encuentra en pésimas condiciones y los más pobres, cuando acuden a solicitar el servicio, se encuentran con un sinfín de problemas: falta de médicos, medicamentos y hasta materiales de curación.
Las condiciones son cada vez más precarias, especialmente en las comunidades donde existen casas de salud que nunca se abren porque no hay médicos; al final, es el pueblo quien padece este problema. La dotación de medicamentos y vacunas ha retrocedido debido a la “austeridad republicana”.
Mientras que otros países destinan el 10 % del Producto Interno Bruto, en nuestro país apenas se destina el 2.9 %. Esta disminución se atribuye a la creación del Instituto de Salud para el Bienestar.
Todo esto provocó recortes en el presupuesto del sector sanitario y una vez más queda demostrado que a las promesas de campaña que hizo el Gobierno federal se las llevó el viento.
Dijo que una vez llegado al poder el sistema de salud se iba a convertir en algo similar al de Dinamarca. Estamos muy lejos de alcanzar tales expectativas, porque sucede todo lo contrario.
Esta política de López Obrador contribuyó al incremento de ganancias en la medicina privada, tal como sucedió en la pandemia del covid-19, ya que no activó ningún plan para hacerle frente a dicho problema, dejando a la suerte a millones de mexicanos que perecieron por el pésimo sistema de salud.
Mientras que otros países destinan el 10 % del Producto Interno Bruto, en nuestro país apenas se destina el 2.9 %. Esta disminución se atribuye a la creación del Instituto de Salud para el Bienestar, dependencia creada por el mismo López Obrador para sustituir al Seguro Popular y el Instituto Mexicano del Seguro Social.
Todo lo anterior hace que cada vez estemos más lejos de alcanzar modelos de sistemas de salud de otros países y que el Gobierno, lejos de estar preocupado por resolver las necesidades de los que menos tienen, se ocupe en desaparecer los organismos que ya existían para paliar algunas necesidades.
Ahora sucede como coloquialmente se dice: se está acabando “la gallina de los huevos de oro”. Se están desviando recursos para otros fines, se suspendieron recursos etiquetados en el PEF y se exageraron algunas partidas presupuestales con “destino incierto”.
El presidente no está combatiendo la corrupción ni mucho menos aplicando la promesa de “primero los pobres”. Está claro que esta administración no representa una Cuarta Transformación.
Sin embargo, el Estado tiene la obligación de garantizar un sistema de salud de calidad, que es un derecho que todos los ciudadanos tenemos, y que garantice una vida plena y saludable. Es lamentable ver que sucede todo lo contrario.
Todo parece indicar que el Gobierno no tiene interés en nuestra salud y, a pesar de que millones de personas necesitan acceso a la atención médica y un sistema de salud de calidad, sólo refleja la falta de preocupación y negligencia del Gobierno hacia la salud de todos los mexicanos. Por eso, los mexicanos debemos reflexionar antes de tomar una decisión el próximo 2 de junio.
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