El presidente municipal de Ixtapaluca, Felipe Arvizu de la Luz, mostró su insensibilidad y muy poca calidad humana ante las peticiones de la gente.
Y es que ante vecinos de la colonia Wenceslao Victoria, que pretendían acercarse a él para entregarle algunas de sus peticiones que consistían en agua potable, mantenimiento de redes de drenaje, pavimentaciones, luz eléctrica, entre otras, reaccionó con violencia y arremetió en contra de la gente utilizando toletes, empujones, golpes y agresiones verbales, sin importarle que hubieran adultos mayores, amas de casa o niños.
En redes sociales circula un video donde se ve claramente a los policías que empujan y golpean a la gente, incluso uno de los agresores fue reconocido como escolta del alcalde.
Lo peor de todo es que sale en un video diciendo que en la colonia Wenceslao hubo un “grupo de choque” que pretendía agredirlo. Pero esa mentira se desbarata al ver el video antes mencionado, pues no deja lugar a dudas que sus policías son los agresores.
Uno de los agredidos, el conocido actor de teatro Pedro Pérez, levantó una denuncia contra los oficiales que lo golpearon y ensangrentaron, cuya acta quedó asentada en la Fiscalía Especializada con sede en Amecameca con el número CHA/CCF/SPA/009/223916/23/08.
Estos hechos forman parte de una serie de acontecimientos acumulados que describen a Morena como lo que es: un partido que no resuelve, que no gobierna, que no ayuda, pero sí perjudica, difama, agrede y pone en peligro la integridad física de quienes lo cuestionan, al grado de promover, literalmente, el linchamiento de sus opositores.
Y es que, en política, sobre todo en los niveles en que gobierna este partido, las palabras no se las lleva el viento, se convierten en indicaciones que pueden volverse agresiones.
Felipe Arvizu forma parte de un grupo de poder que ya gobernó antes en Ixtapaluca. Su cuñado, el impresentable Armando Corona Rivera, fue alcalde durante el periodo 2004-2006 y después tuvo distintos cargos en el gobierno estatal y como diputado local. Tras él siempre estuvo su fiel seguidor, Felipe, que inició su carrera en el PRI, luego se fue al PRD y ahora es morenista.
El hoy finado, fundador de ese grupo, siempre se declaró contrario al Movimiento Antorchista: enarboló como bandera personal la consigna de “fuera Antorcha”. Cosa que su cuñado, el hoy alcalde, no ha olvidado y, en la recta final de su administración, quiere recuperarla y lanzarse nuevamente contra la organización.
Hoy, los antorchistas de Ixtapaluca reciben del alcalde un acoso similar, un ataque que proviene de un gobernante que debería dedicarse a trabajar, pues para eso se le paga de los impuestos que el pueblo abona todos los días.
Como en otros casos, igual que con la inseguridad, el municipio es una réplica, aunque irrisoria, de lo que pasa a nivel federal: violencia contra periodistas, deportistas, científicos, académicos, empresarios, estudiantes, ciudadanos en general.
Un ejemplo poco grato es el del periodista Ciro Gómez Leyva, quien a través de diversos medios denunció que tras ocho meses del atentado del que fue víctima, del cual se salvó debido al blindaje de la camioneta en la que viajaba, no ha habido avances, y acusó al presidente de la República de tener todo el poder mediático, militar, institucional, judicial, y, aun así, victimizarse.
“El enfrentamiento con el presidente no es parejo. Él tiene todos los instrumentos del Estado. Él es el buleador, es el grandote que llega con sus cuates, instituciones, redes y canales de difusión, y te bulea todos los recreos y cuando te están pateando te dice: es parejo”, comentó en Latinus del 14 de agosto.
Además, denunció que los ataques que lanza el presidente en realidad son permisos de atentados contra quienes suele mencionar en sus medios de comunicación pagados.
Eso pasa a nivel federal y no solo contra este periodista, pues los antorchistas hemos denunciado la persecución política en nuestra contra que viene del propio presidente.
Hoy, los antorchistas de Ixtapaluca reciben del alcalde un acoso similar, un ataque que proviene de un gobernante que debería dedicarse a trabajar, pues para eso se le paga de los impuestos que el pueblo abona todos los días.
El gobierno de Morena se piensa intocable, divino, invencible, y probablemente lo sea mientras la gente no despierte, si no dice nada, si permite el estado de cosas que se viven, que son más graves, profundas y peligrosas que en los sexenios pasados.
La gente que vive la falta de resultados en las colonias, en sus calles y hasta en sus bolsillos debe medir con objetividad el desempeño del gobierno y juzgarlo. Los antorchistas denunciaremos y elevaremos la voz de protesta, pero la gente no organizada debe reflexionar y no volver a dar el voto de confianza a estos funcionarios que resultaron ser peores que todos los anteriores.
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