Nos encontramos de nueva cuenta ante un panorama cada vez más desalentador, principalmente para los jóvenes, quienes al igual que la clase trabajadora han sufrido los estragos de la degradación de la sociedad, es decir: de los altos índices de la delincuencia, la inseguridad, la falta de vivienda y alimento, de una buena educación y de un entorno adecuado para desarrollar sus plenas capacidades.
Vemos cómo ciclos escolares comienzan y acaban cada año, sin parar un momento a cuestionarnos: ¿Qué sucederá con toda la juventud que vemos desfilar año tras año por el aula de clase? ¿Dónde terminará? ¿Qué será de su futuro? Y vale la pena cuestionarnos esto porque lamentablemente muchos de los jóvenes, niñas y niños son víctimas de las malas políticas implementadas en el país y son muy pocos los que tienen plena conciencia de ello.
Recordando justamente a uno de los más grandes pensadores que ha tenido la humanidad, Karl Marx, o como denominadamente muchos le decimos “El gran Marx”, se vuelve necesario que la juventud conozca su obra y qué pensaba él sobre el papel activo que deben jugar los jóvenes en la sociedad, principalmente aquellos que se encuentran en aras de elegir una profesión.
En Antorcha, como es sabido, somos fieles estudiosos de su obra y, asimismo, personas que buscan en la práctica desarrollarla y llevarla al pueblo trabajador. Debemos llevar su pensamiento y teoría en todo momento para cambiar no sólo las condiciones educativas en las que nos encontramos, sino para buscar junto a la clase proletaria de nuestro país un cambio.
Ya lo plasmaba Marx en uno de sus muchísimos escritos, particularmente en su texto “Reflexiones de un joven en la elección de una profesión”, el cual realizó cuando tenía tan sólo 17 años de edad, haciendo un llamado a los jóvenes sobre la importancia de ser joven y estudiante. En ello llevaba consigo ya un grado de responsabilidad y compromiso con la sociedad misma, pero que esto a su vez no es fácil.
La elección de una profesión muchas veces es una decisión muy difícil, y aun más cuando va acompañada de sesgos como los intereses individualistas que nos crea la sociedad capitalista en la que vivimos.
Vemos ahora cada vez más arraigados esos intereses con el uso de las redes sociales, los algoritmos que aportan información que les agrada, así como los videojuegos.
Hemos de decir que el contenido de las redes no es, por lo regular, de carácter educativo, sino contenidos que tienden a llevar a no pensar, a no razonar, a no discernir entre lo bueno y lo malo.
Hoy en día los jóvenes no saben a ciencia cierta qué quieren ser en el futuro; ven sólo a través de la pantalla y, lo que es aún más preocupante, vemos cómo se vuelve al mismo tiempo una aspiración el ganar dinero con poco esfuerzo utilizando las redes como lo hacen los “influencers”.
En su texto, Marx nos hace preguntarnos: ¿Qué motivaciones tiene un joven cuando elige una profesión? ¿Riqueza, éxito, beneficios personales, méritos, premios, ganancia? ¿Qué motiva a un joven a ser médico, contador, abogado, sociólogo, músico, arquitecto? ¿Para qué elegimos ser lo que elegimos?
A esto, responde Marx que debemos buscar ennoblecernos a nosotros y a los demás. Rechaza que la ambición sea una motivación al elegir una profesión: Ya que “no sólo es la ambición la que puede despertar el entusiasmo súbito por una profesión particular; quizás pudimos haberla embellecido en nuestra imaginación, para hacerla parecer lo más alto que la vida puede ofrecer” sin analizar “la carga entera, la gran responsabilidad que se impone en nosotros” pues una profesión es una responsabilidad con el mundo que nos rodea.
La profesión, por tanto, debe ser elegida por el principio de la responsabilidad: ayudar a que la sociedad mejore, a cambiar el estado de cosas injustas del mundo, a resolver los problemas que se plantea la sociedad: debemos elegir una profesión para intervenir positivamente en el mundo.
Pero el cambio de la sociedad debe ir acompañado de las condiciones necesarias para poder hacerlo. Y Marx tenía así mismo su propia concepción sobre cómo debía ser la educación de los jóvenes estudiantes. Para Marx, la educación debía ser una educación pública y gratuita para todos los niños y niñas, así como la abolición del trabajo infantil en las fábricas, y que esta educación se ve determinada por el modelo económico por el cual se rige.
Por ello plantea que es necesario que tal modelo deba ser cambiado de raíz; para dar las condiciones suficientes de educación, de calidad y sobre todo que obedezca a los intereses de las masas populares, lo cual no sucede actualmente en el sistema que vivimos.
Debemos tomar las ideas del joven Karl Marx, al elegir una profesión, pero incluso después de haberla tomado, para estudiar una carrera o desempeñar el papel que juguemos como individuos en esta sociedad. Hacer del mundo algo mejor, criticar la sociedad de clases y poner nuestros conocimientos al servicio de la clase explotada por el capitalismo.
Justamente eso es lo que ha buscado el Movimiento Antorchista Nacional de la mano de la Federación de Estudiantes Revolucionarios Rafael Ramírez (FNERRR) con la creación de escuelas, buscar que las condiciones de educación de los estudiantes cambien a través de la lucha estudiantil organizada, para que pueda desempeñarse de mejor manera y adquirir los conocimientos necesarios para transformar su realidad, buscando fomentar también la sensibilidad a través del arte y el deporte con talleres de pintura, danza, poesía, oratoria, fútbol, básquetbol y atletismo, y que a su vez salgan del aula de clase con una conciencia diferente al estudiante convencional.
Y este año no es la excepción: con el término del ciclo escolar 2021-2024 el Movimiento Antorchista entregará a la sociedad más de cien estudiantes graduados desde nivel básico y media superior, que en un futuro serán los profesionistas que estarán al servicio de la sociedad.
Invitamos a todos los jóvenes a que conozcan y estudien a Marx, y que al igual que él sigan sus pasos en pro de una mejor sociedad. Que sepan que en el Movimiento Antorchista lo pueden lograr; pueden desarrollarse como buenos estudiantes y al mismo tiempo como buenos luchadores sociales.
Ya lo escribía Marx en su bella carta a los jóvenes: “Si hemos elegido la posición en la vida en la que ante todo podemos ayudar a la humanidad, ninguna carga podrá aplastarnos, porque los sacrificios serán en beneficio de todos; no experimentaremos una felicidad egoísta, limitada y estrecha, sino que nuestra felicidad pertenecerá a millones de personas, nuestros actos permanecerán sosegada y perpetuamente vivos, y sobre nuestras cenizas caerán las cálidas lágrimas de las personas nobles”.
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