El aumento los precios de las materias primas e insumos necesarios para la producción de alimentos y los productos alimenticios mismos, es una tendencia imposible de esconder y negar, son varias las voces de destacados representantes de organismos internacionales que alertan a los gobiernos sobre una inminente crisis alimentaria de graves y grandes proporciones que afectará a millones de seres humanos, sobre todo a quienes forman parte de la población más pobre.
Decenas o cientos de millones de personas no tendrán alimento seguro que llevarse a la boca y padecerán hambre.
Abordar el tema desde un punto de vista alarmista no es el propósito de mi escrito, se trata de observar el problema para entender sus causas profundas y las posibles soluciones. Es necesario no soslayar el hecho de que la humanidad siempre ha tenido la necesidad de producir alimentos para su sobrevivencia, desde que apareció el primer hombre sobre la tierra, su primera necesidad básica fue alimentarse, esa necesidad de elemental sobrevivencia no ha cambiado, lo que ha cambiado es la forma en cómo se producen los alimentos y cómo se organiza la sociedad para producirlos y distribuirlos. La sociedad capitalista actual predomina a nivel mundial, tiene como base la producción de todo tipo de mercancías, no para satisfacer necesidades como la alimentación, sino para generar ganancias a través de su venta en el mercado, ganancias que van a parar a manos de los dueños de los medios de producción, es decir, los capitalistas o burgueses.
Aunque no seamos expertos en economía, la vida diaria nos ha enseñado que así funciona nuestra sociedad: la causa de la disminución de la oferta y el consiguiente aumento de precios de los alimentos se explica por el desmedido afán de aumentar cada vez más las ganancias de los grandes capitalistas. Veamos algunos datos que lo confirman.
A pesar de que el conflicto entre Rusia y Ucrania está afectando el mercado de los cereales (maíz, trigo, arroz, malta, sorgo, avena y centeno, entre los más importantes), los datos de la ONU revelan que para este año hay suficientes reservas de cereal en todo el planeta. El Banco Mundial, organismo reconocido internacionalmente, sostiene que las existencias mundiales de cereal están a un nivel históricamente alto. Además, en el caso de Ucrania, la cosecha antes de la guerra fue de record, según datos de su Ministerio de Agricultura exportó casi 6 millones de toneladas más que el año anterior. En pocas palabras, hay suficiente cereal para mantener la cadena de producción de otros productos como la carne y la producción de combustible para llenar los tanques de los coches, porque de todos los cereales producidos en el mundo una tercera parte está dedicada a estos productos.
Los datos arriba mencionados contrastan con lo que sucede en países como México, donde en fechas recientes la Cámara Nacional de la Industria de la Transformación, CANACINTRA, informó que el maíz ha aumentado más de 44 por ciento, mientras que el trigo sufre un alza del 22 por ciento. Por otro lado, los productores de trigo y derivados en Guanajuato prevén no sólo uno, sino más aumentos por la escasez de granos. La advertencia llega en voz del secretario de Comercialización y Cosechas de la CNC Guanajuato, Héctor Ortega Razo. Con respecto al maíz opina: escasea y el poco que hay tiene un alto precio, está escases provoca el encarecimiento de la tortilla porque es su materia prima principal.
El sistema capitalista somete a la población más empobrecida a la paradoja de sufrir escases de granos tan indispensables para la alimentación como el trigo y el maíz, caso de México; al mismo tiempo, que existen reservas suficientes para todo el planeta. Esta contradicción, se explica por el hecho de que los dueños de las empresas que tienen el monopolio de la producción de cereales, no tienen como propósito garantizar la alimentación de todos los habitantes, sino vender su producción al precio más alto posible, para acrecentar sus ganancias y con ello su riqueza. Por eso no tienen empacho en guardar sus reservas de cereales para provocar escases artificiales o para firmar contratos a futuro, que forman parte de las carteras de inversión en las bolsas del mundo. Especulan con las reservas de alimentos, sin importarles condenar a la hambruna a millones de seres humanos.
David Beasley, director del Programa Mundial de Alimentos de la ONU, expresó recientemente que “la posibilidad de que, como resultado de la actual crisis alimentaria agravada por la guerra en Ucrania, el cambio climático y los efectos continuos de la pandemia del coronavirus, ocasionará que 323 millones de personas estén “en camino hacia la inanición” en este preciso momento, y 49 millones estén “literalmente al borde de la hambruna” (New York Times, 12 de junio de 2022). Como todo representante del sistema capitalista (fue gobernador republicano de Carolina del Sur, EE. UU.) sus palabras esconden las verdaderas causas de la hambruna que vaticina, porque según él la causa es la guerra en Ucrania, el cambio climático y la pandemia del Covid-19, en ningún momento pone al descubierto las ansias de ganancia de las multinacionales que controlan el mercado mundial de alimentos. Pero las cifras de los millones de personas condenadas a la hambruna que oficialmente reconoce, demuestra que ya no pueden esconder la grave crisis alimentaria que viene en camino.
Que los representantes del capital, reconozcan la crisis alimentaria que viene, una crisis de grandes proporciones, nos debe impulsar a no quedarnos cruzados de brazos: debemos educar, aumentar la capacidad de organización y de acción del pueblo pobre trabajador. Ya no debe conformase con migajas en forma de programas sociales, como los que le ofrece el actual gobierno de la 4T, debemos quitarle la venda de los ojos y crearle una verdadera conciencia de clase, no solo debe ser capaz de hacer a un lado a los buitres que merodean mientras agoniza, sino hacer a un lado al sistema que los engendra. Debe darse la oportunidad de formar una sociedad organizada sobre la base de una distribución justa y equitativa de la riqueza creada por los obreros del mundo. Es una tarea titánica, pero hay miles dispuestos a llevarla a cabo, porque es una tarea necesaria.
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