Las campañas electorales están en su última etapa, falta pocos días para el día de la elección. Y han sido semanas tediosas, nos han bombardeado de información (no siempre verdadera) por todos lados, al abrir una página web, al prender el televisor, al sintonizar la radio, por llamadas telefónicas, por mensajes de texto; con anuncios gigantes por todos lados, con folletos de colores que se entregan en la calle y que avientan debajo de la puerta de las casas, con la pega de calacas en los automóviles, motocicletas y bicicletas aun sin el consentimiento dela gente, con perifoneos por las colonias durante todo el día, con las visitas de los candidatos a las casas, parques y jardines.
Creo que nunca, como ahora, me había percatado de todo el bullicio que generan las campañas políticas, el enorme gasto que genera al erario público, y la contaminación del medio ambiente con tanto papel y lona, y la contaminación visual y auditiva. Hay mucha insistencia por parte de los partidos políticos para ganar la confianza de la gente, para promover el voto ciudadano que les llevara al poder. Pero es una insistencia que hasta podría catalogarse como acoso social, no hay lugar donde puedas librarte de este tipo de propaganda política. Pero lo grave no es solo eso, sino el verdadero objetivo que persiguen estas actividades de la mayoría de los personajes políticos, ganar el poder, el poder por el poder; los intereses individuales que están detrás.
La política ha sufrido una degradación de su concepto, de su esencia y su origen. Se ha pervertido, se ha corrompido a través de los años. En la mayoría de los ciudadanos al escuchar la palabra “política”, se generan un sentimiento de desagrado, de tedio, de aborrecimiento por las malas experiencias al respecto. Años y años de mentiras, engaños y abusos del poder que a través del ejercicio político se obtiene, han ocasionado esta reacción de parte de la gente. La política se ha desarrollado al margen del pueblo, y eso ha sido el tremendo error, los gobernantes se han separado de la gente a la que prometieron servir, al grado de tergiversar su función en la sociedad. Ahora los políticos no salen del Pueblo, aterrizan en paracaídas por azares del destino.
Por estas y otras razones hay serias consecuencias de las cuales quiero mencionar dos: la primera es promoción de la corrupción en su máximo esplendor, (aunque la 4T nos repite diariamente en la propaganda Morenista que ya no hay corrupción) en la realidad vemos lo contrario. la compra de conciencias que han emprendido muchos partidos políticos, utilizando discursos donde prometen solucionar problemas sociales que ellos mismos han generado o permitido desarrollar, y lo acompañan con el reparto de objetos que minimizan el sentimiento de pobreza, como por ejemplo una despensa, cemento, laminas o incluso dinero en efectivo; lo que ha provocado un actitud mezquina de muchos ciudadanos cautivos, que estoy muy segura que no son malos por naturaleza. Personas que han sido capaces de traicionar sus principios, su ideología, su convicción por aventurarse a tener una mejor suerte, aunque en el fondo sepan que ese camino no es el correcto. Que están lucrando con el uso de datos, que han robado, de la manera más vil, la identidad de las personas por unos cuantos pesos, sabiendo incluso que están cometiendo un grave delito que se paga con cárcel. Y esto último lo manifiesto aquí para alertarlos, pues he sido víctima de ello. Y así como yo, habrá muchas víctimas más sin saberlo. ¿Pero que les espera a todas estas personas pasando las elecciones, pasando la efervescencia electoral? Acaso con esos cuantos apoyos y pesos pensaran resolver sus problemas cotidianos por el resto del trienio?
La segunda consecuencia que me parece muy grave es la inhibición del voto que se promueve creo yo, incluso por parte del mismo gobierno. No creo ser la única en darse cuenta que el gobierno de López Obrador ha estado maniobrando anticipadamente para garantizar la conservación del poder. Basta con analizar el uso político de la ley y la justicia por el actual gobierno en los últimos meses, los ataques al INE, la reforma a la ley del poder judicial; la intromisión en el actual proceso de elección, la ineficiencia para brindar protección y seguridad a todos los candidatos a un cargo popular en los diferentes estados, la inacción, la falta de respuestas a las demandas por ataques e intentos de homicidios, etc. Todo esto hace pensar que a como dé lugar, se pretende que la gente no salga a votar, por miedo, por enfado, por decepción, etc. Mucha gente está decidida desde ahora a no votar, a abstenerse de ejercer su derecho al voto, porque considera que de nada servirá, pues ha visto y sobretodo vivido la ineficiencia de los partidos ganadores.
Ante estas graves consecuencias, no nos queda más que insistir a los ciudadanos, que el único momento que tenemos para hacer escuchar nuestra voz, es este, y el único instrumento que tenemos para hacerlo válido es el voto, un derecho ciudadano pero también una obligación. No podemos permitir que se siga pervirtiendo al Pueblo pobre trabajador. Salgamos a votar organizados, con una misma pretensión, un cambio verdadero que mejore las condiciones de todos.
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