Jack London es una de las figuras más destacadas de la literatura estadounidense de principios del siglo XX. Por su origen humilde, comenzó a trabajar siendo niño, a los once años, en las ocupaciones más diversas: vendedor de periódico, obrero textil, carbonero, enlatador en una fábrica de conservas, marinero en Japón, buscador de oro en Alaska, etc. Este andar por la vida suministró una rica experiencia al genial escritor. Novelas como “El llamado de la selva” y “Colmillo blanco” reflejan su periodo en Alaska; “El lobo de mar”, su vida de marinero; “Por un bistec”, el amor al boxeo; “Martin Eden”, las dificultades de convertirse en un escritor exitoso; etc. Su espíritu aventurero, su permanente lectura para comprender los más complejos fenómenos sociales y su contacto directo con el pueblo, le permitieron conocer la injusticia, la opresión, la desigualdad y la pobreza que padecía la inmensa mayoría de los trabajadores estadounidenses. London fue un comunista convencido que militó en los partidos de su tiempo, escribió difundiendo el ideario comunista y dictó conferencias a los obreros para propagar la necesidad de una revolución. Probablemente donde mejor se refleje ese aspecto de su vida sea “El Talón de Hierro” (1908).
Es el año 2600, año 419 de la era de la Hermandad del Hombre, y Anthony Meredith publica un manuscrito antiguo, encontrado en el tronco de un viejo roble. Se trata de un texto escrito en 1932 por Avis Everhard. En él, la autora narra cómo se volvió revolucionaria, cómo la sociedad capitalista estadounidense de inicios del siglo XX dio origen a un nuevo régimen social, conocido como El Talón de Hierro, y cómo las organizaciones revolucionarias lucharon contra esa nueva sociedad, más opresora e injusta, si cabe, que la del capitalismo. Ernest Everhard, esposo de la autora, es uno de los dirigentes más importantes en la organización revolucionaria. Los socialistas planean llegar al poder mediante la vía electoral, lo cual es muy factible por la gran popularidad que tiene su doctrina entre los trabajadores; sin embargo, para evitarlo, el partido de la burguesía cierra los canales democráticos y reprime violentamente tanto a los socialistas como a los partidos de clase media. Por la vía de la fuerza, la burguesía instala un nuevo sistema social que esclaviza a la inmensa mayoría de los trabajadores, mientras tiene comprada a la aristocracia obrera con todas las comodidades posibles y mantiene un potente aparato de represión dispuesto a evitar por todos los medios la organización revolucionaria. En esas condiciones, los socialistas organizan una gran rebelión en 1917, mas ésta es masacrada por el Talón de Hierro, con el saldo de cientos de miles de trabajadores asesinados. Tras esa primera rebelión vino una segunda, veinte años después, pero también fracasó. Y luego una tercera, una cuarta y todas tuvieron el mismo destino. Los revolucionarios nunca imaginaron que el Talón de Hierro instalaría un régimen que duraría 300 años, pero así fue. Al cabo de tres siglos, resultado de una nueva rebelión, finalmente el Talón de Hierro fue derrocado y se instaló un gobierno socialista, conocido como la Hermandad del Hombre. En esa sociedad futura fue encontrado y publicado el manuscrito de Avis Everhard, protagonista del movimiento revolucionario que combatió al Talón de Hierro en sus orígenes.
Poco importa que tardemos uno, diez o mil años, nuestra clase desalojará del poder a la suya
El libro de Jack London no sólo es una creativa y clara exposición de la concepción socialista de la historia, sino también muestra los resortes de la sociedad capitalista y vislumbra el grado de brutalidad que puede alcanzar el capitalismo cuando se exacerba la lucha de clases. Pero lo que yo quisiera destacar aquí es el profundo convencimiento que muestra London sobre el inevitable advenimiento de la sociedad del futuro, del socialismo. En diferentes diálogos, los revolucionarios expresan, basados en la filosofía del materialismo histórico - dialéctico, la necesidad histórica de que el capitalismo desaparezca y dé origen a una nueva fase social.
Debatiendo con representantes de la pequeña burguesía que afirmaban que el socialismo era una utopía, Ernest les responde: “Han asegurado mayoritariamente la imposibilidad del advenimiento del socialismo. Déjenme mostrarles que no solo es posible sino inevitable. No solo es inevitable que desaparezcan ustedes, los pequeños capitalistas, sino que también los grandes capitalistas y los trust desaparecerán. Recuerden, la corriente de la evolución nunca retrocede, fluye y avanza sin cesar, y lo hace desde la pelea infructuosa del pequeño negocio frente a las pequeñas cadenas, desde la pequeña empresa a la más grande, y desde las grandes empresas a los colosales imperios corporativos. El final de esos flujos conduce al socialismo, la más colosal combinación de todos ellos”.
En otra parte, debatiendo con un representante de la burguesía que expresaba que en caso de que los socialistas ganaran las elecciones los burgueses se negarían a entregarles el poder, Ernest le responde: “Es una lucha de clases. De igual modo que su clase acabó con la nobleza feudal, así acabará la clase trabajadora con la suya. Si usted es capaz de estudiar la biología y la sociología con la atención con la que ha leído la historia, comprenderá que ese final es inevitable. Poco importa que tardemos uno, diez o mil años, nuestra clase desalojará del poder a la suya”. Hacia el final del libro los personajes centrales son asesinados por el Talón de Hierro, pero mucho tiempo después, tres siglos, finalmente la ley de la historia se cumple y surge la Hermandad del Hombre.
Jack London murió demasiado temprano para ver el triunfo de la Revolución Rusa, de la Revolución China y de la conformación de un grupo de países socialistas durante el siglo XX. Como los protagonistas de su libro, hasta el fin de sus días trabajó para la revolución socialista, sabedor de que, si este cambio no ocurría en su tiempo de vida, ocurriría después, pero que necesariamente tendría que ocurrir. Alumbrado por la filosofía del materialismo histórico-dialéctico, London se mantuvo firme en la idea de que el socialismo era inevitable. Nosotros estamos ahora más cerca del fin del capitalismo de lo que lo estuvo London. La historia se sigue moviendo. ¿Cuánto tardará en ocurrir el gran cambio? No lo sabemos, pero ocurrirá, y qué tan temprano o tarde esto pase depende, en un grado importante, de lo que hagamos hoy para ello.
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