Leyendo algunos medios de información local y las redes sociales, gran parte de las noticias se enfocaban en el terrible accidente que se suscitó en las primeras horas del primero de agosto, en el kilómetro 92 de la carretera Cuacnopalan-Oaxaca, donde desafortunadamente fallecieron cuatro personas, de las que, una de ellas era una menor de edad, nuestras condolencias a todas esas familias que se enfrentan a dicha situación. Y, por otra parte, gran cantidad de los internautas se referían a lo que dejaron las festividades de la Guelaguetza.
Tras terminar el mes de julio, denominado como “mes de la Guelaguetza”, los oaxaqueños, luego de ser avasallados por una gama de promocionales de que nuestro estado es el #CorazónCulturalDeMéxico” -nombre del slogan de la Guelaguetza que la actual administración le nombró-, considero importante que analicemos en qué nos beneficia esa “impregnación” del orgullo de ser oaxaqueño, lo autóctono, esa identidad única que se presume al mundo entero.
La dinámica económica de Oaxaca ni continuó creciendo ni tampoco es un referente nacional como se plantea en el discurso político del actual gobierno estatal.
Pues bien, por una parte, según los datos “oficiales” de la actual administración estatal y en concreto de la Secretaría de Turismo, se resalta como “exitosa” la edición 92 de las fiestas de la Guelaguetza, debido a que ésta dejó una derrama económica aproximada de 527 millones de pesos en la capital oaxaqueña, ésto según la propia titular de la dependencia Saymi Pineda Velasco, quien además, resaltó que dicha afirmación la hacía de acuerdo con datos preliminares del 19 al 29 de julio, donde la ciudad de Oaxaca de Juárez registró la llegada de 139 mil 14 turistas y una ocupación hotelera del 82.79 por ciento.
Pero… en contraste, Andrés Emilio Sánchez González, presidente de la Cámara Nacional de Comercio en Pequeño (Canacope) declaró que tan luego culminaron las festividades de la Guelaguetza, el turismo se fue antes de tiempo de la ciudad, lo que disminuyó días de hospedaje y también las prestaciones de otros servicios, debido a que el turismo reserva su gasto para ejercerlo en los destinos de playa. A este análisis del impacto sobre lo que quedó de la Guelaguetza se sumó la voz de José Rivera Espina, empresario ligado al sector hotelero y servicios quien señaló que este año, la actividad turística en la capital de Oaxaca experimentó un comportamiento diferente, porque ahora los turistas, además de recortar días de vacaciones en la capital oaxaqueña para desplazarse hacia los destinos de playa, optaron por hospedarse en espacios de Airbnb, por lo que el sector hotelero que el año pasado recibía la estancia promedio de cinco días, este año ha sido sólo de tres.
Si así está la preocupación de los empresarios de quienes mejor les iba a ir en el mes de julio -puesto que son ellos quienes cuentan con hoteles y espacios en el primer cuadro de la ciudad de Oaxaca y, por tanto, donde se centraron las calendas, ferias y festividades-, imagínense en qué situaciones se encontrarán aquellos pequeños comerciantes que tenían la esperanza de relanzar sus ventas en dicho mes. Sin embargo, esta situación no puede ser, no es producto de la casualidad debido a que en realidad lo que golpea a los oaxaqueños es la baja competitividad del crecimiento económico, que se entiende con la siguiente información y datos:
En noviembre del año pasado, durante su primer informe de gobierno, Salomón Jara, Gobernador del estado de Oaxaca, aseguraba que el estado era referente de crecimiento y dinamismo económico, dando a conocer datos del Indicador de la Actividad Económica Estatal del INEGI, resaltando los obtenidos durante el segundo trimestre del 2023, donde el estado de Oaxaca había experimentado un significativo crecimiento económico del 13.1%. Para finales de enero del presente año, Salomón Jara continuaba tomando como referencia este indicador para afirmar que Oaxaca “seguiría siendo el estado con mayor crecimiento en todo el país”, convirtiéndose en la región más atractiva para la relocalización de empresas. Asegurando que es producto del “enfoque de desarrollo con bienestar social que impulsa su gobierno”, así como también que es gracias a la aprobación de la homologación de la Ley de Ingresos de 23 municipios asociados al Corredor Interoceánico para incentivar la inversión y el crecimiento de este polo de desarrollo.
Es importante mencionar que el Indicador de la Actividad Económica Estatal que ha utilizado el gobernador como referencia para el dinamismo económico, es clave para evaluar la coyuntura económica de las entidades federativas, proporcionando un análisis detallado de la evolución macroeconómica de las tres principales actividades económicas: primarias, secundarias y terciarias. Lo que permite conocer y dar seguimiento a la evolución del sector real de la economía en el corto plazo, proporcionando valiosa información sobre las acciones realizadas por las personas, empresas o establecimientos para producir bienes y servicios.
Una vez descrito este concepto, es necesario aceptar que la realidad de la dinámica económica del estado de Oaxaca es distinta a la planteada por parte del gobernador Jara. Cuando tomó posesión, en diciembre del 2022, el Indicador de Actividad Económica Estatal se ubicaba en 12.1%, ya finalizado el primer trimestre de su gobierno el indicador se ubicaba en 8.8%, es decir, registró una disminución del 3.3.%. Para el segundo trimestre del 2023, el indicador fue del tan aclamado 13.1%, pero para el tercer trimestre cae a 7.9% y para el último trimestre del 2023 vuelve a caer hasta posicionarse en 3.7%. En otras palabras, considerando el 12.1% registrado al inicio de la gestión de Salomón Jara, el 3.7% del último trimestre representa una disminución del 8.4%, lo que a su vez muestra que la dinámica económica de Oaxaca ni continuó creciendo ni tampoco es un referente nacional como se plantea en el discurso político del actual gobierno estatal.
Para muestra: Oaxaca, junto con otras ocho entidades, entre las que se encuentran Guerrero y Chiapas, no cuentan con anuncios de inversión al corto plazo. Asimismo, y de acuerdo con el informe de la inversión extranjera directa en México de la Secretaría de Economía, al cierre del primer trimestre del 2024, Oaxaca es una de las entidades federativas que no cuentan con inversión extranjera directa.
Por otra parte, la competitividad, un factor importante para mejorar los niveles de inversión nacional y extranjera, es la otra desventaja del estado de Oaxaca. De acuerdo con los resultados del Índice de Competitividad Estatal 2024, estudio realizado por el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) desde hace 18 años con el objetivo de promover políticas públicas que impulsen la atracción, generación y retención de talento e inversión en las entidades, el estado de Oaxaca se posiciona en el lugar 32, con un índice de competitividad muy bajo similar al obtenido en el año 2023. Este índice se conforma y analiza las siguientes dimensiones: innovación y economía; infraestructura; mercado de trabajo; sociedad y medio ambiente; derecho; y, sistema político y gobiernos. Teniendo sus peores resultados en cinco de estas ocho dimensiones.
En innovación y economía, Oaxaca ocupa el último lugar, es decir, no tiene la capacidad para competir con éxito en la economía nacional, especialmente en sectores de alto valor agregado e intensivos en conocimiento y tecnología. En materia de infraestructura, tiene el lugar 31, solo por arriba de Chiapas, lo cual quiere decir que no cuenta con la fortaleza necesaria en los sectores financiero, de telecomunicaciones y tecnologías de la información, y de transporte para incidir en la inversión y generación de empleo.
En cuanto a mercado de trabajo, Oaxaca se ubica en el lugar 31, con serias debilidades por los altos niveles de informalidad laboral y los bajos salarios de los trabajadores. En la misma posición se ubica en lo relacionado con sociedad y medio ambiente, con serios problemas en rezago educativo y los bajos niveles de acceso a instituciones de salud para personas ocupadas y económicamente activas.
Por último, en la dimensión de sistema político y gobiernos, Oaxaca tiene la posición 24, pero con respecto al año anterior bajó 17 posiciones, esto quiere decir que aspectos como el potencial de estabilidad y funcionalidad de los sistemas políticos locales y estatal, la deuda estatal como porcentaje de sus ingresos totales, la percepción de corrupción estatal y la participación ciudadana, empeoraron en el transcurso de un año.
Estos datos desmienten pues la retórica política del Salomón Jara sobre el “boom” económico y político del estado de Oaxaca. En otras palabras, todo indica que se ha invertido mucho recurso público en el estado, de forma errónea debido a que no se cuenta con una eficiente gestión del gobierno estatal para diseñar estrategias que permitan orientar y aterrizar los beneficios a los oaxaqueños que más lo necesitan, porque es evidente que en las escuelas hacen falta aulas dignas, que en las colonias hace falta un buen sistema de drenaje que no inunde las calles y las deteriore más en ésta temporada de lluvias, que en los pueblos se requiere impulso y apoyo al campo, al sector ganadero, jornalero y, en las ciudades, empleo digno y bien remunerado, entre otras. En fin, no terminaríamos de enumerar las carencias sociales que hacen falta que combata la Primavera Oaxaqueña, porque son ellos los que hoy están en el poder; pero lo que sí podemos hacer los oaxaqueños, orgullosos de haber nacido en la tierra de Juárez, es unirnos y levantarnos para ser escuchados, a eso los ha llamado y lo seguirá haciendo el Movimiento Antorchista, una organización que con el paso del tiempo se ha hecho de experiencia y líderes emanados del pueblo y que más temprano que tarde, quedará prueba a la luz de todos los mexicanos que somos la mejor opción para juntos tomar las riendas del país.
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