No es lo mismo hablar de crecimiento, que de desarrollo económico. El crecimiento económico de una región, municipio, estado o país, es la evolución positiva medida en términos de capacidad productiva de su economía, y de la renta en un periodo de tiempo determinado; a diferencia del desarrollo económico, que es el aumento de las riquezas de un área determinada, reflejado en el bienestar social de su población (www.euroinova.com). En el municipio de Manzanillo, Colima hay crecimiento económico, pero no desarrollo. No hay bienestar para la población.
Hablar de Manzanillo es referirse al municipio más grande y poblado del estado de Colima. Según el Censo de Población y Vivienda 2020 del Inegi, en él viven poco más de 191 mil 031 habitantes, el 26% del total estatal. En la ciudad porteña viven 159 mil 853 personas, el 84% del municipio. Y, no obstante que cerca del 57% de su población participa activamente de manera oficial en la productividad municipal, Manzanillo concentra el mayor número de colimenses en pobreza y pobreza extrema.
Para todo aquel turista desprevenido que visite por primera vez la ciudad porteña, la impresión del panorama que recibe es sumamente contrastante, algo que por cierto los gobiernos siempre se niegan a ver: por un lado, el monumental crecimiento del segundo Puerto más importante de América Latina, y por el otro, la deprimente impresión que causan las condiciones urbanas de la ciudad y el pésimo bienestar de sus habitantes. Manzanillo no sólo es playa, también es pobreza y abandono oficial.
Veamos a continuación el tamaño del esfuerzo con el que los manzanillenses contribuyen al crecimiento económico del municipio, del estado, y también de todo el país, contrastado con el escaso desarrollo económico, es decir, con el escaso bienestar social que reciben a cambio.
Primero hablemos del crecimiento económico del Puerto. De este, se dice que sólo compiten con él, en el país, los Puertos de Lázaro Cárdenas, Mich.; Veracruz, Ver.; Altamira, Tamps.; y Ensenada, BC (agenciaaduanal.net.). El día 14 de octubre del año pasado, los medios locales publicaron que el Puerto de Manzanillo alcanzó a mover, en los primeros nueve meses del 2021, 2 millones 509 mil 75 contenedores (TEU), esto es, 18.4% más, respecto al mismo período del año anterior. Por las mismas fechas, la Secretaría de Marina afirmó que Manzanillo había movido ya para entonces, el 43.5% del total de contenedores movilizados por todos los Puertos del país.
En contraste, tenemos el gravísimo daño que todos los contenedores y los camiones de carga que los transportan, están causando a diario a la población en general, deteriorando hasta el desuso de las principales calles, avenidas y vías de comunicación. La evidencia de que esto es cierto, la pueden constatar todo aquel ciudadano desprejuiciado que radique o visite la ciudad inundada por contenedores o camiones de carga pesada, que toman prácticamente por asalto y como rehén, la ciudad y sus habitantes.
Otra evidencia del crecimiento económico de toda la actividad productiva del municipio, lo representa la recaudación fiscal. Según el Servicio de Administración Tributaria (SAT), la aduana de Manzanillo ocupa el lugar número uno de las 17 aduanas marítimas de todo el país, en cuanto a recaudación de impuestos, pues entre enero y septiembre del año 2021, recaudó para la federación, 91 mil 185 millones de pesos, esto es, el 24.5% de los 371 mil 540 millones reunidos hasta entonces, por todas las aduanas marítimas del país.
Pero, como el lado opuesto de una moneda, el pésimo desarrollo económico de Manzanillo nos dice claramente, a qué intereses responden los gobiernos que ha sufrido el municipio. Con datos del Coneval, el periódico El Noticiero lo dijo así desde el día 31 de agosto de 2019: “Manzanillo, el municipio con mayor pobreza extrema”. El medio citó la opinión de la Dra. Rosa Cruz Rodríguez Pizano, directora de Desarrollo Social del ayuntamiento de ese entonces: “Rodríguez Pizano indicó que [en] la pobreza extrema tiene que ver el tema alimentario, aquí se encuentran ubicadas personas que no logran comprar la canasta básica con su ingreso; y que además del rezago alimentario tienen otro, como son el educativo, de vivienda y de los servicios; es decir, que no pueden acceder a la escuela aun teniéndola cerca, ni el acceso a la salud o a la seguridad social”.
El otro activo con el que contribuyen los manzanillenses al crecimiento económico, es la Central Termoeléctrica. Actualmente el complejo termoeléctrico se integra por 12 unidades generadoras de energía: ocho de ciclo combinado y cuatro de combustión dual de vapor convencional con uso de gas natural, combustóleo o mezcla de ambos combustibles. Las 12 unidades tienen una capacidad de generación total de 2 mil 804 megawatts, lo que equivale al 7% de la capacidad total efectiva instalada de la CFE, lo que convierte al complejo termoeléctrico en el más grande del país. El suministro de energía eléctrica del complejo de Manzanillo al sistema eléctrico nacional, representa el consumo de energía anual de la Ciudad de México, generando un beneficio para alrededor de 9.8 millones de habitantes.
Pero, por otro lado, en detrimento al desarrollo económico, están los gravísimos daños que este complejo está causando a la salud. El periódico El Economista del día 27 de junio de 2020, citando datos de la Comisión para la Cooperación Ambiental de México, Estados Unidos y Canadá, y refiriéndose a la contaminación que produce la Termoeléctrica de Manzanillo, informó así: “es la segunda mayor generadora de partículas con un diámetro aerodinámico inferior a 10 micrómetros (PM10) en el país con 7,630 toneladas al año; segunda en partículas con un diámetro aerodinámico inferior a 2.5 micrómetros (PM2.5), con 5,561 toneladas; quinta mayor generadora de dióxido de azufre, con 175,278; quinta en óxidos de nitrógeno, con 13,808; quinta en dióxido de carbono, con siete millones 344,902 toneladas; décima en metano, con 82.26 y catorceava en óxido nitroso, con 32.32. Además, es quinta en emisión de mercurio con 33.23 kilos al año.”
Ante lo aquí dicho, no hay duda: no obstante, su crecimiento, el desarrollo económico de Manzanillo está cada vez peor. Buscando atención y solución a su bienestar social, es decir, a su desarrollo económico, un grupo numerosos de colonos, estudiantes y campesinos organizados, acudieron en días recientes a buscar una audiencia con su presidenta municipal, Griselda Martínez. Seis veces han buscado la entrevista, y seis veces se las han negado. Ante la sordera inaudita, la protesta ya es inminente. Ojalá reconsideren su desdén a los pobres, antes de que la inconformidad se desborde. Vale.
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