Cada 8 de marzo se celebra el Día Internacional de la Mujer, una jornada dedicada a conmemorar los logros alcanzados por las mujeres en la lucha por la equidad de género, y en todo el país se observan distintas manifestaciones y conferencias.
El día ha tenido como objetivo conmemorar la relación de equidad entre los dos géneros, así como denunciar las desigualdades y discriminaciones que aún persisten en la sociedad actual. Pero, ¿cuál es el origen de esta importante fecha y por qué es tan relevante en la actualidad?
Lejos de lo que cualquiera de nosotros pudiese imaginar, el 8 de marzo no es un evento contemporáneo, sino que tiene sus raíces profundas en el pueblo trabajador, en el pueblo que sufre en carne propia las desigualdades sociales, ¿dónde más?
No será sorpresivo para nadie que, en la próxima revolución socialista, las mujeres lleven por delante el estandarte del cambio radical de las relaciones sociales de explotación.
El origen del Día Internacional de la Mujer se remonta al siglo XIX, en un contexto de profundos cambios sociales, políticos y económicos que marcaron el inicio de la lucha por los derechos de los sectores más desprotegidos de la sociedad, una época de estallidos que provocó distintas revueltas que hicieron eco en los menesterosos del mundo.
En esa época, las condiciones de vida de las mujeres eran precarias, con jornadas laborales extenuantes, salarios injustos y una total ausencia de derechos civiles y políticos. Las fábricas poco a poco se empezaron a poblar de mujeres y niños, quienes realizaban jornadas intensas y una remuneración aún menor que la del varón.
En este contexto, el movimiento obrero y socialista comenzó a organizar a las mujeres trabajadoras para exigir mejores condiciones laborales, el derecho al voto, la igualdad de salarios y la protección de la maternidad. Así, el 8 de marzo de 1908, un grupo de mujeres trabajadoras textiles de Nueva York se declaró en huelga en protesta por las condiciones inhumanas en las que trabajaban y por la discriminación de género que sufrían.
Esta huelga, conocida como "Marcha de las Mujeres", fue brutalmente reprimida por la Policía, pero marcó un hito en la lucha por los derechos de las mujeres y se convirtió en un símbolo de resistencia y solidaridad. En honor a estas valientes mujeres y a todas aquellas que luchaban por sus derechos, en 1910 la II Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas propuso la creación de un Día Internacional de la Mujer para conmemorar sus luchas y reivindicaciones.
El fuego social fue solamente apagado por el fuego que realiza el proceso de combustión y los patronos de las fábricas incendiaron los gigantes de acero y roca dejando dentro a las mujeres protestantes, quienes sucumbieron por acción del fuego, el humo y la arquitectura abrasada en el golpe fatal de las llamas.
Desde entonces, el 8 de marzo se ha convertido en una fecha emblemática para la lucha feminista y la reivindicación de los derechos de las mujeres en todo el mundo.
A lo largo de los años, el Día Internacional de la Mujer ha sido testigo de importantes avances en la lucha por la igualdad de género, como el reconocimiento del derecho al voto, la igualdad salarial, la protección de la maternidad, la eliminación de la violencia de género y la participación política y social de las mujeres.
Sin embargo, a pesar de los avances logrados, la lucha por la equidad de género, continúa siendo una tarea pendiente en la actualidad. Las mujeres siguen enfrentando obstáculos y discriminaciones en todos los ámbitos de la vida, desde el acceso a la educación y al empleo, hasta la representación política y la lucha contra la violencia machista. La brecha salarial, la división sexual del trabajo, la discriminación por razón de género y la falta de reconocimiento de los derechos reproductivos son sólo algunas de las injusticias que persisten en la sociedad actual.
A estos festejos se han sumado distintos colectivos de denuncias que dejan en evidencia la acción cuasi inerte de los aparatos estatales para prevenir y castigar el feminicidio, la trata de persona, la desaparición forzada entre otros grandes males de los cuales, las mujeres son sector vulnerable.
Todas las luchas por justicia son eso, justas; sin embargo, hay que reconocer que el papel de estas nunca será un golpe definitivo sino se da contra el enemigo real y la causa de todos los males sociales: el sistema capitalista de opresión, que ha despojado incluso de los movimientos gráciles a las mujeres y les ha impuesto ruda tarea, que es llevada a cuestas con tal de sacar adelante las bocas que, al regresar a casa, pendientes estarán de lo que mamá lleve a la mesa.
A lo largo de la historia de las revoluciones sociales, las mujeres han jugado un papel importante y definitivo en la lucha de los humildes del mundo; no será sorpresivo para nadie que, en la próxima revolución socialista, las mujeres lleven por delante el estandarte del cambio radical de las relaciones sociales de explotación y de la creación de una nueva sociedad en que, sin importar las limitaciones físicas, el origen étnico o el sexo, seamos exigidos de acuerdo con nuestras posibilidades y retribuidos de acuerdo con las necesidades que cada uno presente.
Que el 8 de marzo siga siendo recuerdo de que aquellas que dieron su vida por buscar una sociedad justa y equitativa; que nos llene de aliento para seguir luchando. Sólo así se reivindicará la vida y obra de las grandes mujeres que dieron su vida por liberar a las suyas de los grilletes. Cualquier otro intento será un puño de arena que aún no podrá convertirse en roca.
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