El sexenio más cruel en la historia de nuestro país, contra las mujeres, es el del presidente López Obrador. Según la reportera del periódico El País, Almudena Barragán, en su nota informativa “Más de 3 mil asesinadas el año en México: la violencia contra las mujeres se ceba con las jóvenes”, dice que, “actualmente entre diez y once mujeres son asesinadas al día; la tasa de impunidad supera el 95 % y tan sólo una de cada diez víctimas se atreve a denunciar a su agresor por miedo y falta de confianza en las autoridades”. Además, dice que “en total son 59 mil 141 delitos, sólo en 2022, donde la víctima tenía entre cero y diecisiete años”. La respuesta de las autoridades es siempre el mar de burocracia, la impunidad y la corrupción.
Con esos datos tan alarmantes, donde las mujeres son las principales víctimas de la violencia, acoso, asesinato, etcétera, que es ocho veces más, en comparación con los varones, es como se explica que desde hace aproximadamente 30 años a la fecha, el movimiento feminista en nuestro país ha ido creciendo en número, y sobre todo, en enojo hacia las autoridades, iglesia, y hacia los hombres.
Los ricos no sufren de violencia de género, hay mujeres que son millonarias y ellas nunca han sufrido acoso, maltrato, hambre, violencia, machismo, etcétera; ellas están protegidas contra todo eso, y no sólo eso, también explotan a otras mujeres.
El día de ayer, 8 de marzo, 6 mil mujeres salieron a manifestar su descontento por las principales calles del centro de la ciudad de Aguascalientes, como cada año, desde que empezó a fortalecerse el movimiento, hicieron sus pintas en las principales plazas del centro histórico, plaza patria, etcétera, mostrando su enojo por la falta de respuesta a sus peticiones, la catedral como siempre, también fue presa del enojo de las manifestantes, aunque ahí sí, hubo quién saliera a respaldar el monumento religioso.
Las féminas gritaban consignas como “los niños no se tocan”, “pedófilos”, etcétera. Hubo fotos de varones pegadas en las paredes de la exedra, denunciándolos por violencia, abuso sexual, acoso y demás.
Pero este artículo no es para justificar las acciones de las manifestantes, ni tampoco minimizar su enojo contras las autoridades: creo firmemente que si han llegado a tomar esas acciones, es porque hubo causas que justificaron eso medios. Y que mientras el sistema político, económico y social sigan siendo el mismo, mientras el capitalismo siga rigiendo en nuestro país, y en el mundo, la situación de las mujeres no solo no va a mejorar, seguirá empeorando.
Desde mi trinchera, que es la lucha social, como activista del Movimiento Antorchista Nacional, y en Aguascalientes, hago el llamado, en primer lugar a mis compañeras de lucha, y en segundo lugar, a todas las mujeres que deseen leer mi opinión, que no es otra más que unirme a sus lamentos, furia, impotencia y demás porque también yo, como ellas, tengo una madre que es mujer, una hermana, sobrina, primas, esposa, y si algún día llegara a tener una hija, no quisiera, que ella sufriera lo que han sufrido las mujeres en nuestro país y en el mundo, por eso yo les digo:
Compañeras, hermanas queridísimas, mujeres de México, Aguascalientes y el mundo, el solo hecho de ser mujer no es en sí un logro que hay que festejar, como tampoco lo es el ser varón, pero el hecho de ser mujer y luchar contra el status quo, luchar por otras mujeres, por otros hombres, aunque no pertenezcan a su familia, ese hecho sí es digno de reconocerse, y de alentar, porque están luchando por sus hermanas y hermanos de clase, por una sociedad más justa, equitativa y próspera para todos.
Cuando algún funcionario o empresario, sea mujer o hombre, te feliciten por el hecho de ser el día internacional de la mujer, te den un abrazo, una flor, y te digan que ‘felicidades por ser mujer’, pero te sigan explotando, vilipendiando, violentando un día sí y el otro también, ese funcionario, o empresario, se está burlando de ti, pues no sólo no siente tu dolor como madre, esposa o hija, sino que explota sin consideración de nada a todos los que te rodean, se llena de su sangre derramada en la obra, en la fábrica, en el Gobierno; se enriquece a costa de mantener en el hambre, la desnutrición, drogadicción, etcétera, a toda tu familia.
La clase en el poder no está viendo géneros, no explota solamente a las mujeres, explota a todos los que pertenecemos a la clase de los proletarios, y no solamente sufren las consecuencias las mujeres, también los hombres sufren, y con ellos y ellas, sufren sus hijas e hijos. Los ricos no sufren de violencia de género, hay mujeres que son millonarias y ellas nunca han sufrido el acoso, maltrato, hambre, violencia, machismo, etcétera; ellas están protegidas contra todo eso, y no sólo eso, también explotan a otras mujeres, las violentan, maltratan, ven a sus hijos morirse de hambre y no hacen nada.
Entonces, compañeras, la lucha no es contra los hombres en sí, como género, la lucha es una lucha de clases, de ricos y pobres, de explotadores contra los explotados, esa es la verdadera lucha, y al FESTEJAR ellos el 8 de marzo, el Día Internacional de la Mujer, solamente se están burlando, están queriendo desvirtuar la lucha del pueblo pobre, que está harto de pobreza, pues la pobreza es la que engendra todos los vicios de la sociedad.
“Divide y vencerás”, reza el adagio popular, y eso es lo que están haciendo los grandes corporativos, están dividiendo la inconformidad de las clases proletarias, explotadas, en grupos minoritarios, como las feministas, los grupos LGBTyQ+, los grupos de campesinos, estudiantes, profesionistas, etcétera, todos debemos estar unidos, como clase social, y hacer frente a los explotadores, quitarnos las cadenas y luchar por una sociedad donde no haya desigualdad, que cada quien tenga lo suficiente para trabajar, para vivir, para disfrutar la vida, todo eso es posible, si como clase social tomamos conciencia y unidos luchamos, divididos no haremos nunca nada, y los males sociales, como el feminicidio, el odio, etcétera, seguirán existiendo y creciendo día con día.
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