La infraestructura escolar está compuesta por los elementos que configuran el espacio físico donde se desarrollan los procesos de enseñanza: servicios, aulas, mobiliario, ambiente de trabajo, entre otros (Duarte, Gargiulo & Moreno, 2011). El acceso a servicios básicos como agua potable, electricidad, drenaje, instalaciones limpias y confortables, contribuye al bienestar de la comunidad educativa; de igual manera, una escuela que cuente con biblioteca, canchas de usos múltiples, laboratorios, equipo de cómputo, etc., permite a los maestros contar con mayores recursos pedagógicos.
El que una escuela tenga acceso a los servicios descritos anteriormente incide directamente en el desarrollo del estudiantado. Una buena infraestructura escolar posibilita que niños y jóvenes se vean estimulados a estudiar, además, tiende a mejorar la asistencia e interés de los estudiantes y maestros para el aprendizaje.
La inversión dedicada a infraestructura escolar pasó de 0.9 por ciento a 0.1 por ciento, a lo largo de la administración Morenista
Por lo anteriormente escrito, el invertir en infraestructura escolar es fundamental para solucionar el problema de acceso de los estudiantes al sistema escolar y mejorar su aprovechamiento. ¿Cómo deberían ser las escuelas en nuestro país? De acuerdo con los expertos; estas deberían contar con espacios para alumnos y docentes, temperatura apropiada, ventilación e iluminación adecuada, con disposición de agua, electricidad e internet, así como sanitarios y drenaje, además de eso, contar con biblioteca, laboratorios de ciencias naturales, de química, física e informática, sin olvidar los espacios para recreación, cultura y deporte.
Lo ya mencionado es conocido por las autoridades educativas de Morena, sin embargo, no están implementando lo necesario para tener escuelas de calidad, y los resultados están a la vista, ya que la deserción escolar durante el actual sexenio alcanzó cifras como nunca antes. De acuerdo con datos del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), 6.4 millones de niños y jóvenes no asisten a la escuela y miles más están en riesgo de dejar la escuela por diversos factores, como falta de recursos, lejanía de las escuelas y violencia, sin pasar por alto que los niños que van a la escuela tienen un aprovechamiento bajo de los contenidos impartidos. Aquellos que viven en comunidades indígenas o hablan una lengua indígena como lengua materna, están particularmente en riesgo de no ir a la escuela o de tener un bajo aprovechamiento. Pese a la alharaca mediática de la 4T, que jura que los pobres son primero, esto no se ve. En conclusión, a las autoridades educativas no les interesa que los hijos del pueblo trabajador cuenten con los medios necesarios para que reciban una educación de calidad e integral y para muestra un botón, de acuerdo con datos de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), la inversión dedicada a infraestructura escolar pasó de 0.9 por ciento a 0.1 por ciento, a lo largo de la administración Morenista. A tres meses de que termine su mandato Andrés Manuel López Obrador, la inversión en infraestructura pública en salud y educación son prácticamente las que más disminuyeron y son precisamente estos rubros donde más hace falta invertir recurso. Es imposible cuantificar por anticipado el alcance y magnitud del deterioro que la actual administración está ocasionando a la educación, sin embargo, todo esto es previsible.
En la economía del conocimiento, este juega un papel fundamental en la productividad, en creación de nuevas tecnologías y preparación laboral, ahora operará como factor de freno al crecimiento y el desarrollo, se ahondará la dependencia tecnológica, con la consecuente pérdida de competitividad. Es esperable también una caída aún mayor en el nivel de ingresos, estrechamente asociado con la educación; más pobreza y también delincuencia.
En contraste, los países que integran la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), invierten por cada estudiante de educación básica 90 mil pesos anuales. México se encuentra en el último sitio al destinar por cada alumno menos de la mitad, de acuerdo con el organismo Mexicanos Primero. Naciones como Luxemburgo, Austria, Noruega, Estados Unidos, Islandia, Bélgica, Corea del Sur, ocupan los primeros puestos de mayor inversión por estudiante, en tanto que en los últimos se encuentran Hungría, Chile, Brasil, Turquía, México.
Como mexicanos, sabemos las condiciones en las que se encuentran las escuelas en el país, basta hacer un recorrido en cualquier entidad para corroborar el deplorable estado en el que se encuentran, se salvan solo una minoría y no gracias a la intervención del Estado, sino a la participación activa de los padres de familia que realizan sus aportaciones económicas para tal fin; sin embargo, la inmensa mayoría de escuelas presentan deterioro y hacen notoria la ausencia del apoyo gubernamental. En comunidades, las escuelas están hechas con lonas, pedacería de láminas, piso de tierra, y con un sinfín de carencias, estas son la punta del iceberg de la decadencia educativa en la que el “gobierno de los pobres” tiene sumida a la educación en el país. Como ejemplo tenemos el estado de Veracruz, una entidad rica en recursos naturales y gobernada por Morena, sin embargo, existen más de 7 mil 500 escuelas en muy malas condiciones, esto de acuerdo a datos proporcionados por el Instituto de Infraestructura Educativa de Veracruz, lo que expone la cerrazón, insensibilidad y abandono de niños y jóvenes, situación en la que los ha mantenido la 4T durante sus 6 años de gobierno.
Mientras el país se cae a pedazos, el gobierno dedica tiempo, atención y recursos al escándalo mediático, a ejecutar venganzas en sus mañaneras. Da la espalda a los problemas reales, deja un gran vacío de liderazgo institucional y está arruinando no solo el presente sino el futuro de México.
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