Para quienes creen que hay fobia, rechazo a priori, o consigna contra la politica del presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador y su llamada 4T, aclaro que no hay absolutamente nada de eso. Por el contrario, he buscado con detalle cómo coincidir con sus políticas de gobierno, y he de confesar que aunque en muy raras ocasiones, hay algunos pequeños puntos de concordancia.
Coincidimos por ejemplo en que después de más de 80 años en el poder por los llamados gobiernos de la revolución y del panismo, la situación que se vivía hasta antes de su llegada al gobierno, el despotismo, la podredumbre y corrupción era insostenible. Coincidimos igualmente en algunos puntos de su politica exterior, particularmente en lo que se refiere a la autodeterminación de los pueblos y la perversa intromisión de países como los Estados Unidos en temas que legalmente no le competen, poniendo en riesgo la paz mundial.
Y así, en algunos otros temas. Sin embargo, no coincidimos en el hecho de que porque los gobiernos del pasado eran corruptos, él, López Obrador y los funcionarios de su gabinete también reclamen su derecho a serlo, con el conocido argumento de que “los otros eran peores”, pues eso lo retrata no como un estadista, sino ni siquiera como persona común, pues sus opositores, tenían cuando menos la justificación de haber permanecido muchos años en el poder, y como sabemos el poder desgasta. Pero el presidente y su partido llevan escasos cinco años al frente de la presidencia, y no se debe medir con los peores sino con los mejores.
Después de más de 18 años en campaña y apenas cinco en el poder, con un pueblo cuando menos en un principio entregado a su persona, con mayoría en las cámaras de Diputados y Senadores, sus resultados en materia de seguridad, salud, educación, crecimiento económico y desarrollo social, son tan lamentables para todos los mexicanos, que el presidente debería sentirse avergonzado.
Ciertamente el presidente es perseverante y ha sabido ganarse la confianza de millones de mexicanos, pero en poco tiempo se ha evidenciado como un marrullero y mafioso, cuyo principio es la ambición de poder a costa de lo que sea, violando las leyes más elementales. Así lo evidencia, entre otros casos, su terquedad por controlar la seguridad del país, con la militarizacioón de la Guardia Nacional, sin ningún resultado. El control absoluto del Instituto Nacional Electoral (INE) y ahora del Poder Judicial, tratando primero de prolongar el período de quien fuera el Ministro Presidente de la SCJN, Arturo Zaldívar Lelo de Larrea sin lograrlo.
Posteriormente, de imponer como Ministra presidenta, a la fotocopiadora, Jazmín Esquivel, que sin el menor rubor continúa en el máximo órgano de impartición de justicia del país, y ahora, cínico y marrullero como es, al proponer en la terna para sustituirlo, al renunciar sin ninguna justificación legal, para integrarse al equipo de campaña de Claudia Sheimbaum, candidata a la Presidencia de la República.
López Obrador no se ha conformado con acusar y exponer peligrosamente a un linchamiento a la Magistrada Norma Piña, que estoicamente ha resistido sus embates y los de sus chairos. Ahora, pretende apoderarse del Poder Judicial, al proponer una terna de mujeres militantes de su partido para ocupar la vacante en la SCJN, confiado en que de ser rechazada su terna por segunda ocasión, podrá imponer legalmente a quien le garantice tener el poder absoluto del país: Bertha María Alcalde Luján, expresidenta del Consejo Nacional de Morena y hermana de la actual secretaria de Gobernación.
Lenia Batres Guadarrama, consejera adjunta de la Legislación y Estudios Normativos de la Consejería Jurídica de Presidencia de la República, ex diputada federal por Morena en la LVII Legislatura, y hermana del jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Martí Batres, y María Estela Ríos González, ex consejera jurídica de la Presidencia, ex consejera jurídica y de Servicios Legales del entonces D.F. Ex directora del Instituto de Especialización de la Junta Local de Conciliación y Arbitraje de la Ciudad de México y ex directora de Ordenamiento de la Propiedad Rural en la SEDATU entre otros cargos.
Y con esta desfachatez, Lopez Obrador se cree el presidente más “honesto, democrático y revolucionario” de México. Asi de mal andamos, y de los primeros que se burla es de sus chairos.
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