Llevamos ya un año y medio de pandemia en México. Ni el Gobierno federal ni estatal, ni mucho menos el municipal, han sabido cómo controlar y combatir la pandemia; no existe un plan integral, y por eso es que el problema de covid-19 ha venido creciendo en nuestro país, llevándose a cientos de miles de mexicanos, en su mayoría personas adultas. Se está acabando “la generación de hierro”, como se dice, para dar paso a la “generación de cristal”. Pero la covid-19 ya no sólo ha atacado a personas de la tercera edad, ya que ahora con las nuevas variantes del virus, como el Delta, están perjudicando a niños y jóvenes; la cifra de fallecidos en estos de segmentos de la población va en aumento, dejando un gran dolor, en las familias, porque se lleva a 2 o 3 integrantes. Así de grave.
La situación es más triste y difícil cuando la covid-19 ataca a una mujer que se dedica a atender a su familia, que a pesar de cuidarse y tomar en cuenta todas las medidas sanitarias recomendadas, resulta contagiada y contagia a los suyos. Cuando desgraciadamente ocurre esto, el mundo completo se le viene encima. Primero enfrenta, la aceptación del problema. ¿Será posible?, ¿y si se hace la prueba?, se pregunta. ¿Es cara su atención?, y ¿si es sólo una gripa?, y ¿si es covid-19 y contagió a mi familia? Pero una vez confirmado el diagnostico, el problema es mayor, y ahora le surge una pregunta más angustiosa: ¿quién atenderá a su familia? Desgraciadamente, ni cuenta se dio en dónde se contagió, si fue en la tienda de autoservicio o en la frutería o en otro lugar, ¡da lo mismo!, ya que para nada sirven todos los filtros sanitarios de seguridad que tienen. ¿Cuántas personas se habrán contagiado de la misma forma? Bueno, en fin… el contagio ya está. Ahora, pues, a tratar de combatirlo. El camino es caro y tortuoso: acudir a diferentes médicos, empezando con los similares que no cobran tanto y por no caer en los hospitales donde hay más riesgo contagiarse de covid-19. Lo único que recomienda el Sector salud es aislarse catorce días y a ver qué pasa. El sector Salud se limitará a estará monitoreando a ver si vives o mueres dentro de tu domicilio. En lugar de buscar alternativas de atención para salvar a las personas (en este caso a la madre de familia, sostén del hogar) o al menos hacer más llevadera la enfermedad. Casi sólo se limitan, desgraciadamente, a tomar nota de las estadísticas de los fallecidos, sin dar más batalla, ampliando sustancialmente la cobertura de atención médica.
El sufrimiento de la madre enferma del virus es enorme, ya que no puede atender a su familia; los niños que estudiaban se atrasan, pues ella es la que está, generalmente, atenta a las clases virtuales de sus hijos y a su alimentación, pues es el pilar de la casa. Los hijos se desorientan, todo es confusión y preocupación; hay gastos fuertes, y un sueldo familiar es muy bajo; se está en el desamparó total. En tanto la madre, se encuentra aislada, desesperada, necesitada de un abrazo que sane también su alma; esa necesidad de ver la sonrisa de sus hijos de escuchar los juegos y discusiones de su querida y añorada casa. Nada de esto se le desea a nadie, es una realidad que viven hoy en día muchas madres de familias.
Y de esta situación se tiene que salir sin ayuda del Gobierno inepto como lo es el de la 4T, que no ha sabido enfrentar la pandemia. Si no fuera porque hay organizaciones como el Movimiento Antorchista, la organización de los pobres, que apoya de manera solidaria y desinteresada, el número de defunciones fuera mayor. La organización cuida a sus integrantes, gestiona apoyos médicos, medicinas, traslados a hospitales, no repara en esfuerzos y solidaridad para salvarlos. Que afortunados somos los que pertenecemos al Movimiento Antorchista.
0 Comentarios:
Dejar un Comentario