El mal de la pobreza es un gigante que sólo puede ser eliminado por otro gigante: el pueblo unido y educado. Los antorchistas, en 50 años, hemos trabajado todos los días para construir a ese gigante que nos permita terminar de una vez por todas con ese enemigo que, sin piedad, entra a cada uno de los hogares y no puede seguir siendo así.
Pero, ¿qué pasa en este sistema económico? Tratan de convencernos de que la causa de la pobreza de la gente sigue residiendo en que aquel que la sigue viviendo no trabaja o señalan que son flojos porque ahora también se han creado apoyos monetarios para aquellos que no se emplean.
Pero eso no es cierto; datos oficiales indican que la pobreza se agrava. Por ejemplo, la OCDE dice que en 2020 éramos 128.9 millones de mexicanos, con 55.1 % de personas mayores de 15 años que trabajaban. Además, otro estudio señala que el 39 por ciento de la población en pobreza son niños.
El Coneval señala que más de 46 millones de mexicanos mayores de 18 años —el 36.3 % de la población— viven en pobreza con carencia de casa, calzado, abrigo, centros de salud, alimentación o educación formal.
Por otro lado, el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) señala que más de 46 millones de mexicanos mayores de 18 años —el 36.3 % de la población— viven en pobreza con carencia de casa, calzado, abrigo, centros de salud, alimentación o educación formal.
Además de trabajar una jornada, buscan otras opciones para aumentar sus ingresos. Chiapas, Oaxaca y Puebla son los estados con más del 50 % de los habitantes en esta circunstancia, pero de muchas formas, está presente en todas las entidades federativas.
Los datos son aterradores: la inmensa riqueza material que produce el hombre está concentrada en unas cuantas manos. Y lo más grave y lacerante es que en la gran mayoría se encuentran muy presentes la violencia en todas sus formas, las enfermedades que, aunque tienen cura, no hay acceso a un buen tratamiento y, en la mayoría de las ocasiones, la gente se muere.
Hay mala calidad en la educación; rezago en servicios básicos; falta de vivienda, etcétera. Por ello es urgente distribuir mejor la riqueza social.
Compañeros y amigos, es muy importante que trabajemos organizados para alcanzar la construcción de un mejor país.
En este trayecto, nos iremos dando cuenta de que cada uno de nosotros padece los mismos males y que, para acabar con ellos, estaremos luchando arduamente. Pero lo más importante es que, unidos, nos vamos a dar cuenta de que contra el pueblo ninguna fuerza es superior.
Otra de las ventajas es que unidos podemos impulsar a la gente con la preparación necesaria para estudiar la realidad y plantear la solución correcta a los problemas.
La gente identifica los problemas, los sufre en carne propia, sabe que no se generan empleos, el salario no alcanza, en los pueblos no hay obra para los servicios básicos.
El pueblo se da cuenta de que cada vez paga más impuestos, que las mercancías que compra son más caras, que el precio de la gasolina sube y sube aunque el Gobierno se comprometa a lo contrario.
Y todo esto no se soluciona nada más con bellas promesas; los chiapanecos se van dando cuenta de que los están engañando y la inconformidad social aumenta.
Para combatir todos estos males, los estamos llamando para la construcción de un mejor estado y país, pero no lo vamos a lograr solos; lo vamos a lograr con la fuerza social de los pobres de este país, que son la columna principal de este gran proyecto y organización.
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