MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

¿Cómo se sostiene la lucha de los antorchistas?

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A lo largo de 50 años nuestro movimiento ha trabajado entre campesinos, colonos, estudiantes, amas de casa y profesionistas con el propósito de educar y organizar al pueblo trabajador para concientizar sobre la causa de sus males y llevarlo a luchar unidos por cambiar la realidad circundante.

La tarea no es sencilla, pues desde el primer momento hemos enfrentado todo tipo de dificultades: la resistencia del cacicazgo que frena nuestra labor para evitar perder el control de sus feudos, campañas persecutorias de todos los niveles que niegan la atención de solicitudes elementales de carácter básico, un alud de rumores, calificativos y etiquetas encaminadas a alejar al pueblo de nosotros.

Uno de los pilares fundamentales de la independencia de los antorchistas es el financiamiento autónomo, que permite tomar decisiones basadas en la reflexión colectiva.

Vale de ejemplo aquella campañita en la que se decía “ahí vienen los antorchistas” pretendiendo generar pánico en dueños de negocios del Estado de México, o recordar las campañas represivas donde, además de no resolver demandas, se encarcelaba o perseguía a los líderes, como sucedió con Cuauhtémoc Cárdenas en el DF, con Lázaro Cárdenas en Michoacán o Francisco Garrido en Querétaro.

La lista es símil de las peripecias de Ulises en su regreso a Ítaca, quien tuvo que enfrentar cíclopes, brujas, encantos y sirenas para encontrarse finalmente con Penélope y su hijo Telémaco. Así, sin hacer dramatismo, ha sido nuestra lucha, compleja y adversa en virtud de su naturaleza, pero siempre con mano sabia nos ha conducido el maestro Aquiles Córdova y nos lleva por el rumbo correcto desde nuestro nacimiento.

Uno de los medios que ha permitido mantenernos luchando con firmeza e independencia es precisamente la actividad económica para sostener la labor.

Un mitin, una conferencia o el traslado de los activistas a pueblos y colonias lleva consigo múltiples requerimientos financieros, y toda esa actividad sólo puede sostenerse mediante la labor permanente que realizamos los activistas en ese terreno.

Quiero, a efecto de precisar para quienes lo desconocen, y conminar a la suma de voluntades para lograr nuevas metas, enlistar las fuentes de financiamiento de nuestra labor:

 

1. En primer lugar, la colecta en la vía pública. Desde nuestro nacimiento hemos acudido a la solidaridad de la gente: en cruceros, casa por casa, bailando, boteando en camiones o transporte público. Acudimos a la solidaridad de quienes, con una moneda, respaldan a los activistas que hacemos esta labor.

2. Con esfuerzo conjunto y una buena administración, hemos creado modestos negocios como tiendas de abasto, cooperativas, carnicerías, tortillerías e incluso algunos más significativos como gasolineras o restaurantes. Todos ellos, producto del esfuerzo colectivo y bien administrados, generan utilidades que se ocupan para el activismo.

3. Aportación de quienes desempeñan alguna función, perciben un ingreso y contribuyen con la lucha.

4. Actividades económicas diversas: excursiones, bailes, rifas, venta de productos (mole, frijol, gorras, playeras, camarón, queso, etcétera).

 

Lo anterior es una pequeña lista; quizá escapen de mi memoria algunas otras, pero sirve de ejemplo para demostrar nuestra independencia económica. No hay financiamiento público o de algún político; por ende, nuestra labor es autónoma, y ello permite que nuestras decisiones sean producto de la reflexión profunda de colectivos que analizan lo que conviene a nuestra lucha y de ahí derivan los pasos a seguir cotidianamente.

Lo anterior tiene la intención de explicar a quien no conoce nuestro movimiento e incluso los invito a constatar la veracidad de lo dicho. Pero, sobre todo, quiero invitar a los miembros más conscientes y, en general, a todos nuestros militantes a que se sumen y juntos sigamos construyendo nuestra organización.

Nuevos retos se nos presentan en este 2024 que concluye y otros tantos vendrán el próximo año, pero todo ello requiere del esfuerzo colectivo.

Como un solo hombre, acudamos a esta convocatoria, sabedores de que, sin duda alguna, en un día no muy lejano lograremos la meta: ¡un mundo mejor es posible y estoy seguro de que lo vamos a lograr!

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