* Los tianguis de Chimalhuacán son una ventana a la realidad de miles de familias que transforman la adversidad en sustento diario.
Chimalhuacán, Edomex. Chimalhuacán carece de fuentes de empleo: no hay fábricas, las tierras de cultivo ya no existen y tampoco hay áreas ganaderas o de pesca. La población económicamente activa es del 60.2 % y la mayoría de los habitantes se dedican a la prestación de servicios, ventas, comercio, trabajos domésticos o al comercio ambulante en los más de 120 tianguis que existen en el municipio, según información del Gobierno de México (economía.gob.mx).
Visitar un tianguis en Chimalhuacán es adentrarse en un bullicio constante de vendedores y compradores. Allí, los asistentes pueden encontrar prácticamente de todo: frutas, verduras, productos de limpieza, ropa, herramientas, plantas y comida.
Cada tianguis tiene su área destinada a chácharas, objetos considerados desechos que para algunos tienen un valor de uso. Para quienes las venden, estas chácharas representan una fuente importante de ingresos.
“Aquí hay cosas que para unos son desechos, pero para otros son oportunidades”, dice Miguel, un comerciante de 45 años con más de una década vendiendo en el tianguis.
Miguel, vendedor en el tianguis de Las Torres, recuerda cuando vendió una vieja computadora: “Me dio para comprar comida y pagar parte de la renta. Para algunos era solo un cacharro, pero para mí fue la solución a mis problemas por un día”.
La pobreza en Chimalhuacán es evidente: el 55.8 % de su población vive en pobreza moderada y el 13.1 % en pobreza extrema, según datos del portal economía.gob.mx. A pesar de esto, la comunidad encuentra en el mercado informal una forma de subsistencia.
Mientras algunos desechan lo que ya no les sirve, otros lo convierten en una oportunidad para obtener ingresos. Aunque las ganancias son modestas, alcanzan para cubrir necesidades básicas como comida o renta.
“Si no vendo, no sólo todo esto se va a la basura, sino que me quedo sin nada”, dice María, una madre soltera que vende ropa usada en un tianguis: “Cada prenda que vendo es un paso más hacia el sustento diario”.
Para ella y muchos otros, el tianguis no es sólo un espacio de trabajo, sino también un lugar donde la comunidad se apoya en tiempos difíciles.
La economía informal en Chimalhuacán enfrenta retos constantes. Operativos realizados por las autoridades locales para regular el comercio en la vía pública ponen en riesgo esta fuente de ingresos.
“No pedimos mucho, solo un lugar para trabajar y llevar el pan a casa”, expresa Miguel, mientras organiza su puesto de chácharas, esperando que el día sea favorable para su familia.
Los tianguis de Chimalhuacán son un reflejo de la lucha diaria de miles de mexicanos, quienes, a pesar de la adversidad, encuentran en estos espacios una oportunidad para sobrevivir y mantener la esperanza de un futuro mejor.
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