La clase política dominante hace uso del discurso para tergiversar la realidad. Muchos políticos pagan clases para aprender a “hablar bien ante la gente”, acceden a un sinfín de libros de expertos en la oratoria, hasta al grado de contratar a conferencistas para que les enseñen cómo hay que pararse y saludar en los escenarios y qué palabras y frases célebres se deben emplear además de cómo hay que vestir, estos son requisitos fundamentales para captar la atención del pueblo trabajador, de los votantes, porque para los políticos tradicionales, el buen discurso, en la política, es un negocio, por eso se convierten en expertos oradores y más en tiempos de elecciones para que al hablar de “democracia, derechos humanos, igualdad, progreso y bienestar social”, manipulen las conciencias, las esperanzas de los humildes.
Tan es así, que, en tiempos de campañas políticas, muchos candidatos del partido que sea, prometen muchas obras de infraestructura, servicios básicos, mayores empleos con salarios justos, de que ahora sí a los pobres les va a ir bien, en fin, es enorme la promesa de buenas acciones para ganarse, a la mala, la simpatía y pedir el voto de la ciudadanía. Además, estos charlatanes de la política se vanaglorian que son de principios éticos, que empezaron desde abajo, que son hombres y mujeres de la cultura del trabajo y esfuerzo constante y fieles discípulos de la política de a deberás, cuando en los hechos, no son más que unos patéticos lobos vestidos de ovejas, una cúpula de mentirosos y demagogos que con sus palabras manipulan sin recato, las necesidades y sensibilidad de la gente, pues estos prometen las perlas de la virgen y que el cambio solo podrá ser posible si en las urnas lo favorecen para ocupar el cargo de presidente municipal o algún otro puesto público.
Después, el político ya investido de poder, no regresa a las colonias y comunidades apartadas, se olvida por completo de los compromisos o en su caso hay quienes pellizcan al erario, como ejemplo, lo que cotidianamente sucede en el país, lo ocurrido con gobernantes de Quintana Roo, Veracruz, Tamaulipas, Nayarit, entre otros, así como los protegidos de la “4T”, que a diestra y siniestra hacen de las suyas sin que ninguna autoridad competente haga justicia, otros se dedican a la verborrea política, usan los distintos escenarios de poder para acaparar las cámaras como suele pasar con los legisladores y gobernadores, no dan los resultados ofrecidos pero la refinada clase política, de buenos rollos mareadores, dice una serie de mentiras para quedar bien o desaparecen del escenario público y no se vuelve a saber nada de ellos hasta en las siguientes campañas electorales.
A estos problemas nos enfrentamos los mexicanos, el presidente Andrés Manuel López Obrador y la “Cuarta Transformación” ejercen una retórica y una simulación por excelencia en sus conferencias mañaneras y en la misma sintonía lo hacen alcaldes, gobernantes y legisladores del partido en el poder, no es casual que en los medios locales y nacionales se difundan las mentiras más célebres como esa de que “no puede haber gobierno rico con pueblo pobre” o “por el bien de todos, primero los pobres”, cuando en los hechos muchos de los gobernantes mienten como respiran y se enriquecen al amparo del poder, ¡nada más falso que una moneda niquelada de dos pesos!
Los políticos también usan la oratoria para ocultar los desatinos del sistema, los fracasos de los gobiernos, como ejemplo, la “Cuarta Transformación”. La tarea de los poderosos que controlan el mundo y por supuesto, a México, es engañar a la gente, por ello utilizan de esta manera la palabra, pues, ya que están en la cúspide del poder, lo que necesitan es conservar la posición a la que ha llegado y es por eso que a los grandes capitales no les conviene que las personas entiendan la realidad.
Sin duda alguna, urge que el pueblo sepulte esa oratoria manipuladora, hinchada y redundante de los políticos petulantes, que dicen mucho y no hacen nada, muchas promesas que se lleva el viento, en fin, mucho discurso para tan poca realidad. Ya basta de ridiculeces, de que “yo soy el cambio”, de que “soy hombre de palabra y compromiso”, los mexicanos necesitamos candidatos cercanos al pueblo, comprometidos con las mayorías, emprendedores y valientes que defiendan a capa y espada los intereses de los menesterosos.
Debemos exigir que los políticos nos hablen de manera inteligente, clara y precisa de nuestros problemas y carencias reales, inmediatas y mediatas, de las verdaderas causas de tales problemas y, de manera absolutamente puntual, concreta, qué tipo de políticas se propone llevar a cabo para resolverlos. “Debemos aprender a medir el calibre intelectual, la cultura universal, el desinterés, la honestidad, la sinceridad, la laboriosidad y la definición ideológica de cada político, para no ser engañados”, escribió el líder nacional de Antorcha, el Ing. Aquiles Córdova Morán, en un texto titulado “Debemos exigir a los políticos un discurso informado y comprometido”, que fue publicado en buzos.com.mx.
Vivimos una realidad que en las últimas décadas se ha caracterizado por la saturación de discursos y la imposición de la ideología capitalista dominante, los cuales se difunden de distintas formas, pero principalmente a través de los medios de comunicación de masas, mismos que se han desarrollado exponencialmente con los avances tecnológicos, y que en su última etapa se focalizan en las redes sociales, con sus efectos de enajenación y debilitamiento racional de las mentes, principalmente de los más jóvenes; eso con la finalidad de someterlos, manipular y condicionar sus conciencias, ese es el verdadero carácter del control y dominio sobre las masas.
La clase trabajadora está en condiciones de indefensión, por eso, y más la juventud, se tienen que convertir en los tribunos y pedagogos populares, que dominen el uso de la palabra y el arte de la oratoria, para que puedan explicarle al pueblo qué es lo que está sucediendo en México y en el mundo, como verdaderos hijos del pueblo, están en deuda, y tienen que contribuir y despertar el pensamiento crítico del ser humano, con la finalidad de que seamos más humanistas, para que los obreros, campesinos y todos los sectores sociales de nuestro país luchen y accedan a mejores oportunidades de vida. La juventud tiene mucho que demostrar y ayudar para reivindicar el verdadero papel de la oratoria.
No quiero concluir sin antes invitar a los quintanarroenses para que asistan y se inscriban al concurso estatal de oratoria que se realizará el próximo 25 de noviembre en el auditorio del albergue estudiantil “Felipe Carrillo Puerto” de Chetumal, la convocatoria ya está publicada en la página oficial de Facebook del Movimiento Antorchista de Quintana Roo. Recalco que no existe ninguna otra organización que haga lo que hace Antorcha, el movimiento nacional siempre se ha preocupado por educar al pueblo trabajador y eso, no lo hace cualquiera, ni el mismo gobierno. Por eso la importancia de la oratoria en Antorcha.
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