La inflación en este año no ha dado tregua en nuestro país, y según las previsiones de analistas serios ni lo hará, es una pesadilla que nos va a perseguir durante mucho tiempo. 

En los últimos ocho meses la inflación ha superado el 7%. Incluso tuvimos la tasa más alta de los últimos 21 años cuando esta llegó a 7.99% en junio pasado. Creíamos que de aquí no pasaría, pero fue superada en la primera quincena de julio cuando registró un nuevo récord al pasar de 7.99 a 8.16%.

Los precios de las frutas y verduras fueron los que registraron la escalada de precios más pronunciada con un 17.3%, seguido de los productos agropecuarios con 16.76% y finalmente los alimentos pecuarios tuvieron un ascenso del 16.33%; los energéticos tuvieron un aumento del 4.78 %. La papa es el alimento de mayor aumento con un alza del 6.82%, le sigue el huevo con 6.28%; la naranja con 6% y la cebolla con un 5.93%. (El País, 22 de julio de 2022).

A las familias mexicanas no les ha quedado de otra más de que tomar medidas urgentes y extremas para paliar un poco los estragos que viene causando la inflación desmedida que ha provocado un aumento de precios de los artículos de la canasta básica, como apretarse el cinturón y reducir al mínimo el consumo de los productos básicos o incluso lanzar a los menores a buscar un empleo que ayude en algo con los gastos del hogar, a pesar de que esto afecte al joven que muchas veces tiene que dejar sus estudios para incorporarse al mundo laboral, truncando tristemente su futuro.

Esta situación por demás lamentable está obligando a muchos mexicanos a migrar hacia Estados Unidos en busca de una vida mejor, pues aquí en México, a pesar de toda las promesas que hiciera la 4T con López Obrador a la cabeza de que las cosas cambiarían para los más pobres, esto ya quedó claro que solo fue una treta para ganar votos y así escalar a la silla del poder y ya todos sabemos las barbaridades que desde ella está cometiendo. 

López Obrador está evidentemente rebasado por una realidad económica que se resiste a reconocer, pero lo acepte o no, debe asumir el fracaso del denominado Paquete Contra la Inflación y la Carestía (PACIC) que, en medio de los aplausos, entró en vigor en mayo del presente año, siendo en realidad solo una lista de buenas intenciones que no atacan las causas internas del fenómeno.

Ante esta lamentable situación debemos preguntarnos: ¿qué está haciendo el gobierno de López Obrador ante este delicado momento en que la economía golpea y vuelve más triste la vida de los trabajadores y a sus familias?, y la respuesta es muy clara. Nada, no está haciendo nada, solo negar los datos que todos los días le golpean el rostro y lo exhiben como un mentiroso que no quiere mostrar la realidad. Él está más preocupado en que avancen sus obras capricho. A estas sí les está invirtiendo todos los recursos del presupuesto nacional.

Y así transcurre la vida de López Obrador, negando los datos de aumento de pobreza, diciendo que las cosas van muy bien y ver un México lleno de mexicanos muy felices, incapaces de ver su realidad. Su verdadera preocupación está en seguir haciendo gastadero inútil de recursos del presupuesto federal, acción por cierto fuera de toda legalidad, para seguir comprando conciencias y así sumar votos para perpetuar en el poder a su 4T, a pesar de que está dejando caer al país en todos los terrenos, pues no hay obra social de impacto, le ha restado recursos a la salud y desapareció el Seguro Popular, y el nivel de vida con la inflación en subida libre, y la producción de bienes a la baja están hundiendo a los mexicanos.

La respuesta a tantas calamidades hoy, igual que en el pasado, está en la organización y lucha consciente del pueblo pobre y explotado, dirigido por líderes nacidos de su propia entraña, que sientan y les duela verdaderamente el dolor de las mayorías de la población. México requiere urgentemente un cambio de modelo económico que no esté destinado solo a las clases económicamente poderosas, un modelo económico que impulse la energía de los trabajadores para sacar a nuestro grande país hacia la ruta del progreso social para todos. 

Urge que todos los mexicanos se decidan a luchar por una patria más justa como lo viene haciendo el Movimiento Antorchista Nacional, del cual yo formo parte, que viene construyendo, desde su fundación hace 48 años, la vanguardia del pueblo organizado. Actualmente sumamos más de dos millones de mexicanos honestos y luchadores y dispuestos a sacar adelante a nuestro país.