A medida que avanza las campañas electorales en todo el país, cada vez se ve más claras las razones subyacentes a la política seguida por López Obrador ante la violencia y el terror que se ha desatado en el país sobre los participantes en los procesos electorales.
El panorama es bastante preocupante. Desde el pasado 4 de marzo, cuando el Gobierno federal anunció una estrategia para proteger a los aspirantes durante el actual proceso electoral, han sido asesinados 12 candidatos. Para fines de abril la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC) registró 234 amenazas o agresiones contra candidatos y aspirantes a uno de los más de 21 mil cargos de elección popular, que se renovarán en México el próximo 6 de junio. Esto representa, en promedio, que cada día se cometen cuatro actos violentos contra políticos. El segmento donde se concentra la mayoría de las agresiones, el 82%, son candidatos que compiten en el ámbito local: ayuntamientos, alcaldías y Congresos locales. Pero la violencia política se recrudeció desde el año pasado, pues de septiembre 2020 a febrero 2021 se registraron 73 delitos relacionados con acontecimientos políticos, que incluyeron el asesinato de 64 personas.
¿Qué ha hecho López Obrador para garantizar la libre participación política de los mexicanos, en una actividad tan decisiva como las elecciones? Aparte de anunciar que ya tiene una estrategia para proteger a los aspirantes, de llevar una contabilidad detallada de las nuevas muertes, agresiones y amenazas, de iniciar 92 carpetas de investigación… nada más. Sí leyó usted bien, no ha hecho nada más.
Únicamente ha dado protección a poco más de 65 candidatos, una cantidad insignificante cuando hay contendientes para 21 mil cargos. ¿Y para desalentar nuevas agresiones y homicidios? La parálisis completa del aparato encargado de garantizar la seguridad ciudadana. No hay información de investigaciones que estén aportando algún avance. No hay detenidos, no hay sentenciados por los asesinatos, ni por los heridos, ni los despojados de vehículos y otros bienes. Pero esta inacción no es por simple descuido o negligencia. Apuntan los estudiosos del asunto que obedece a un plan perfectamente orquestado para garantizar la permanencia de Morena en el poder.
La impunidad que esta política de la 4T garantiza a los asesinos y golpeadores, tiene serias repercusiones a nivel de los liderazgos locales. Indudablemente, quienes aspiran a participar por primera vez, impulsando una candidatura desde la base, se sienten en completo desamparo, entienden que se adentran en terrenos peligrosos y, atemorizados, muchos desisten de encabezar nuevas propuestas. El resultado es fácilmente predecible, los candidatos que se postulan deben obediencia a los grupos de politiqueros que siempre han mangoneado la situación. La “mafia del poder” queda inamovible.
La otra consecuencia de la inacción premeditada por López Obrador ante la ola de terror y violencia electorales, tiene que ver con el voto popular, está claro que el propósito de su gobierno es desalentarlo. De por sí son pobres los incentivos para que la gente salga de sus hogares el 6 de junio para votar. Aparte de que son pocas las postulaciones de candidatos con verdaderos méritos, con auténtico trabajo entre las bases, por la causa que arriba mencionamos, se tienen que arrostrar los peligros de contagio del coronavirus.
A López Obrador y a Morena les conviene inhibir el voto popular, porque saben perfectamente que muchos serán votos de castigo por su mal gobierno, entonces están haciendo todo lo que está en sus manos para que la gente no salga a votar, y las elecciones las ganen con su voto duro y las adhesiones que consigan comprando conciencias.
Finalmente también debemos preguntarnos hasta dónde la política de “abrazos no balazos” frente a los narcotraficantes que se han ido apropiando de más de la tercera parte del territorio nacional, está calculada para que coincida con el objetivo de inhibir el voto masivo. Es algo que dejamos para la reflexión. Ahí está el caso de una candidata a diputada local, en Ciudad Juárez, a quien los narcos amenazaron de muerte con un cadáver falso a las puertas de su hogar, para obligarla a que abandone su candidatura.
Necesitamos derrotar todas estas maniobras de López Obrador. Difundamos sus nefastas intenciones y cerrémosle el paso. Expliquemos al pueblo la necesidad de salir a votar el 6 de junio. Ni un voto para Morena.
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