Con la revocación de mandato, que es una revocación a modo promovida por la 4T y al gusto del presidente, se está echando a andar la maquinaria para obtener 6 años más en el gobierno, para López Obrador o a través de un tercero.
¿Qué está haciendo para ello? Evidente empoderamiento nunca antes visto del Ejército y los cuerpos policiacos. Operación entre programas sociales monetarios y beneficiarios con un contingente de 20,000 servidores de la nación que todo le atribuyen a López Obrador sintiéndose ya con derecho a amenazar y coaccionar para que vayan a las urnas y voten para “que siga el presidente”. Con el pretexto de las obras emblemáticas y el “rescate” de PEMEX y la CFE se han enriquecido sus allegados, aunque para el país signifique pérdidas millonarias en las dos paraestatales emblemáticas por 319,800 millones de pesos, es decir, “implica pérdidas por hora ¡de 36.5 millones de pesos! (…) provenientes principalmente de nuestros impuestos” y (…) “el despilfarro queda en la impunidad” (Federico Rubli Kaiser, El Economista, 15 marzo 2022). Deja de lado la lucha anticorrupción que solo resultó ser una patraña pues carece de toda autoridad moral después de las “casas grises” en Houston y los escándalos de corrupción de sus familiares y sus secuaces. Tiene maniatados a los partidos políticos, al Instituto Nacional Electoral (INE) y a la prensa crítica e independiente, a la cual amenaza, persigue y ridiculiza.
El presidente no escucha ni a su gabinete, lo que ha provocado las renuncias escandalosas de Carlos Urzúa y Arturo Herrera, ex secretarios de hacienda; Alfonso Romo, ex jefe de oficina; Julio Scherer Ibarra, ex consejero jurídico; Jaime Cárdenas, ex director Indep; Santiago Nieto, ex director UIF; Javier Jiménez Espriú, ex SCT, etcétera, “…todos sus colaboradores saben que “al presidente no se le puede decir que no” y todos se atienen sin chistar a esa vieja máxima priista, hoy más vigente que nunca…” (Salvador García Soto, El Universal, 24 marzo 2022). El presidente está pensando en reelegirse o en un Maximato a través de otra persona, valiéndose del poder mismo, por eso estrangula al INE y pretende auto-ratificarse sin que nadie haya exigido su revocación, mediante la farsa de consulta que ni el propio INE podrá controlar ni verificar, ni tendrá el contrapeso de ningún partido, por tanto, nadie debe acudir a la consulta a modo para auto-glorificarse, convocada con firmas cuya autenticidad no ha sido demostrada y que solo serviría para arremeter con nuevo pretexto contra quienes López Obrador considera sus enemigos.
López Obrador no ve, no oye, no dialoga y aún antes de la consulta ya anunció en la mañanera del 23 de marzo que “esto va a seguir y se va a intensificar, y como dicen en mi tierra, lo mejor es lo peor que se va a poner ¡ja ja ja ja ja!”, obvio que no para él, sino que se va a poner peor para las masas empobrecidas, de las cuales se está carcajeando. Mientras el país se le cae en pedazos porque no apoya la inversión y provoca la quiebra del 75% de las pequeñas empresas engrosando las filas de los desempleados, aumenta la carestía, ya son más de 500,000 fallecidos según datos extraoficiales por el mal manejo de la pandemia (o sea, uno de los genocidios más grandes en el mundo) y los más de 100,000 muertos por la violencia criminal y su política fallida de “abrazos y no balazos”.
Estas son las consecuencias de no elegir un gobierno verdaderamente identificado con la causa de los pobres y de permitir que nos manipulen la televisión y los medios.
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